Sabéis un día en el que te encuentras con una persona que parece ser un diamante, pero está escondido entre las piedras y la gente no lo ve. Simplemente pasan por encima como si no fuera nada. Eso es precisamente lo que vimos en Fran Muñoz, nuestro siguiente entrevistado. Un diamante escondido entre una tierra repleta de autores. Sin embargo, hay algo en él que brilla.
Puede parecer un hombre raro, descarado o, incluso, polémico y escandaloso, pero la realidad no es lo que aparenta. Nosotros intentamos captar escritores diferentes que nos enseñen, de los que podamos aprender todo lo posible y en ultima instancia, y siempre que ellos quieran, tener un nuevo amigo. Así que, a Fran desde que lo vimos en Instagram supimos que teníamos que entrevistarlo. Es ese escritor que ama las letras y los libros, hace y dice lo que quiere, y eso no le resta profesionalidad.
Podríamos alargar esta introducción y contaros cosas sobre él, pero nada sería comparable con escucharlo vosotros mismos. Por eso, os animamos a oír esta fantástica entrevista y que saquemos de la tierra a este gran autor que tiene luz propia.
Muchas gracias, Fran, por enseñarnos tanto y por ofreceros una entrevista tan mágica. Te esperamos pronto de nuevo 😉
Obras:
– Poesía:
- Injertos (2021)
- NO (2021)
–Libros de terror:
- La ciudad de los infrahombres (2020)
- Juego de sueños (2020)
- Aquí hay monstruos (2020)
- Trozo de carne (2020)
- TERRORES, una antología de terror y error (Antología de relatos) (2020)
–Otros títulos:
- La Asesina (2020)
- El tesoro de la urraca (2020)
- El Zombi: una historia verídica (2020)
- Primer plano del fuego (2021)
- Frank Malone busca venganza (2021)
ENTREVISTA
P.- (N.D.) ¿Qué significa para ti ser escritor?
R.- Yo soy escritor prácticamente desde la adolescencia. Mi hermano también es escritor y él y yo hablábamos mucho de si somos escritores. ¿Somos escritores aunque no hayamos terminado de escribir algo? Está siempre esta eterna figura del escritor que no termina su novela, que lleva años diciendo que va a terminar su novela y nunca la termina. Efectivamente, es escritor; porque escribe. Hay quien dice incluso que no te hace falta escribir nada para ser escritor. Digamos que es un estado que casi te viene dado por la divinidad, por el cosmos o por una creencia natural tuya.
¿Y qué significa ser escritor para mí? Yo creo que para ser escritor tienes que ser un lector apasionado. Por lo menos en mi caso. Y tan apasionado que necesito escribir lo que me gustaría leer. Eso le pasa a mi colega Daniel Aragonés, que reflexiona también sobre estas cosas; él escribe lo que le gustaría leer. Yo también escribo lo que me gustaría leer a mí. Para mí, ser escritor significa poner en el mundo la literatura que yo creo que gente como yo necesita.
P.- (A.D.) ¿Tú llegas a la escritura o la escritura llega a ti?
R.- Ahí tenemos otra reflexión curiosa, porque yo creo que puedo fijar perfectamente el momento en que la escritura llega a mí. Cierto día de verano, mi hermano, que siempre está en mi historia, se llevó un libro de Borges, un compendio de historias de Borges y de poemas —nosotros le llamamos el libro amarillo, porque tiene la cubierta amarilla— se lo llevó a la playa. Se lo llevó porque sí. En ese momento no tenía un interés por Borges y no era nada para él, era un nombre como cualquier otro. Y vino de la playa con algunos cuentos del libro leídos, algunos poemas memorizados.
Así que se quedó absolutamente impresionado con el libro y vino contándome a mí lo que había leído. Cuando yo leí el libro amarillo de Borges —digamos que la escritura fue la que llegó a mí— me di cuenta de que yo quería hacer eso. Yo quería escribir cosas, pero no cosas cualquiera, sino para que alguien lo leyese y se quedase apabullado, diciendo: «pero, madre mía, en este párrafo cómo ha podido reflejar un universo en una frase. Esto es increíble». Así que la escritura llegó a mí a través del libro amarillo de Borges.
P.- (N.D.) ¿Y ya desde el principio sabías qué género era el que más te gustaba escribir o fue fluyendo?
R.- Hombre, el terror siempre me ha gustado. Yo era un monstruito, me gustaban las películas de miedo. Tenía un montón de botes con soluciones alcohólicas conservando pajaritos muertos, ratoncitos, ojos de cualquier bicho muerto que me encontraba. Yo siempre he tendido hacia el lado oscuro y hacia las cosas tenebrosas, al terror. Leía a Stephen King porque es la referencia más gigantesca que hay y siempre me ha interesado el terror y la fantasía. Aunque, realmente las novelas que he publicado son de muchos géneros distintos: tengo una comedia, ficciones, terror y poemas.
P.- (N.D.) Sí, precisamente nos hemos leído Primer Plano del Fuego.
R.- Ves precisamente Primer Plano del Fuego no tiene nada que ver con el terror.
P.- (N.D.) Ya, pero nos ha gustado muchísimo, la verdad. Ha estado muy bien.
R.- Yo mismo me comparo ese libro con una obra de teatro de Albert Camus o una novelita de las de Albert Camus, que realmente son incluso del mismo tamaño. Como es El extranjero, por ejemplo.
Veréis que no peco de humildad, me comparo con Camus (risas). Pero si no me comparase con Camus, sería aceptar que lo que estoy haciendo es mediocre. Y yo creo que lo que estoy haciendo se sale de la mediocridad y ya comienza a ser una cosa buena. Ahí precisamente, en Primer Plano del Fuego, creo que es una novela que me ha salido muy bien.
P.- (A.D.) Hablando con Alexis Falkas, estuvimos comentando que muchos escritores, sobre todo antes, eran artistas atormentados, ¿crees que eso es cierto?
R.- Sí. Claro que hay escritores que no son atormentados porque tenemos, por ejemplo, a Tagore. A mí no me apasiona, pero he leído varias novelas y ensayos suyos y no es un escritor sufridor ni atormentado, es todo lo contrario. Tiene una filosofía budista y racionalista y es un tipo simpático y alegre, no es para nada un sufridor. Pero sí que hay esa cosa del escritor atormentado.
Se considera casi un requisito, porque para ser un escritor atormentado tienes que tener una sensibilidad exacerbada. Entonces, en el mundo, sobretodo en el mundo occidental, lo normal con una sensibilidad exacerbada es ser un sufridor. Porque nosotros en occidente no tenemos esa mentalidad de: todas las cosas que suceden, suceden y son buenas y así deben suceder. Sino que nosotros tenemos la mentalidad de: esto es una puta mierda. Nosotros hemos inventado el existencialismo.
Aunque es verdad que yo tengo mucha relación con las culturas orientales y he pasado mucho tiempo sin escribir, sin hablar, meditando en la postura del loto. Es verdad que al final la conformación de mi mente tiende más a la parte occidental, no tiende a la parte oriental. Así que, yo soy, y en mis poemas se ve, soy un escritor atormentado. Otras veces soy un escritor súper cachondo y me burlo de todo, pero sí que tengo esa parte de escritor atormentado.
P.- (N.D.) Sí, se nota un poco, como decías, en tus escritos esa parte más atormentada. Pero, bueno, que le pasa a muchos escritores y yo creo que es un punto a favor.
Antes has hablado de Stephen King. Hemos cotilleado un poco antes de la entrevista tus publicaciones de Instagram y hemos visto, que no sé si es verdad, que llevas un tatuaje que tiene algo que ver con Stephen King.
R.- Sí, tengo más de uno. Tengo el número 19 y una K en un círculo, con una A mezclada, que son el símbolo del ka-tet, que es un tipo de relación que se da entre las personas en el universo de la Torre Oscura. Ese tatuaje lo tenemos mi hermana y yo. Mi hermana también es muy fanática de Stephen King, y yo, como antes me comparaba con Camus sin tapujos, sin tapujos también soy un experto en Stephen King. Pero, increíble, de los mejores que hay en el mundo. Sí, yo a Stephen King lo conozco de pe a pa.
Y el 19 K lo llevo tatuado porque mi hermana y yo tenemos una relación como la que se describe con esa cosa del ka-tet. Y el 19 es un número muy importante en la obra de Stephen King. Desde los años noventa lleva metiendo el 19 en muchas obras y en muchos sitios, y no ha sido hasta principios del dos mil cuando empezó a explicar a qué venía el 19. Entonces, mi hermana y yo cuando nos queremos decir algo simplemente decimos diecinueve o lo escribimos.
Y también tengo por ahí un: fornit some fornus, en la muñeca; que viene de un cuento de un escritor atormentado de Stephen King, que se encuentra a unos seres pequeñitos que se llaman Fornits.
Igual tengo algún otro tatuaje sobre Stephen King y no me acuerdo, porque tengo muchos (risas).
P.- (N.D.) Qué guay. La verdad es que es una maravilla Stephen King. A nosotros también nos gusta mucho, no somos expertos, pero sí que nos gusta.
R.- Hombre, experto es el que tiene experiencia. Y yo tengo una gran experiencia en Stephen King. Todos los libros de Stephen King el que menos lo he leído ha sido dos veces y por puro gusto. Normalmente con Stephen King me leo su novela cuando sale en dos días, luego la vuelto a leer. Y luego la vuelvo a leer otra vez al año siguiente. Pero porque me gusta.
Ser un experto, en verdad, no es una cosa difícil. Porque si lo haces, lo haces con gusto. Y más con Stephen King que te mete tan bien en sus universos.
P.- (A.D.) Pues sí, y la facilidad que tiene para crearlos.
R.- Exactamente. Y para meter a un montón de gente en su universo. Yo siempre comparo a Stephen King con Dickens. Lo que hacía Dickens en su tiempo, porque era una burrada la de gente que lo leía. Lo que pasa hoy día con las series, el lunes todo el mundo habla de la serie que vio el fin de semana, eso pasaba antes con Dickens, con lo que había publicado el domingo en el periódico. Pues Stephen King es el Dickens de nuestros tiempos. Lo que pasa que en nuestros tiempos están las series también y no se lee tanto. Aún así, sigue siendo Stephen King el Dickens de nuestro tiempo. Independientemente de que sea terror o no.
P.- (A.D.) Hemos visto que has escrito bastante en estos últimos meses y nos gustaría saber cuánto tiempo le dedicas a escribir.
R.- Hay veces que paso tres o cuatro días sin escribir en absoluto. Y esa novela, Primer Plano del Fuego, por ejemplo, la escribí en diez o doce días. Fue como un prurito que me entró.
Antes de escribir esa, escribí el western. Porque empecé el primer día del año con un libro de varios cuentos del oeste. En uno de ellos también estaba mi amigo Daniel Aragonés, tenía un cuento en ese compendio, creo que se llama Revolver. Y hablando con otra amiga escritora, con Yolanda Martín, le dije: «estoy leyendo este libro y me han entrado ganas de escribir un western». Fue decírselo a ella, ponerme y en diez o doce días, como un obseso en el sillón sin hacer otra cosa, sentado, aunque doliéndome la espalda, pero me daba igual, escribí la novela del tirón.
Y después de escribir esa, seguía con esa cosa que me tenía que sacar, no sé por qué, y escribí Primer Plano del Fuego en otros diez o doce días. Además fue terminar de escribirlo, darle una pasada, leerlo de golpe y publicarlo. Como en Amazon puedes publicar cuando te dé la gana. Yo lo cogí y lo publiqué rápido así los dos. Por eso, últimamente bromean conmigo porque saco libros cada mes. Es verdad que he sacado dos o tres libros tres meses seguidos (risas).
Si tuviese tiempo de verdad sí que escribiría mucho más. Y otras veces escribo a lo mejor cada dos o tres días algo, unas dos mil o tres mil palabras. También todas las semanas escribo artículos, sino es Dentro del Monolito en algún otro sitio. En Espía Demonios también escribo. Todos los sábados publico un poema en el blog de Yolanda Martín. Así que, sí que escribo bastante. La verdad es que no sé de dónde saco el tiempo. Muchas veces me siento dos horas antes de dormir y le robo esa hora al sueño, a pesar de que me levante a las cinco de la mañana, se las robo igualmente y escribo. Escribo cuando puedo y poemas escribo todos los días. No publico la mitad de los poemas que escribo, en verdad.
P.- (N.D.) Bueno, pues ya tienes un montón ahí para sacar otro libro de poesía.
R.- La verdad es que como muchos los escribo en papel los dejo tirados por ahí o me los dejo en los bolsillos y lavo el pantalón y los rompo. Pero, vamos, tampoco importa mucho.
P.- (N.D.) ¿Qué fuentes son las que más te inspiran?
R.- Realmente yo tengo facilidad para inspirarme con cualquier cosa y la gente con la poesía me lo dice. Me dice que cómo puedo sacar poesía de apretar un tornillo con una máquina atornilladora. Pues sí, claro. La poesía es un lenguaje, entonces, igual que yo puedo expresar en inglés cualquier cosa que vea, si conozco la palabra y la expresión, lo puedo expresar en otro idioma. A mí se me da bien expresarme en lenguaje poético, así que puedo decir cualquier cosa en lenguaje poético. Especialmente me gusta hacer sonetos, porque la conformación específica del soneto, del número de sílabas y la rima exacta que debe tener, me parece una cosa muy misteriosa. Así que, es una puerta a otro universo. Por eso trabajo mucho el soneto. De vez en cuando estoy escribiendo un soneto y yo mismo me maravillo de cómo me llevan las palabras unas a otras.
P.- (A.D.) Podría rozar casi la perfección el soneto, ¿no?
R.- Sí, una de las cosas que tiene el soneto y que, de hecho, los que se dedican a reflexionar sobre estas cosas, o sea los frikis de estos tiempos o los sesudos estudiosos de antaño, siempre coinciden en eso: en la cualidad de perfección que tiene el soneto. A mí me encantaría tener esa cualidad de perfección que tiene Unamuno en sus sonetos, Borges en sus sonetos o Garcilaso de la Vega. Garcilaso de la vega personalmente, hablando de sonetos, para mí es lo máximo, una cosa increíble.
De hecho, en mi libro de poemas tengo puesto algo así como: si alguna vez visito alguna tumba, va a ser la de Garcilaso, no tengo por qué visitar a nadie más.
P.- (N.D.) Injertos, ¿no?
R.- Sí, mi poemario Injertos, que publicó Open City.
P.- (A.D.) ¿Cómo haces el proceso de publicación? A parte de escribir la historia y decir «lo lanzo», ¿cómo es el proceso?
R.- La verdad es que yo soy… Mi mujer siempre me dice que soy un cutre (risas). Soy algo cutre y además lo digo con orgullo porque el ser cutre y hacer cosas cutres, por ejemplo, tener latas de cervezas abolladas en el suelo del coche, es lo que hacemos los cutres. Y lo hacemos, qué queréis que os digamos (risas). También tengo otro amigo escritor, Carlos Ruiz Santiago, que es cutre como yo. Él se autodenomina cutre.
Yo empecé publicando el primer libro en Amazon y me salió una bazofia, sin márgenes, mal recortado. Porque lo hice como me salió a la primera. Pero lo que hago simplemente es meter el texto en los pasos para tontos que tiene Amazon y ya está, ver que está bien cuadrado y respeta la sangría y los márgenes. Ahora sí, ya he aprendido después de ocho novelas a fijarme en eso (risas).
Y nada, es que en Amazon es muy fácil, coger el texto, meterlo, cuadrarlo, meterle una portada, como si le quieres meter una portada negra y las letras blancas y fin, y publicarlo. Al fin y al cabo, yo creo que lo importante del libro, aparte de las florituras que tú le quieras hacer o ponerle un marcapáginas súper bonito con un hilo de oro, lo importante es el texto. Por eso, simplemente lo meto ahí y ya está. Si ves un libro mío en físico no tiene nada especial. El objeto libro no es una cosa maravillosa, es el objeto interior lo que importa.
Igual si yo aprendiese a hacerle cosas bonitas y arabesco a las esquinas de las páginas se lo haría, o igual no porque soy un cutre (risas). Soy un cutre en las formas, pero en la forma del texto no. Yo creo que soy bastante perfeccionista. De hecho, de vez en cuando, me felicitan porque no hay erratas en mi libro. Porque ya se asume que en los libros tiene que haber erratas. Es lo normal que no haya.
P.- (N.D.) Sí, a veces se da poco valor al contenido y más a la portada que sea preciosa, ¿no? Muchas veces la gente compra por eso, ciertamente. Y no se fija en lo que hay dentro. También es una pena.
R.- Sí, de esto ya hablaba René Guénon en El reino de la cantidad. Y es que nosotros vivimos en el mundo de la inmediatez, de que las cosas sean súper lo que sea o top (ahora dicen top). Y da igual lo que haya dentro. Vivimos en el mundo en el que hay que ser guapo y tener una forma física estipulada y ya está, da igual lo que lleves dentro, si estás podrido o no.
Eso pasa bastante con los libros, la verdad. He visto algunos libros muy bonitos y que empiezan con frases pésimas. Yo es que miro un libro y leo la primera frase y si es horrible ya lo desprecio (risas). Soy muy dictatorial en esas cosas. Yo lo hago mucho en Kindle. Como salen muchos libros a 0,57 céntimos o a cero, directamente te lo dan gratis, pues yo cojo todos los libros que pillo así, pero el 90% de esos libros leo el primer párrafo y lo abandono. Suele pasar. De vez en cuando, he encontrado alguno que no, pero suele pasar.
P.- (A.D.) ¿Hay algún libro con el que digas no puedo? O sea la primera frase te entra en la historia, pero al final dices no puedo. ¿Hay algún libro que haya podido contigo?
R.- Sí, hay un libro… ¿cómo se llama…? Es un tipo muy famoso. Yo lo leí porque entre otras cosas —esto era antes de yo publicar, yo siempre he escrito y aunque mis libros, en realidad, los leía mi hermano y mi mujer, tal vez otra persona más— yo siempre he estado preocupado de qué se publica y se lee hoy. He tenido siempre ese interés, porque hasta hace un par de años yo no escribía artículos —yo siempre he sido un articulista, lo que pasa que era un diálogo interior y nadie lo escuchaba—.
El día que se perdió la cordura, no me acuerdo de cómo se llama el escritor.
P.- (N.D.) ¿De Javier Castillo puede ser?
R.- Ese, Javier Castillo. Pues esa novela, supuesta novela negra o policiaca.
P.- (N.D.) No la hemos leído…
R.- Pues, no la leas (risas).
La compré precisamente porque hablaban muy bien de ella en periódicos y se vendía mucho. Entonces, pues me interesa. Digo: «vamos a ver lo que la gente lee». Y la leí entera, porque quería ver si pasaba algo realmente en la novela que justificaba que se vendiese tanto y que se hablase tan bien de ella, y era una novela sin pies ni cabeza.
P.- (N.D.) A lo mejor en vista comercial.
R.- Ya, pero yo no le veía el comercial. Porque la trama estaba coja, los personajes también estaban cojos, había cosas inconexas. Me resultó increíble que tanta gente la leyese. Yo tengo una amiga que no solo leyó esa, sino que se ha leído las demás que ha publicado este hombre. Yo no lo entiendo.
P.- (N.D.) La verdad es que de los muy famosos, que sí que es verdad que lo seguimos en redes porque seguimos a muchos escritores, pero no hemos leído jamás un libro suyo. No podemos opinar en ese sentido, porque no hemos leído nunca nada.
R.- Algunas veces pensaba si el autor estaba tratando de escribir un sueño. Porque estaba tan mal hilado todo. Pero, no. Él pretendía que fuera una cosa realista. Entonces, no sé. Yo por intentar defenderlo, por hacer de abogado del diablo, pensé que había hecho un experimento kafkiano. Pero, no (risas).
Sí, ahora yo tengo que decir que en mi opinión… bla,bla,bla. Pero, era horrible (risas). Se puede decir que algo era horrible.
P.- (A.D y N.D.) Hombre, por supuesto.
R.- De hecho, yo escribiendo artículos Dentro del Monolito me he especializado en ser políticamente incorrecto. Es una de las cosas que le gustan a José Luis Pascual. Siempre que le mando un artículo me resalta alguna frase (risas), siempre son las políticamente incorrectas. Lo que pasa que a mí me leen cuatro gatos. Si fuesen cuatrocientos mil ya sería otra cosa, ya cambiaría el mundo (risas).
P.- (N.D.) Hace poco has publicado el poemario del que hablábamos antes, Injertos, en la editorial Open City, y los autopublicados en Amazon, ¿qué te ha gustado más la autopublicación o la editorial tradicional?
R.- Pues mira, también la Editorial Medina hace poco ha publicado Terrores, de Dentro del Monolito. Que en verdad es un trabajo de José Luis Pascual, él lo hizo y se lo ha cogido la editorial para publicarlo. Así que, tengo también la experiencia con la Editorial Medina que por ahora está bien.
Pero es que precisamente la experiencia con Open City parte de que yo he hecho amistad con Daniel Aragonés, que Open City es Daniel Aragonés. Así que publicar con Open City para mí ha sido maravilloso. Además, el proceso de yo mandarle los poemas e ir rebotándonos la información ha sido magnífico. Porque a día de hoy Daniel Aragonés es un hermano para mí, así que publicar con Open City es la hostia. De hecho, tengo otro libro ahí preparado con Open City, que ya lo sacaremos, de un libro de cuentos que llevan algunos cuentos salvajes. Y voy a publicar otro libro con Open City escrito junto con otros dos escritores, lo que pasa que eso todavía está ahí en secreto. Pero, bueno, puedo desvelar que algo va a pasar (risas).
Yo creo que este poemario que viene es mejor que Injertos. Para la gente que me haya leído, sino se lo compra va a ser un error. Y ya si además se compra un libro de Javier Castillo en vez de uno mío ahí hemos acabado (risas).
P.- (A.D.) ¿Cuáles son tus autores de referencia?
R.- La verdad es que tengo una larga lista de autores de referencia. Además en la vida vas leyendo libros y te encuentras con que has leído miles de libros y yo me puedo acordar, como antes, cuando en la adolescencia descubrimos a Borges. Pero hay un montón de autores que admiro y que me gustaría parecerme a ellos.
Cuando hablamos de los clásicos, yo me he preocupado de leer a los clásicos y hay autores magníficos. Alphonse Daudet, por ejemplo, me encanta. Lo antiguo, los griegos, Homero, Hesíodo, son cosas fantásticas. A Homero, ahora no tengo tiempo, pero antes lo leía todos los veranos. Al principio del verano y al final, siempre leía a Homero. Y autores de referencia en el terror los grandes maestros que nos gustan a todos: Stephen King, Clive Barker. Esos dos nombres gigantescos, pero hay muchos más. Lovecraft, también he escrito muchos artículos sobre Lovecraft y me encanta. También soy bastante experto en él. De hecho, tengo por ahí apuntado para escribir un ensayo sobre Lovecraft. Pero, la verdad, es que como hay tantos ensayos sobre Lovecraft ahora, pues es de las cosas que tengo más aparcadas; porque no creo que vaya a interesarle a nadie tampoco específicamente.
Y ya cuando me emborracho un poco empiezo a disertar yo solo. Ya veis que ahora no estoy borracho y no me callo (risas).
Tengo a muchos autores que me encantan. Españoles actuales tenemos a Emilio Hueso en el terror, que para mí es sobresaliente. Digo español, porque es español; pero si no fuera español lo sacaría igual.
Es que te puedo dar una lista absurda, como si fuera un libro de texto de todos los grandes autores de todos los tiempos. He leído mucho a Jung, aunque no estamos hablando de literatura, a veces Jung sí ha hecho literatura. El libro rojo, por ejemplo, es un libro de poesía medieval prácticamente. Y a Jung lo he leído mucho. He leído muchos textos budistas, mucho texto chino.
Las grandes escrituras de todos los tiempos que entroncan con la filosofía perenne o con la Aurea Catena Homeri, he procurado leer todos esos libros. El Mahabharata, todo. Todo lo que tenía que ver con la espiritualidad lo he procurado leer. Grandes libros de todos los tiempos: La Biblia, he leído las traducciones normaluchas de La Biblia en español, La Biblia Protestante, que he leído también varias versiones. El Corán, lo mismo. Hay muchas traducciones también, muchos sesgos. En mi novela Juego de sueños, el Corán tiene ahí una parte importante como libro mágico y que es capaz de abrir puertas mágicas a otro mundo.
En literatura cualquier autor clásico que me digas, te voy a decir que es un genio. El Conde de Montecristo, una novela fundacional. Me encanta. El doctor Jekyll y míster Hyde puede ser el libro que más veces he leído en la vida. Igual lo he leído treinta o cuarenta veces. Me parece una maravilla. Y eso que es la segunda versión que hizo, la primera la mujer de Stevenson le obligó a quemarla. El primer borrador que escribió de esa novela su mujer dijo que era horrible y que lo quemase por favor, y él como era un calzonazos lo quemó. Imagínate si hubiéramos leído esa primera.
Tenemos a Jack Ketchum que también es muy censurado y muy políticamente incorrecto. Y escribió obras salvajes y brutales. Igual si nos vamos a Milton, te puedes leer toda la vida leyendo a Milton y no leer nada más. Lo ves, puedo estar citándote autores eternamente. Albert Camus era a quien yo tenía en mente mientras escribía Primer Plano del Fuego. Porque Albert Camus a mí me ha influido mucho, lo leí en la adolescencia como a Nietzche. Cuando descubrí a Nietzche me cogí todos los libros de Nietzche, me encerré en un sitio y durante dos meses estuve leyendo toda su obra. Le di un par de vueltas. Y eso me cambió la vida, me convertí en una persona distinta. Aunque, bueno, yo me convierto en una persona distinta cada dos meses (risas).
P.- (N.D.) Esa novela, Primer Plano del Fuego, de la que hablabas, ¿es muy personal o me lo parece a mí?
R.- Sí, el 80% de lo que pasa ahí son episodios de mi vida cotidiana. La chica de la violación, por ejemplo, pasó prácticamente así. La escena del banco, además lo digo al final de la novela, hasta cierto momento es una escena que pasa así punto por punto. Y además que le pasa a mucha gente. Lo que hablábamos antes de no pertenecer a la noble casta de los que van todos iguales, con la misma camisa y el mismo peinado. O sea, lo que a veces llamamos ser un friki o ser un cutre también (risas). Son cosas que te pasan por… por ser distinto no, por tener un aspecto distinto puede ser. Distinto somos todos en verdad.
P.- (N.D.) Suponemos que no planificas tus novelas ni lo que vas a escribir, ¿eso es verdad?
R.- No, yo no. Aunque tengo publicado ocho novelas, he escrito muchas más y tengo novelas anteriores que directamente las he tirado a la basura o las he quemado. Porque esas sí que me parecían mediocres. Y yo simplemente me siento a escribir y escribo. Cuando al otro día me vuelvo a sentar a escribir me leo todo lo que llevaba escrito, así que yo al principio de escribir una novela voy corriendo. Cuando escribo las primeras veinte mil palabras es fácil coger y darle una lectura a todo. Pero cuando llevas muchas más, pues tardas.
Es que yo tengo que leerlo todo hasta el punto donde me he quedado y entonces empezar a escribir. Esa es la única manía que tengo yo. Excepto con la novela La asesina, que la escribí en dos épocas distintas y, además, la segunda parte la escribí sin tener a mano la primera. Después tuve que unificarlo todo y reescribirlo. Pero, sí, yo escribo a lo loco.
P.- (N.D.) Al leerlo todo antes de seguir escribiendo corregirás muy poco, ¿no?
R.- Sí, yo voy corrigiendo sobre la marcha. Y, de hecho, llega un momento que estoy escribiendo una novela y hay párrafos o páginas, a lo mejor grupos de dos mil o tres mil palabras, que me los he aprendido de memoria. Entonces, cuando te lo has aprendido de memoria, es normal que no necesite mucha más corrección cuando lo terminas. Porque le he dado tantas pasadas que es que me lo sé de memoria.
Y tiene gracia, porque estoy leyendo y me dio cuenta de que lo estoy recitando como si estuviera leyendo la poesía de Juan de la Cruz. Estoy leyendo, pero me la sé de memoria de tantas veces que la ha leído uno. Con las novelas me pasa. Luego, cierras la novela y te olvidas de ella, claro. Luego, a lo mejor, abro una novela mía y hasta que no me pongo a leer un rato ni me acuerdo de lo que está pasando ahí.
P.- (A.D.) ¿Qué le dirías a una persona que quiere ser escritor?
R.- Para empezar depende del contexto porque soy un tipo suspicaz, pero en general si quieres escribir escribe. Ahí sí que vamos a recurrir al viejo Buda: quieres escribir, escribe. Ahora, ¿quieres reconocimiento por parte de los demás o quieres escribir?. Quieres escribir porque lees mucho y tú también quieres ser escritor. Hay que buscar las razones, supongo. Lo vamos a decir en lenguaje caballeresco: si sus razones son nobles y su propósito es firme, pues ni siquiera tiene que trabajarlo, ya es escritor. Ahora ya solo tiene que escribir. Y, por supuesto, le tiene que dar exactamente igual si vende un libro o si alguien lo lee o no lo lee.
Yo he pasado muchos años escribiendo novelas y simplemente las imprimía en papel, les ponía un clip y las dejaba ahí. Esas novelas se me perdían o me olvidaba de ellas. Yo escribía porque quería escribir, ya está. Ni siquiera había tenido la idea de ponerme a mandárselas a editoriales. Porque una vez mandé una novela a una editorial y me dijeron que si podía eliminar ciertas partes ofensivas para la religión. Yo le respondí que me habían dicho la religión como si solo hubiese una y que no iba a cambiar nada, gracias por vuestra atención. Entonces, después de mi experiencia con esa editorial que dijo que yo había escrito cosas ofensivas para la religión, yo pensé: «el que ha escrito esto sin duda es estúpido». Porque esa frase no se puede decir a un desconocido.
Ya lo he dicho, es que yo soy mordaz y si alguien me dice eso de la religión, pues yo me fijo en lo que ha dicho. Me fijo palabra por palabra en lo que ha dicho. No le voy a decir a la cara eres idiota, sino le digo: «hay más religiones, has dicho para la religión». Pero, vamos, las religiones ya son contrarias entre ellas: lo que a una le ofende, a la otra no. Y esa era mi pequeña experiencia con las editoriales, así que no me interesaba mucho las editoriales.
Publiqué por publicar, porque vi que se podía hacer y de forma gratuita, metes el libro ahí y ya está. No tenía ninguna intención de que viniese una editorial ni de que me leyese mucha gente ni nada. Más que nada, había diez o doce personas con las que hablaba en Instagram que me dijeron: «qué curioso, pues me gustaría leer una novela tuya». Y digo, bueno, si son diez o doce y vendo diez o doce libros fíjate tú.
P.- (N.D.) Bueno, luego, por suerte, hay editoriales pequeñas como Open City que, oye, apuestan por escritores que lo merecen y con sus propios ideales y su propia voz. Y la libertad, que yo creo que la libertad es muy importante y las grandes editoriales no te dan mucha libertad en ese sentido.
R.- No. Es que yo me imagino publicando con una gran editorial y que venga un corrector y me diga: «en esta frase te falta un punto». Yo me imagino mi reacción y le diría, no llegaría a insultarle igual, pero le diría: «caballerete, a mí no me falta ningún punto». Puede que yo sea muy orgulloso, pero como yo tengo mis cosas tan trabajadas.
Y a mí, por ejemplo, me gusta la subordinación en la escritura. Me gusta subordinar eternamente. A mí me gustaba mucho José Saramago, porque algunas de sus novelas son un párrafo desarrollado hacia el infinito y a mí me gusta eso. Me gusta la escritura de Robert Walser que es un loco también, empieza a hilar cosas y te pierdes dentro de las palabras. Pero es que esa es la cosa. Yo no quiero escribir una novela super fácil de leer y super ligera, que se supone que es lo que vende y es lo que las editoriales quieren. Yo no quiero escribir eso, así que seguramente una gran editorial me intentaría castrar el texto y terminaríamos peleados.
P.- (N.D.) ¿Y hasta dónde te gustaría llegar en el mundo de la escritura?
R.- Pues hasta donde he llegado hoy, hablar con vosotros, me vale. Porque no tengo ningún plan. Me encanta cuando abro Amazon y me pone que he vendido un libro. Digamos que yo vendo un libro a la semana y es fantástico. No tengo tampoco expectativas ni de ganar dinero con la escritura.
Estoy escribiendo artículos Dentro del Monolito, soy un redactor y para mí eso es un cargo super enjundioso. Más que si fuera catedrático de la lengua. Y ahora soy redactor también de la web de Espía demonios. Soy redactor en dos sitios y además me gustan bastante su estilo y no pretendo llegar a ningún sitio. Me gusta llegar a un lector. O sea, que alguien lea un libro mío y que me diga que le ha gustado. Si me dice que no le ha gustado, es posible que también me guste que me lo diga. Pero nadie me lo ha dicho, no sé por qué.
P.- (N.D.) Bueno, eso quiere decir que son buenos o que no se atreven a decírtelo (risas). No, es broma (risas). La verdad es que a nosotros nos gusta mucho como escribes y yo creo que vas a tener un gran futuro.
R.- De todas formas, yo sí que tengo estas cosas: el futuro me da igual. El presente, estoy hablando con dos personas, que no os conocía hace un mes o hace dos meses, y estamos hablando de mi literatura. Y va haber otras personas que están escuchando con cierto grado de interés. Yo creo que eso es un gran éxito, porque no importa si te leen diez personas o si te leen diez mil millones de personas. Lo que importa es si lo que has escrito le ha llegado a esas personas una por una. Me da igual llegarle a diez personas o llegarle a diez mil millones de personas, la diferencia solo sería económica. Lo que yo quiero es que se me lea y se aprecie el escrito por lo que es. Simplemente.
P.- (A.D.) Exacto, eso es. Y desde aquí podemos decirte que vamos a seguir leyéndote y todo lo que saques nos lo vamos a leer. Porque es cierto que no te conocía desde antes y esta primera novela que hemos leído, a mí, por lo menos, me ha gustado, he visto talento detrás, trabajo y siempre hay esa mala conexión entre lector y escritor autopublicado. Y en este caso, es todo lo opuesto. Eres un escritor autopublicado, que escribes a mi juicio jodidamente bien y que tiene tramas que aunque parezcan superficiales, son más profundas. Por lo tanto, para mí hay talento y eres un escritor digno de lectura y de seguir leyendo. Cosa que animo a todas las personas que nos escuchen a que sigan leyendo a los autopublicados y sobre todo a ti, que estamos hablando contigo, por supuesto.
R.- Hombre, yo procuro que detrás de la aparente historia haya otra historia, que haya cosas más profundas. Y procuro que entre líneas, haya una escritura. Si el que lo lee consigo conectar con él y lee lo mismo que yo he tratado de escribir con tinta invisible eso se llama éxito comunicativo, en realidad. Y es fantástico, la verdad.
A eso me refería antes. Que alguien lea un libro mío y me diga que le ha gustado y además me saque temas del libro y que me pregunte por el libro, eso no tiene precio. Me da igual ganar dinero o no con los libros. Si quisiera ganar dinero supongo que habría terminado la Universidad y trabajaría en cualquier cosa con la que ganase mucho dinero. Pero el dinero nunca me ha interesado especialmente.
P.- (N.D.) Es maravilloso porque se nota que eres una persona que te encanta la literatura, te encanta leer, te encanta escribir y eso se muestra mucho en tu trabajo. Y es maravilloso.
R.- Me encanta. Y, además, me encanta escribir con más personas. Ahora, en los dos últimos años, he conocido a un montón de escritores y, de hecho, ahora mismo tengo proyectos empezados con cinco escritores. Así que, eso me encanta también. El que la literatura me permita relacionarme con otras personas interesadas propiamente en la literatura, no en cosas accesorias a ella, como los floripondios que decíamos antes que se le ponen al libro o cuánto dinero voy a ganar con ello. Porque, vamos, está claro que yo dinero no voy a ganar. Mi intereses son otros. Llegar a los lectores e incluso llegar a otros escritores y entre dos escritores llegar a un nuevo lector, eso también tiene que ser la hostia. O sea, comunicación. El éxito comunicativo que se va multiplicando exponencialmente.
P.- (A.D.) Pues, hablando de conocer a otros escritores, cuando empezamos con esto de las entrevistas también comenzamos una cadena en la que un escritor nos recomienda un libro propio para que nosotros le regalemos al siguiente entrevistado. Es una cadena que empezamos para que todos los escritores se conozcan unos a otros,
(N.D.) Claro, porque suelen ser autores independientes, autopublicados, gente que no se conoce tanto, pero que a, nuestro juicio, escriben bien y tienen buenas historias.
(A.D.) Entonces, te habrá tenido que llegar ese paquete sospechoso.
R.- Me ha llegado, aquí lo tengo.
P.- (N.D.) Ya lo puedes abrir. Ese es el libro de la escritora que entrevistamos y eligió ese libro.
R.- Candela, Sonia Cruz. Además, la portada ya es interesante.
P.- (N.D.) Es fantasía
R.- Me lo imagino, porque va un gato en una bañera con una rueda de timón (risas). Y hay un dragón por ahí.
Pues nada, esto se pone en mi lista de lectura inmediata y conoceremos a Sonia Cruz.
Y muchas gracias. Además, muchas gracias por crear esta cadena, porque yo antes he nombrado la Aurea Catena Homeri, que, no sé si lo sabes, es una cadena espiritual que se crea desde el primer maestro de todos hasta el último aprendiz de todos. Es una cadena de conocimiento, que va atravesando el tiempo y el espacio, y que va atravesando a los propios adeptos. Así que, me encanta.
P.- (N.D.) Nos vamos a quedar con lo que has dicho precisamente por una cosa y es que el primer libro que regalamos, que fue Alexis Falkas, nuestro primer escritor, fue de Stephen King. Así que, nos vamos a quedar con eso.
R.- Es que Stephen King es como el tío de todos nosotros, el viejo tío (risas).
P.- (A.D.) Pero, bueno, nos queda que nos digas qué libro de los tuyos quieres que regalemos al siguiente entrevistado y por qué.
R.- Vale, os voy a decir mi libro. Es un libro muy cortito, se llama: El tesoro de la urraca. Y yo creo que es mi mejor libro o por lo menos mi favorito. Simplemente por eso, porque si yo tuviese que elegir un libro como el mejor o el que más me gusta, elegiría este, El tesoro de la urraca. No hay nada autobiográfico porque me lo preguntan de vez en cuando, o prácticamente nada, porque siempre tiene que quedar algo autobiográfico. Al fin y al cabo la materia que manejo es la mía.
P.- (N.D.) Genial, pues eso será.
Pues, muchas gracias por todo y espero que te lo hayas pasado muy bien.
R.- Pues sí, la verdad es que me lo he pasado muy bien y ahora me voy a beber una cerveza a vuestra salud. Bueno o dos, porque sois dos (risas).
También quería decir que he escuchado relatos escritos por ti, Axel. Y es lo que te decía antes, voy a darle la vuelta a la entrevista, lo siento.
P.- ¿Has escrito cosas más largas tú?
R.- (A.D.) Sí, claro.
P.- ¿Has escrito novela también?
R.- (A.D.) Sí, he escrito una novela, Mortem.
P.-Es que no te tengo estudiado todavía. Pues entonces ya hablamos, porque yo quisiera leer también una novela tuya.
Y, Noe, no sé si tú tienes también algo publicado.
R.- (N.D.) Yo escribo relatos, y sobre todo los que he escrito los vamos a publicar ahora en una antología. Y estoy escribiendo una novela, lo que pasa que voy más despacio por el trabajo y eso, pero bueno ahí voy. Estoy en ello.
P.- Entonces, me gustará leeros a los dos, porque la cadena no puede tener ningún eslabón débil.
R.- (N.D.) Bueno, nosotros en esto somos solo intermediarios y nos gusta aportar eso a los entrevistados y que se lleven algo de nosotros también, aunque sea ese aporte.
P.- Sí, pero es lo que digo: en una cadena no hay intermediarios. Todos los eslabones son importantes. Vosotros formáis parte de la cadena.
R.- (N.D. y A.D.) Muchas gracias
P.- A vosotros.
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