«Cientos de agujeros convierten la pared de las galerías en una orgía de oscuridades latentes. De cada orificio, y de forma regular, emerge un gusano con una enorme boca en su apéndice externo.» Así comienza Wormhole, el último libro publicado por nuestro siguiente invitado. Como se puede apreciar, es un autor dedicado al terror, el realismo sucio, la ciencia ficción o lo bizarro, entre otros componentes como la sátira, que como bien dice él: nunca falta en sus textos.
Ha participado en muchas antologías, publicados poesía, relatos y novelas tanto en autopublicación como en editoriales tradicionales. Incluso en la conocida editorial Ediciones El Transbordador, donde publicó su novela Efialtes.
Y no solo apuesta por su carrera literaria sino que también lo hace con otros compañeros, algunos ya han pasado por aquí, como Franky, con su pequeña editorial Open City. Donde mantiene una relación muy especial con sus autores. Pero dejemos que sea el quién os lo cuente…
Hoy nos visita en Casa Drojan: Daniel Aragonés.
Libros de Daniel Aragonés Cuesta:
Novelas:
- Basura no compartida (Alfasur, 2012)
- Creosota: crónicas del pantano I (Alfasur, 2014)
- Óxido: crónicas del pantano II (Alfasur, 2015)
- Sórdido: crónicas del pantano III (Alfasur, 2015)
- Ausencia de conducta (Createspace, 2016)
- Fotograma subjetivo (Ápeiron, 2017)
- Relacionado con las crisálidas (Createspace, 2017)
- Efialtes (El Transbordador, 2018)
- Hedor II (Open City, 2019)
- Decadencia (Gradiente, 2019)
- Pavura (Open City, 2020)
- Wormhole (Gradiente, 2022)
Poemas:
- Pensamientos en espiral (2009)
- Trapos sucios (2010)
- Maleta de ironías (2011)
- Tres Ochos y Tres Ochos Versión Dissident (Alfasur, 2013).
- Lenguas de lava (Open City, 2017)
Antologías:
- Fanzine (Alfasur, 2013)
- Como matar a… (Universo, 2013)
- Globo Sonda (Alfasur, 2014)
- La otra realidad (Createspace, 2015)
- Antología del relato negro V: Matar a quienes manejan la economía (Ediciones Irreverentes, 2015)
- Historia de un revólver (Ronin literario, 2016)
- Crónicas salvajes de un encierro (Open City, 2020)
- No (Open City, 2021)
ENTREVISTA
P.- (N.D.) ¿Qué significa para ti ser escritor?
R.- Pues la verdad que para mí ser escritor significa un poco soltar lastre. Empecé con esto de una manera casi casual, de pre-adolescente y tal, con mis problemillas psicológicos, como todos los adolescentes. Siempre había escrito cosas un poco inconexas, bastante surrealista, porque, claro, uno de preadolescente, quitando algún genio por ahí, pues lo hace en plan soltar frases en un papel.
Mi psicóloga en aquel entonces me aconsejó que fuese escribiendo un poco cómo me sentía y desde entonces. Al principio un poco de forma automática y luego lo vas medio enseñando por ahí. Siempre hay alguna persona que le gusta. Y empecé a tomármelo más en serio y evidentemente a estudiar, claro, no queda otra. De la nada no se puede hacer las cosas.
P.- (A.D.) Qué curioso… Empezó como la escritura terapéutica y terminó ya arraigando bien dentro de ti.
R.- Sí, la verdad que sí. Al contrario a lo mejor que otros autores que ya a los 20 sacan una novela y es maravillosa. Yo fue a los 30 y pico cuando realmente dije: ¿y si me lanzo a esto? Pues lo intenté y aquí estoy ahora mismo.
«He estudiado bastante como para sentirme cómodo cuando escribo»
Daniel Aragonés
P.- (N.D.) ¿Has dicho que te formarte después? ¿Qué hiciste cursos?
R.- Yo por cuestiones familiares estudié cosas técnicas. Siempre me habían apasionado las letras: la historia, la literatura y tal. Porque, claro, esto te viene porque lees evidentemente. Y, entonces, cuando ya decidí tomármelo en serio, pues te das cuenta que te faltan herramientas, ¿no? Entonces, bueno, aparte de cursos, pues por suerte la familia tenía una profesora de lengua, otra profesora de literatura y un poco estuve estudiando con ellas. Básicamente estudié con ellas. Estudios reglados como tal de literatura no tengo, pero he estudiado bastante como para sentirme bastante cómodo cuando escribo.
P.- (N.D.) Qué bien, un poco autodidacta. A la antigua usanza de tener una biblioteca., aprender de los mayores.
R.- Sí, sí, la verdad que sí. Fue todo un poco así. Ya lo de la carrera, hombre, soy mayor ya (risas).
P.- (A.D.) Nunca se es mayor para estudiar algo ni meterse en unos estudios reglados, ni muchísimo menos.
R.- Digamos que lo que me apasionó luego después fue la edición y sí que he hecho cursos un poquito más serios sobre edición literaria. En ese aspecto, sí.
P.- (A.D.) Bueno, ahora nos vamos a meter en un poco más terreno chungo. Tu primer libro publicado, que nosotros sepamos, es un poemario que se llama Pensamientos en espiral en 2009. ¿Cómo surge escribir ese poemario?
R.- Pues además me acuerdo perfectamente. Es de lo poco que me acuerdo perfectamente. Yo empecé en la música, estudié cosas técnicas relacionado con la música, así que, empecé a los 17 montando grupos. Me gustaba todas esas cosas que escribía en plan terapéutico soltarlas en algún lado. Entonces, el primer poemario surgió porque, bueno, por cuestiones de la vida, dejé un poco la música de lado, porque era demasiado sacrificada para mí en aquel momento.
Y todas esas cosas dije: ¿dónde las meto? Me ayudó un autor en aquella época que se llama Carlos Candel, que siempre me gusta hablar de él, porque fue un poco el que me ayudó en una primera instancia. Decidí publicarlo pues por eso, porque no los podía meter en ningún grupo, y dije: pues mira, ¿y si saco un poemario?
Que ya no me gusta ese poemario, ¿vale? (risas).
P.- (N.D.) Suele pasar. Hay veces que hay escritores que pasan por aquí y dice no, no, no leáis mis primeros libros, que son horribles. Pero es normal, al principio siempre.
R.- Sí, aparte, esto lo meto como apunte: siempre la gente que te ayuda, sobre todo la profesora de Literatura y de Lengua, que me ayudaron, al principio les da un poquito de vergüenza decirte que está mal lo que haces. Entonces, un poco te dicen lo del diamante en bruto y que hay que pulir. Eso de cortesía que te dicen. Pero luego por suerte me he encontrado con gente bastante dura que cuando he hecho algo que no valía para nada, me lo han dicho y la verdad que lo agradezco a día de hoy, porque es que si no, no aprendes.
P.- (N.D.) Para ti que has escrito poemas, relatos, novelas… ¿Qué es lo que más te gusta de las tres cosas?
R.- A mí realmente lo que más me gusta es escribir relato y novela. Digamos que me quedo con la novela corta en el espacio en el que más cómodo me encuentro.
P.- (N.D.) Ya la poesía la has descartado un poco…
R.- Bueno, la poesía la sigo usando como terapia, lo que pasa que es que ya no estoy tan mal como antes. Ahora estoy bastante mejor. La poesía me surge sobre todo cuando estoy un poco mal.
P.- (A.D.) Claro. Y bien que cura, ¿eh?
R.- A mí, por lo menos, me sirve como terapia 100%.
P.- (N.D.) Bueno, algo me dice que no eres de planificar mucho lo que escribes. Ni post-it en la pared ni cosas así. Más bien, como has dicho, de terapia, de desahogarte o de describir lo que te venga, ¿es así? ¿O cómo es tu proceso creativo?
R.- Soy bastante visceral, tengo mis cuadernitos por ahí para apuntarme ideas que me surgen, pero lo suelo tener todo en la cabeza. O sea, tengo bastante memoria. En este aspecto, lo tengo bien encajonado ahí dentro. Aunque tengo cuadernos para cuando se me ocurre algo más largo que luego se olvida, pero sí me apunto alguna frase.
P.- (N.D.) ¿Escribes todos los días o cuando te surge solo?
R.- No, yo escribo todos los días. Ya utilizo las herramientas modernas. O sea, me refiero, ya tenemos el móvil y se le puede dictar al móvil y te lo pasa a letras. Luego lo corrijo en casa. Otros días surge y escribo en casa, escribo en cuaderno, o sea, digamos que utilizo todas las herramientas que tengo a mi alcance.
P.- (A.D.) Claro, con todo esto que ha sucedido estos años convulsos, en tu último libro Wormhole en el prefacio ya comentas que te ha costado encontrar la ilusión para crear un nuevo libro como Relacionado con las crisálidas del 2017 que también lo publicaste, y además que el Covid pues también ha hecho un poco de mella. ¿Esta pandemia te ha tocado como escritor?
R.- Como persona, al igual que todos, pues hemos estado un poco en el limbo. Ha sido como una especie de KiKat gigante, pero en vez de KiKat, pues con mascarillas, encerrados en casa. Yo en este caso con un niño de cuatro meses, que la verdad que es un poco duro. Entonces, como persona sí, pero como escritor no.
Mira mi hijo tenía problemas para dormir, y Wormhole lo he escrito de madrugada con él en brazos prácticamente. Está ahí todo mi pensamiento sobre lo que pasó en ese periplo personal.
P.- (N.D.) ¿Te costó escribir el libro? Porque parece que es simplemente como una especie de diario, pero mejor contado y como una historia con sentido.
R.- Sí, de hecho, mira, te aclaro. El libro lo empecé como un mes antes de que empezase la pandemia. Tenía una idea ahí y la empecé a llevar a cabo poquito a poco. De hecho, dictándole al móvil. Luego de varios capítulos me lo pasé al ordenador y a medida que esos primeros capítulos fueron fraguándose apareció el confinamiento.
La verdad que, como bien has dicho antes, tampoco es que planifique. Me surgió meterlo ahí dentro y, aunque no tenga nada que ver, muchos dicen: es bastante autobiográfico. Tiene bastantes cosas autobiográficas, pero yo creo que como todos los autores, es algo inevitable. Es una parte de ti, está en todo lo que haces.
P.- (N.D.) ¿Te lo dicen mucho con tus libros? Lo de que son muy autobiográficos.
R.- Me lo suelen decir bastante, la verdad. Pero luego yo no soy muy sociable, me refiero, me lo dicen, pero no me conocen. Lo curioso es eso.
P.- (N.D.) Sí, claro. Nunca se sabe si es verdad o no. Al final es narrativa de ficción y y tú juegas con el lector también en ese sentido, que es divertido.
R.- Efectivamente, sobre todo porque mi libros son todos muy satíricos. Y luego a lo mejor me conoces y crees que voy a estar todo el día en plan sátiro y no. Soy una persona que me gusta estar contento, me gusta reírme, me gusta disfrutar de mi gente, y la verdad que no estoy criticando continuamente todo lo que me rodea. Al revés, procuro un poco, abrir las aguas y yo estar en medio, tranquilo.
P.- (N.D.) Sí, a veces parece que conoces al escritor leyendo ya todos sus libros y, bueno, conoces una parte, pero al final no conoces a la persona que hay detrás, ¿no?
R.- Efectivamente.
«Soy bastante enamorado de aquellos editores de (…) los años 50 en Estados Unidos. En los que todo el mundo editorial estaba un poquito perdido y la figura del editor era más hacerte colega de los autores y un poco estar ahí con ellos.»
Daniel Aragonés
P.- (A.D.) Antes de continuar con tus obras me gustaría recalcar que también eres editor, como bien has dicho al principio, y que creaste Open City. ¿Qué es exactamente y qué pretendes aportar al mundo con tu editorial?
R.- Yo soy bastante enamorado de aquellos editores de, sobre todo por la parte que más conozco y que más he leído, los años 50 en Estados Unidos. En los que todo el mundo editorial estaba un poquito perdido y la figura del editor era más hacerte colega de los autores y un poco estar ahí con ellos. A lo mejor como Ginsberg con la gente de la generación Beat. No me acuerdo ahora de un editor que tuvo Bukowski, que incluso iba con una máquina de esta rotativa en el coche a todos los lados.
Entonces yo soy un apasionado más de esa figura. De hecho, Open City es aquel periódico en el que Bukowski escribió los Escritos de un viejo indecente que en un año cerró el periódico. Yo no busco absolutamente, en cuestión de como editor, que se me conozca. O sea, yo estoy ahí, voy un poco creo que ayudando a alguna gente que veo que merece la pena. Y, sobre todo, me gusta la figura del editor que busca a un autor concreto. Busco la literatura de autor, no la literatura de género. Que puede caer un libro de género, pero prefiero al autor.
Entonces, Open City lo voy dando de alta para que no me detenga la policía básicamente (risas), pero es un poco capricho personal, como si me drogase.
P.- (N.D.) Has dicho antes que te gusta mucho el tema editorial y que has hecho más cursos, ¿te enganchó más que escribir o qué te aporta la editorial que no te aporta escribir?
R.- A ver, mi pasión es escribir, sin duda, y lo cambiaría todo por escribir. Mañana si me dicen, aunque cobre menos de lo que cobro trabajando en un curro normal, lo cambiaría absolutamente todo. Pero como editor a veces ves libros que no están todo lo bien que deberían cuando el contenido es absolutamente maravilloso. Entonces me da un poco de pena que la gente se monte editoriales y no tenga ni idea de lo que es editar en todos los sentidos. No es cuestión de meter un huevo de libros en un catálogo y metérnoslos por los ojos. A mí como editor me apasiona el hecho de, aunque haga poquitas cosas al año, intentar que más o menos estén bien. Me llena… digamos que si no fuese escritor a 100% sería editor al 100%.
Me gusta corregir, me gusta estar un poco pendiente de lo que hace la gente así que más o menos llevo, y echarles una mano dentro de lo que acabe.
P.- (N.D.) Si uno de nuestros oyentes quisiera montar una editorial, ¿cuál es el mayor consejo que le darías? Eso que dices: cuando la he montado, me he dado cuenta de esto que no sabía y que es muy importante.
R.- Yo la verdad que como estudié, aunque no son estudios reglados, porque no existen como tal los estudios de edición. Digamos que una de las cosas más importantes a la hora de ver en una editorial es, antes de abrir, tener por lo menos diez trabajos preparados para sacar. Y luego tener clara una cosa que de verdad que también la sabía y no me ha pillado por sorpresa nunca ni me pilla, que es que el mundo es tan absolutamente rápido que una novedad, haces así y ya. Ya parece que al año ha dejado de existir esa novela, cosa que me parece horrible.
P.- (A.D.) Si cuando terminas la promoción, dices: bueno, venga, siguiente novela, porque esta ya ha pasado.
R.- Sí, sí. Es algo increíble. Yo soy, digamos, más fanático del long seller. Intentar buscar esa obra que dure eternamente y que, bueno, hay autores que solo tienen una. Quitando los forofos de Orwell, a lo mejor solo conoce 1984, Rebelión en la Granja y no saben que tienen un montón de cosas más.
P.- (A.D.) ¿Y crees que la sociedad de hoy es la precursora de que las novelas pasen tan rápido por las librerías y editoriales?
R.- Hombre, si vemos a la sociedad como un ente único del que formamos parte por supuesto, a lo mejor en la literatura pues no lo vemos porque somos unos enamorados de la literatura, pero en la Play Station, la Play 1 ya no te gusta, tú quieres ya la 5. Aunque sea igual.
P.- (A.D.) O la seis, que no ha salido, pero dices será mejor.
Ya quiero. Voy a tirar la cinco, la mando en un paquete para África que allí sí la van a usar para varias cosas y yo ya no la quiero. Es que la sociedad va así, hemos ido evolucionando y ya las cosas no son duraderas. Las cosas se rompen, las cosas ya no valen, las cosas caducan, igual que caduca la comida, caduca absolutamente todo. Es una pena, pero es así.
P.- (A.D.) Yo es que creo que al final es el valor añadido. Es lo que creo y es mi punto de partida, que al final la literatura cada vez tiene menos valor, menos peso para una sociedad. Y es una lástima, porque hay escritores maravillosos que se parten la cabeza diariamente para hacer una obra buscando la maestría siempre.
R.- Sí, estoy totalmente de acuerdo contigo en eso.
P.- (A.D.) Y cuando llegan a librerías se meten, como suelo decir, un bofetón y se encuentran con: ostras, ¿qué ha pasado ahí?
R.- De hecho, tú fíjate, el otro día buscando ciertas cosas dije: ¿cuántos libros se publican al año en España? Creo que eran 3 millones de libros. Es imposible. O sea, yo no puedo leer más. No me da tiempo, no hay más tiempo. No es que no me dé, es que o hacen los días de 48 horas o qué haces.
Te da para leer entre 30 y 50 novelas al año, pues más ensayo o más historia. Bueno, pues se te pasa la vida y sumas: que me he leído 3000 o 4000, hasta llegar a los 2 o 3 millones que se saca.
No hay escriba, de todas formas. Esto está pensado como un negocio global: ¿a que si tú hicieses coches en casa no podrías vender tu coche? No podrías estar vendiendo. Sin embargo, la literatura es algo muy sencillo. O sea, me refiero, escribes aunque sea una patraña absoluta y no sepas ni lo que has hecho, te lo publican en cualquier sitio, incluso editoriales que lo hacen sin leer absolutamente nada y ya está ahí. Bueno, has vendido dos, pues esa editorial igual saca mil libros al año, por dos de cada igual son 4000 libros que vende. Y no le dan mayor importancia ni valor a nada de lo que hay en ninguno de esos libros. Otras no, claro.
«Una cosa que tuve clara a partir de la mitad de mi obra literaria, que dije: se acabó vivir de los amigos.»
Daniel Aragonés
P.- (A.D.) De todas formas, la literatura, la lectura, siempre ha sido de consumo de nicho, siempre ha sido algo muy pequeñito, de un conjunto de personas mínima.
(N.D.) Por lo menos en España. Hay muy pocos lectores y se sacan muchísimos más libros que lectores, que eso es curioso.
Y ya enlazo con la pregunta que te iba a hacer, que es: tú que eres escritor y eres editor, ¿qué te parece más difícil: ser escritor o editor para sobrevivir en España?
R.- Para sobrevivir, ser escritor, sin duda. Todavía siendo editor puedes medio hacer algo, por lo menos pagarte lo de autónomo de vez en cuando (risas).
Como autor, a lo largo de los años va uno descubriendo ciertos atajos por ahí. Y sobre todo una cosa que tuve clara a partir de la mitad de mi obra literaria, que dije: se acabó vivir de los amigos.
No voy a visitar a 120 amigos para que me compren 120 libros, paso. Entonces, vendo 120 libros menos, porque mis amigos la mayoría no leen. Son mis amigos, no les voy a criticar porque no lean, ven cine, van al teatro…Pero la mayoría no leen. Y si leen, pues es novela histórica, no les puedo meter tampoco mi literatura por los ojos. En plan: eh, cómprame un libro. Y eso lo dejé ya, por ejemplo. Es una cosa que tuve clara. Buscar el lector es complicadísimo. Eso es algo muy difícil.
P.- (N.D.) Si además siempre se empieza con los amigos y al final te lo compran por hacerte un favor. Pero lo que busca todo escritor es un lector de verdad, alguien que les gusten tus libros, que los compre y que te opine y todo ese tipo de cosas.
R.- Claro, sobre todo no condicionar a la gente. O sea, realmente cuando empecé no pensé que yo lo estaba haciendo, pero, hombre, un poco, lo hacía. Condicionas a la gente. Un poco me ha apartado de ese camino. Prefiero que me lean menos o que me compren menos, pero intentar buscar un poco el lector de calidad y que aprecie lo que se ha llevado. Que también lo regalo. Si yo le tengo que regalar un libro a alguien me da absolutamente igual. Lo pago yo y se lo regalo. Hay mucha gente que no tiene pasta ahora y que lo está pasando mal y quiere leerte.
P.- (N.D.) ¿Has conseguido algún lector bueno?
R.- Sí, yo la verdad que me considero afortunado. La verdad que tengo ciertos fieles por ahí que, bueno, cuando no le va bien pues les regalo libros, pero suelen ir pidiendo, por no hablar en plan capital que lo odio. Suelen ir pidiendo para leer.
P.- (A.D.) Volviendo más a la fase creativa, ¿qué autores te inspiran?
R.- La verdad que, aunque me veo un poco aposentado en la literatura de género, porque la verdad, por lo que hago, me siento más cómodo. Yo me siento muy inspirado, como ya he dicho antes, por cierta generación que escribía en los años 50, sobre todo en Estados Unidos, aunque hay bastante autor europeo que también. Pero luego descubrí a Chuck Palahniuk, el autor de El club de la lucha y la verdad que tiene como ocho novelas de sus inicios, desde El Club de la Lucha hasta Rant o hasta Eres hermosa, que tiene ahí un estilo y una manera de enfocar las historias que me inspiró bastante.
Y, luego, evidentemente, los clásicos de terror, los clásicos de ciencia ficción que siempre me gusta y vuelvo un poco a ellos. Y también Lovecraft, por esa profundidad de sus historias, como digo yo aquí en casa en plan broma a mi hijo, que yo le llamo Cthulhu, para que se ría un poco. Esas obras realistas, weird, un poco enfocadas a algo raro, pero un personaje que es absolutamente real. Que puede ser de carne y hueso y puede ser tu vecino, pero que le da un poco por meterse en esos embolados. La verdad es que me inspiró bastante y me han ido moldeando.
Luego pues Bukowski, generación de Beat, Fante…, mucho realismo sucio he leído. La verdad que el realismo sucio me he hinchado y sigo leyendo. Y cositas que voy descubriendo ahora que no conocía y que la verdad que son autores de hace un montón de años, pero que los estoy descubriendo ahora, que están ahí en primera plana.
P.- (A.D.) Y como editor, ¿qué autores te han inspirado?
R.- Joder, como editor es complicado (risas). Como editor que publicasen a William Borrow o gente así en aquella época, que cuando había una persecución a los yonkis, a los gays y el tipo le dio igual e incluso tuvo que irse a vivir a México y se rumorea que le pegó un tiro en la cabeza a su hijo jugando al tiro al blanco. Que sobreviviesen en aquella época de la escritura, me animó a ver autores de aquí, que no han matado a nadie (risas), y no hay tanta barrera social, fue un poco lo que me llamó la atención más como editor.
Incluso cosas poco conocidas, como un editor que se llama Gordon Lish, que es el que editó a Raymond Carver y se rumorea que le cambiaba todos los finales de su relato, porque Carver lo dejaba abierto y él le decía: tío, así no te vas a comer un colín. Y mira Carver hoy en día, que es como el maestro del cuento o del relato, e incluso tiene alguna cosa que se podría catalogar como terror moderno.
Eso fue un poco mis inicios. En Europa, me ha llamado la atención, pero menos. Porque Europa siempre ha sido más pura, por decirlo de alguna manera.
P.- (N.D.) Daniel, tu has escrito ya has dicho sobre todo realismo sucio, terror… ¿Hay algún género que te gustaría explorar?
R.- Yo creo que además me dio como la paranoia, en plan tarantinesca, de escribir una cosa de cada estilo que se me ocurriese en ese momento. Y de momento yo creo que poco me queda por explorar.
P.- (N.D.) ¿Y cuál no? O sea, ¿qué género diría: este nunca voy a escribirlo por no puedo?
R.- Hombre, yo creo que novela romántica como tal no voy a escribir.
P.- (N.D.) Sabía que ibas a decir eso (risas).
(A.D.) Sí, porque el 90% de los autores con los que hablamos nos dan la misma contestación.
(N.D.) Esa pregunta no falla. Yo creo que es una pregunta estadística, ¿eh? (risas)
R.- Que de todas formas creo que Wormhole tiene incluso algo de novela romántica. Porque, hombre, si no hay amor en tus novelas ni una relación.
P.- (A.D.) Claro, claro. Pero bueno, no nos estropeen las estadísticas, hombre.
R.- No, no, la novela romántica y yo no vamos a ser parecidos nunca.
P.- (A.D.) Ya has comentado que si te dijeran: oye, a partir de mañana vas a poder publicar en una editorial sin problema y lo vas a poder más o menos vivir de esto sin necesidad de tener un trabajo fijo aparte. Si llegase ese momento, ¿cuál sería tu objetivo en la literatura?
R.- Intentar, como siempre digo, no condicionarme, no acomodarme. Me auto-regaño continuamente. O sea, si yo llego por lo que hago ahora, no empezar a escribir otra cosa que llegue más al público. Un poco seguir en mi línea. Que, bueno, la voy un poco moldeando también. Aunque ahora estoy escribiendo novelas un poquito más raras. No acomodarme sobre todo y reinventarme. No caer siempre en la misma fórmula.
De todas formas, en eso sí me planifico. Digamos que voy por fases. Ahora estoy en una fase surrealista, un poco metiendo nihilismo en las historias, terror, un poco así, medio gore y medio sádico. Y creo que estoy escribiendo la última de esta fase y ya pasaré a otra cosa. Aunque siempre soy un poco surrealista, porque, bueno, me gusta el surrealismo, pero intento: venga, ya está, sé acabó. Y pasa a otra cosa un poquito más en otra línea.
P.- (N.D.) De hecho, aunque es verdad que eres muy surrealista y muy crudo en tus libros, el que nos hemos leído, que es Wormhole, al final de un mensaje muy bonito que a mí me ha sorprendido. Digo, después de todo, al final eres bastante optimista.
R.- Sí, y me lo dicen siempre, además. Pese a todo, tengo fe (risas). Es verdad, y me lo dice siempre Lidia, mi mujer, me dice siempre: tío, tú siempre tienes fe. O sea, sí, yo creo siempre en la vida, soy pro-vida siempre. Pero creo que para ser pro-vida es muy importante hablar de la muerte, porque forma parte de la vida. Y para mejorar tiene que ver las cosas malas, sino no, no tienes nada que mejorar.
Precisamente en Wormhole dejo una puerta abierta a que todo va a mejorar y que la llave está dentro de nosotros mismos. Nosotros somos los que tenemos el poder de cambiar las cosas. No hay que pensar tanto en el grupo, porque estamos muy centrados en el grupo.
Ser más individualista no significa ser más egocéntrico ni más egoísta, sino todo lo contrario. O sea, si tú no quieres ver un papel en el suelo y lo recoges por ti, pues hay un papel menos en el suelo. Si todo el mundo hiciese lo mismo, pues no habría ni un papel en el suelo en ningún sitio.
Pero la gente siempre dice: bueno, ya lo barrerá otro. Es un poco la cosa de la masa, toda junta. Sin embargo, nos gustamos poco. Pero yo me gusto bastante, yo me amo a mí mismo por encima de todo, y eso no significa que a los demás no los ame muchísimo. Simplemente porque si no te quieres a ti, no eres capaz de amar tampoco a otros.
Pues eso está todo metido en mis novelas, aunque los personajes salgan de un contenedor de basura, pero tienen esa cosa interior de un poco respetar.
P.- (N.D.) No, me ha parecido muy bonito, la verdad.
Ya hemos comentado que tienes un montón de libros y que eres muy prolífico, pero ¿con cuál te sientes más orgulloso?
R.- Me resulta una pregunta muy interesante porque, a ver, yo siempre digo Relacionado con las crisálidas, porque lo escribí para algo muy especial y me puse a prueba a mí mismo para escribir ese libro. Entonces, es mucho menos sádico que los demás y es un poquito más metafísico, aunque va de un explorador espacial y estamos lejísimos, en realidad, no estamos lejísimos. Estamos como si hiciésemos un viaje espacial dentro de nosotros mismos. Y, luego, por otro lado, justamente, casi en contraposición, Efialtes, que lo publiqué con la editorial El Trasbordador, es, digamos, un libro en el que quise decir: voy a poner a los demás qué significa para mí el terror. Y para mí el terror está todo metido ahí, conceptualmente, todo lo que yo considero terror está metido en ese libro.
P.- (N.D.) Bueno, haznos un breve resumen, ¿qué consideras terror?
R.- Yo considero terror a cualquier cosa que se meta dentro de ti y te haga sacar hacia fuera esas cosas a las que tú tienes miedo, a las que tú tienes fobia, con las que tú te sientes incómodo. Que, además, estoy escribiendo un ensayo en Dentro del monolito relacionado con el terror, en el que estoy hablando un poco de todo esto en plan más técnico.
La verdad que mi ancho de banda con el terror es bastante amplio. Tiro un poquito de este terror a la mutilación, a cosas que realmente sí me dan cosas. A mí las casas encantadas, por ejemplo, aunque son de terror las historias y me gustan, pero no lo paso mal. A lo mejor lo paso peor con Hostel, por ejemplo, que tampoco es que lo pase mal, pero…
P.- (N.D.) Sobre todo el terror psicológico, más de uno mismo, el interior…
R.- Sí, probablemente. A mí, por ejemplo, American Psycho, sí me parece una obra absolutamente terrorífica. Que haya gente que por una tarjeta de presentación mate a otro tío. Porque sí que realmente lo ves un poco en el mundo este empresarial, sí que hay unas envidias y unas cosas que no me gustan nada, la verdad.
P.- (A.D.) Bueno, al final, esa película y novela antes se puede extrapolar hoy en día a todos los trabajos. Porque esa envidia lleva a hacer barbaridades. Y sí, eso es también para mí, lo comparto contigo, es terrorífico.
(N.D) Y yo creo que incluso de los escritores. No sé si habrás vivido experiencias así, pero yo he oído que unos escritores ponen malos comentarios a otros solo por envidia o por competitividad.
R.- Sí, yo de hecho ahora porque me he apartado un poco más de ese camino, no por lo que vais a pensar, sino por todo lo contrario. Me pasó con dos o tres. Al principio un poco, me cabreé y quizá cometí el error de entrarles al trapo y ya cuando tengo un trol que es un escritor: indiferencia absoluta. Muy a mi pesar, porque estoy en contra de esto, lo bloqueo. Y paso absolutamente de entrar en este tipo de historias. En persona, lo que quieran. Me refiero, que quieren venir y decirme que mis novelas son una mierda. Oye, si a mí alguien me lo razona, yo no tengo ningún problema. O sea, para gustos los colores. Pero esa cosa por envidia es que paso. Me mantengo bastante al margen de todo eso.
P.- (A.D.) Totalmente.
En tu carrera como editor y como escritor, ¿te has encontrado con alguna autora que has dicho: leches no la conocía absoluto y es de nuestro género o es un género amigo o hermano, y que digas merece la pena nombrarlo por lo menos?
R.- Sí, yo sobre todo en mis itinerarios como lector y como lector de todo en general, porque ya como editor, soy bastante visceral. Me refiero: me llega algo, miro a ver si me puede gustar o no. Y últimamente, es casualidad, sí están llegando autoras que me están gustando, y bastante. Digamos que por fin un poco, no sé cómo explicarlo, somos seres que escribimos y no hombres o mujeres. Yo odio esto de los de todos y todo eso, no va conmigo.
Pero, por ejemplo, mira, había oído hablar durante muchos años de Mariana Enríquez y por fin he conseguido una novela suya. Me la estoy leyendo y me está pareciendo la hostia. O sea, si fuese editor y no lo hubiese publicado todo Anagrama, y yo tuviese pasta, no dudaría a esta mujer publicarla.
Lucía Berlín me apasiona también. Es algo que me parece increíble. Salimos un poco, porque no tiene que ser un tío que bebe y que lleva mala vida. Puede haber una chica que beba y lleve mala vida. Y que al mismo tiempo quiera criar a sus hijos.
P.- (A.D.) A mí siempre también me llama la atención esa visión de la escritora que tiene del mundo. Por eso, últimamente siempre estamos pendientes y preguntamos sobre escritoras que llaman la atención y que por cosas del destino se están descubriendo ahora.
Siempre hemos visto la visión del hombre, claro.
R.- Sí, a ver, la figura siempre ha estado ahí. Mary Shelley no es de hoy. Lo que pasa que, bueno, fue gente que le echó un par y también tenían el camino allanado. Claro, como todos los escritores antiguos. Un campesino no tenía opción de escribir, la verdad. Aunque habría alguno que escribía.
P.- (A.D.) Claro, antiguamente si sobre todo eras mujer o tenías una biblioteca heredada de tu padre o de tu hermano inmensa y tenías un círculo de amistades que eran también importantes o no te comías nada.
R.- Sí, nada. Aun así, creo que a día de hoy, aunque cueste menos, pero es complicadillo también. Porque hemos caído ahora lo contrario. Entonces, claro, si no encontramos un camino medio en el que realmente nos veamos todos como iguales. No hay que estar pensando en vernos todos como iguales, yo no lo tengo que pensar. Mi mujer friega los cacharros y yo pego al suelo, ella pone la lavadora y yo plancho. Ella hace deporte fuera de casa y yo no, yo hago deporte en casa, por ejemplo. No tengo ninguna venda en los ojos. Pero sí que veo que sigue estando esa venda.
Incluso alguna editorial que ahora solo publica mujeres. Que me parece bien, pero seguimos en lo mismo. Pero que es mi opinión, yo no intento a nadie…
P.- (A.D.) Por supuesto.
(N.D.) Aquí, libertad. Cada uno opina lo que sea, por supuesto, y todas las opiniones son respetables y yo creo que también se pierde un poco eso, que es lo que tratamos de recuperar, que se pueda hablar con libertad, aunque la opinión no sea la misma que la tuya. Que eso hoy es complicado. Porque parece que no puedes ser amigo de una persona que opina distinto a ti, que no pasa nada. Yo creo que es más rico que si te formas tu grupo de la misma ideología, con el mismo pensamiento, al final te quedas un poco corto, ¿no?
R.- Efectivamente.
P.- (N.D.) Bueno, hemos terminado arriba (risas).
¿Tienes un paquete por ahí?
R.- Sí.
P.- (N.D.) Bueno, pues es hora de abrirlo.
R.- Ya lo puedo abrir…. Me he tenido que olvidar de él días.
P.- (N.D.) A ver cómo seguimos la cadena. Te ha tocado un libro del anterior escritor que entrevistamos.
R.- Sí, pero, a ver, no lo tenía preparado, ya lo habéis visto. Me va a costar y todo. Además, parece que es grandecillo el libro.
Pero os habéis dado cuenta, en todas mis conversaciones yo no hablo casi nada de mis libros.
Me gusta que se los lean y a ver qué opinan.
P.- (N.D.) Eso es, La casa de las muñecas rotas de Fernando del Río.
R.- Es grandecito, ¿eh?
P.- (N.D.) Sí, es una novela negra.
(A.D.) Y le damos las gracias porque te lo ha enviado él mismo.
R.- Bueno, capítulo abierto al azar, capítulo 10, pone: Marihuana. Yo creo que es una señal (risas).
P.- (N.D.) Bueno, pues entonces terminamos como con todas las entrevistas, ¿qué libro de los tuyos quieres que regalemos al siguiente escritor o escritora que pase por aquí?
R.- Yo tengo por aquí varios en casa para poder regalar. Yo no decido nunca, entonces, ¿qué libro os gustaría que regalase?
P.- (N.D.) Es que eso es muy difícil porque yo creo que es una cosa muy personal del autor. Lo preguntamos precisamente por la pregunta que te hacía antes de ¿cuál de tus libros te sientes más orgulloso? Es un poco eso. Como presentarte con el libro que a ti verdaderamente te gustaría que te regalaran o el que tú consideras que es el que mejor…
R.- A mí me gustaría regalar un Efialtes, lo que pasa que, en serio, todos estos últimos libros míos son muy complicados para el lector. Creo que Wormhole igual es un poco complicado también para los lectores.
Entonces yo creo que le voy a regalar un Efialtes.
P.- (N.D.) Vale, estupendo. Pues muchas gracias Daniel por estar aquí en Casa Drojan, esperemos que te hayas pasado bien. Y, bueno, si quieres decir algo más, te dejamos…
R.- La verdad que lo único que voy a decir es que me vendo fatal como autor y a lo mejor como persona me vendo bastante mejor. Le pasa a todo el mundo lo contrario. Me conoce un montón de gente y me lee muy poca. Yo estoy encantado de que sea así, la verdad. Yo prefiero cuando me invitan a algún sitio como vuestro programa ser yo mismo. No intentar anteponer un cartelito con vendo libros o ir como Santiago Segura con una camiseta: cómprame mi próxima película. Yo soy así y la verdad que estoy cómodo conmigo mismo y he estado muy cómodo con vosotros, la verdad.
P.- (A.D.) Muchas gracias
(N.D.) De todas formas todos los oyentes van a tener un enlace para ver tus libros en Amazon, que aunque da igual que no los vendas, porque los pueden encontrar, pueden leer la sinopsis y lo mejor es que sean ellos mismos los que lean y opinen sobre ellos. Y esperemos que te descubra mucha gente.
(A.D.) Y aquí tienes Casa Drojan para lo que necesites y cuando la necesites.
R.- Y vosotros me tenéis a mí, que también estoy aquí.
P.- (A.D. y N.D.) Muchas gracias
Otras entrevistas que pueden ser de tu interés…

Fernando del Río – Escritor de novela negra
Fernando del Río es un escritor en ciernes, que dirige su escritura al género noir, pero que no tiene miedo a experimentar en el futuro. ¿Quieres conocerle un poco más?

Ana Gomila Domènech – Escritora de novela policíaca y humor negro
Entrevistamos a Ana Gomila Domènech una autora que escribe para ofrecer libros que no encuentra en las librerías y que nadie escribe…Ella misma nos confiesa que si existieran, dejaría de escribir.
¡SUSCRÍBETE!
Recibirás un correo al mes donde comentaremos todas las entradas, eventos o novedades destacadas.
¿Quieres formar parte de nuestra casa?