Ana Larraz se encaminó a investigar sobre la historia de nuestro país y eso la llevó a embarcarse en el mundo de la escritura. Un objetivo que ni ella misma esperaba, pero del que hoy no podría pasar un día sin realizar.
Con una voz muy dulce, Ana nos habla de una historia trágica: la desaparición de su abuelo en la Guerra Civil Española. Un libro que realmente tiene que ser fascinante y que ha llevado toda una vida de investigación.
Es un escritora que guarda miles de secretos y que no necesita florituras para ponerse escribir; lo hace sin más en cualquier lugar y en cualquier momento.
También nos habla del submundo editorial y su compleja supervivencia.
Muchas gracias, Ana, por enamorarnos con novelas tan fascinantes y dejarnos entrar en tus secretos familiares más dolorosos.
Obras:
– Libros de Relatos
- Doce tríos y doce a solas (2016)
- Pinceladas de una escritora (2019)
-Novela Histórica
- La fotografía. Historia de un Soldado (2016)
- Gente de orden. Historia de una familia 1931-1936 (2018)
- Retazos del pasado (2018)
– Novela Romántica
- Alicia Salanueva. Tiempos de amor y guerra (2019)
- Merceditas Laserna. Tiempos de amor y odio (2020)
- Por un verso… (2021) [Puedes leer la reseña aquí]
Podéis descubrir todos sus libros en su página web: www.analarrazgale.com
ENTREVISTA EN AUDIO
ENTREVISTA TRANSCRITA
P.- (N.D.) ¿Qué significa para ti ser escritora?
R.- Yo realmente soy escritora por… no sé cómo decirte. Siempre me ha gustado mucho escribir, yo escribía desde niña. Pero es una faceta que dejo aparcada cuando me hago mayor, por decirlo de alguna manera, cuando empiezo a tener una vida de adulto: termino la carrera, me caso, tengo hijos, el trabajo… Y dejo todo eso abandonado.
Retomo la escritura ya casi con cincuenta años, ahora tengo cincuenta y siete. Cuando me siento de nuevo que puedo volver a coger lo que me produce placer, porque eso es lo que me produce a mí la escritura: me produce placer.
P.- (A.D.) ¿Cómo empezaste a escribir?
R.- Yo soy escritora realmente de novela histórica. Vosotros habéis leído Por un verso, pero soy escritora de novela histórica.
Soy nieta de un desaparecido en la guerra civil. Mi abuelo era un soldado de la zona nacional, se va a la guerra y ya no vuelve. Y deja a una viuda con una niña de nueve meses. Eso es una cosa que a mí me ha marcado, porque mi abuela ha vivido siempre con nosotros. Era un tema del que no se hablaba. Mi abuela se llevaba muy bien conmigo, me hablaba a mí. Y es un tema que me ha marcado. Yo siempre he querido saber qué es lo que pasó con mi abuelo, por qué no regreso. Porque él no murió de un tiro. Es hecho prisionero y desaparece.
Siempre he tenido mucha curiosidad por saber lo que ocurrió. Mi infancia también transcurre en un pueblo pequeño donde tu padre te dice: «con esas personas no puedes hablar». A mí eso me ha marcado y siempre he estado investigando.
He dicho que retomé la escritura muy mayor, pero sí que es verdad que ese tema siempre lo he investigado durante toda mi vida. Llegó un momento que tenía muchísima documentación y que sabía más cosas que incluso mi propia familia. Y un día le dije a mi marido: «¿y ahora qué hago con todo esto?», porque tenía tantas cosas… Y me dijo: «pues, haz un libro». Y dije: «ah, pues vale». Tal cual, empecé hacer un libro. Es extenso, son seiscientas páginas, no es cualquier cosa. Y eso fue lo que hice. Ese fue mi primer libro.
P.- (N.D) ¿Empezaste entonces más porque te gusta la historia y por investigar que por el hecho de escribir en sí?
R.- Sí, porque me gusta mucho la historia. Lo que hice fue una historia novelada. Con toda la documentación que cogí lo que hice fue hacer una novela. Cuando coges La fotografía es un libro que sobre todo habla de las personas, no habla de los grandes actores de la guerra. No habla de grandes generales, habla del soldado de a pie.
También tenía la ventaja de que yo tenía un montón de cartas de mi abuelo. Mi abuelo no volvió, pero escribió ciento cincuenta cartas desde el frente. Entonces, cuando las leí, me gustaba hablar de esos sentimientos. Quería contar lo que pensaba esa gente, lo que realmente les importaba: que no era la guerra, sino lo que dejaban atrás. Y quería hablar sobre eso.
P.- (N.D.) La verdad, es que eres bastante prolífica ¿Cuántas horas dedicas a escribir y cómo es tu proceso creativo?
R.- Yo normalmente no escribo entre semana. Empiezo el viernes por la tarde y lo suelto el domingo por la noche. Y yo no necesito mucho para escribir. Había gente el otro día que decía que necesitaban una vela… Yo puedo escribir en cualquier sitio. Tengo facilidad para concentrarme. Entonces, en cualquier momento y en cualquier lugar me puedo poner a escribir. Y es lo que hago, escribo a todas horas.
Cuando tengo tiempo, que dejo de trabajar, me dedico un montón a escribir y lo disfruto. Estoy paseando y estoy pensando en mis historias y en cómo arreglarlas. Como que no paras…, escribir cuando me siento, pero estoy continuamente pensando.
P.- (A.D.) La mente del escritor nunca descansa.
R.- Exacto. Yo, por ejemplo, no puedo escribir más allá de las ocho de la tarde. Lo tengo que dejar, porque sino sigo. Y sigo dándole vueltas, ya lo enlazo con la noche y me puedo pegar toda la noche sin dormir dándole vueltas a la historia que se me ha ocurrido. Así que, decido que a las ocho cierro y no más.
P.- (A.D.) Sí, sí, lo mejor. Por experiencia también, lo mejor.
R.- Me pongo a ver alguna serie que no tenga nada que ver con lo que estoy escribiendo y ya está.
P.- (A.D.) Has publicado tu novela Tiempos de amor y guerra en la editorial Besos de Papel. ¿Te planteas mandar tus manuscritos a una editorial tradicional o continuar con la autopublicación?
R.- Bueno, yo he trabajado ya con cuatro editoriales. Y la experiencia ha sido, bueno, distinta.
Y sí, ahora estoy escribiendo otra novela y puede que la mande alguna editorial, no digo que no. Yo tengo las dos facetas: he sido escritora autopublicada y he sido escritora con editorial, y las dos tienen cosas buenas. Y es muy posible que la novela que estoy escribiendo ahora la mande a alguna editorial.
P.- (N.D.) ¿Te gusta más la experiencia de la autopublicación?
R.- Me gustan las dos cosas. La autopublicación te da una libertad que es maravilloso, porque lo sacas cuando quieres, haces lo que quieres, nadie te lleva la contraria. Pero con una editorial también tienes un baremo que te exige más, porque tienes un censor, por decirlo de alguna manera. En la autopublicación no hay ninguna censura, tú haces lo que quieres y ya está. Y le gustará más o menos a lo demás, pero eres tú la que decides y con una editorial tienes algo que te coarta.
He probado las dos cosas y me gusta tener las dos. Ahora, por ejemplo, voy a publicar unos cuentos y esos sí que los voy hacer con una editorial. También es verdad que es un trabajo ya que me desbordaba. No sabía cómo manejarlo, es mucho más complicado. Y eso lo voy hacer con una editorial. La novela que acabo de terminar es posible que la mande a una editorial, y también es posible que acabe autopublicándola.
Por un verso es una novela que tenía ahí y que una mañana me levanté y dije: «ay, viene San Valentín y no vamos a poder hacer nadie nada, porque estamos todos encerrados». Y dije: «¿y por qué no la publico?». Y con las mismas, como te lo haces todo tú, lo publiqué.
P.- (N.D.) Cuando autopublicas, ¿maquetas tú tus novelas?
R.- Sí, las maqueto yo. Pero, no las corrijo yo.
P.- (N.D.) ¿Y qué tal es eso de maquetar?
R.- Para mí es muy sencillo. No hago grandes cosas. Es fácil, yo creo que es fácil.
Por ejemplo, en Por un verso quería que me hicieran la portada. Había estado mirando para que me hicieran la portada, pero como tú, que hablabas de los sueños, esa misma noche tuve un sueño y al día siguiente me levanté con la idea de lo que quería. Y sabía perfectamente lo que quería. Llegué, lo hice y ya está.
Por eso, hay veces que los sueños te dicen mucho más de lo que crees. Entonces, sí que hice yo la portada, sí que la maqueté y lo que ya no hago es corregir. Eso sí que tengo yo un corrector que lo hace fenomenal, que se llama Héctor López —así le hacemos un poco de propaganda— y que es buenísimo.
P.- (A.D.) En algunos de tus libros hemos podido ver que, aunque ya estaban publicados desde hace algunos años, en Amazon son muy recientes. ¿Es porque has hecho una nueva edición?
R.- Es porque normalmente he conseguido recuperarlos de la editorial. Si te fijas en los libros que estás hablando tienen una fotografía en la portada, que es una fotografía muy característica: la fotografía de un soldado con una niña. Ese es mi abuelo y mi madre.
Entonces, es verdad que como esa fotografía es mía, siempre la utilizo en las portadas. Son muy parecidas unas a otras, pero es que esa novela ha pasado por tres editoriales. Empezó con una, la una la vendió a otra, con la otra yo estuve de acuerdo y bien. Esa, fue absorbida por otra editorial, que me llevó a mi también y yo dije: «no, no, yo ya quiero libertad».
P.- (N.D.) Sí, a veces el proceso de las editoriales es complicado. Y más cuando son pequeñas o independientes, que muchas veces no sabes cuánto van a durar.
R.- Eso es. Las otras dos románticas que pertenecían a Besos de papel, ahora con la pandemia la editorial no ha podido salir adelante, ha tenido también que cerrar y me he quedado los derechos. También son portadas nuevas, aunque llevan más tiempo publicadas.
P.- (N.D.) Tienes dos novelas: Gente de orden y La fotografía, de la que hablabas, que dices en tu página web que una precede a la otra, pero que habías publicado la segunda antes que la primera. ¿Eso fue por algo en concreto?
R.- Bueno, porque yo cuando empecé con esa historia estaba hablando de mi abuelo. Y quise empezar, para explicar la guerra, hablando de la República, de cómo fue. Quería explicar todo el proceso, pero me di cuenta de que era una cosa tan inmensa lo que tenía que dije: «tengo que partir esto en dos». Entonces, decidí hacer la República que fue hasta cuando matan a Calvo Sotelo. Y, luego, empezar con La Fotografía.
A mí me gusta mucho cuando estoy escribiendo saber sobre lo que hablo, me gusta recorrer los sitios, pasear por los mismos sitios donde sucedieron los hechos. Y en La Fotografía, además, tuve que recorrer muchas bibliotecas, muchos juzgados. Tuve que buscar mucha información. Entonces, lo tenía más reciente (por decirlo de alguna manera), porque había estado en Quinto, Belchite, había estado viendo los sitios.
Había empezado con las dos a la vez, y decidí partirlo y dije: «ahora, ¿por cuál empiezo?». Y como tenía más reciente toda la parte de la guerra fue por lo que empecé por esa.
Ese fue el motivo.
P.- (N.D.) Con lo que estabas diciendo, me ha surgido la idea de que podrías hacer como Eloy Moreno, que hace una guía turística por los sitios del libro (risas). Estaría muy interesante.
R.- Sí (risas).
P.- (A.D.) Hablando de tu página web, nadando un poquito por ahí, hemos visto que está muy bien organizada y elaborada. ¿Te encargas tú de eso?
R.- Sí. La verdad es que hay una cosa que se llama Wish, no sé si lo conocéis. Que realmente es donde te alojan la página y te dan facilidad para hacerlo. Y sí, lo hago yo. Procuro hacerlo yo, llevarla, manejarlo… Lo que pasa es que al final tienes tantas cosas que no abarcas todo.
P.- (N.D) ¿Tienes algún autor o libro favorito? Ya sabemos que te gusta mucho la novela histórica.
R.- Me gusta mucho (risas). Galdós me encanta, Almudena Grandes también me gusta. No sé, tengo muchísimos autores favoritos.
P.- (N.D.) ¿Y algún libro? Alguno que digas: «este me encanta».
R.- Tengo un libro que para mí es el que me provoca más cariño, que te vas a reír. Es el libro que yo empiezo a leer cuando pasas de niña a leer cosas de adultos, cuando dejas los cinco o los siete. Y se llama Edad prohibida, de Torcuato Luca de Tena.
Esa fue la primera vez que leí un libro más de adultos, quizás. Y es curioso porque habla de un niño en la guerra civil que se refugia en el País Vasco. Yo creo que me marcó, porque todos mis libros vienen hablar sobre eso. Puede ser que ese sea el libro que más me ha marcado.
Yo leo muchísimo, leo un montón a mis compañeros. Yo pienso muchas veces que el mejor curso de novela es leer un buen libro. Entonces, leo mucho.
P.- (A.D.) ¿Hasta dónde te gustaría llegar en el mundo de la escritura?
R.- Bueno, a que todo el mundo dijera: «quiero leer ese libro, porque me aporta algo, porque me dice cosas, me ayuda a crecer. Me gusta porque me hace sentir». Eso creo que es lo más importante. No tengo un tope, no tengo nada. Solo quiero que la gente disfrute.
Ayer tuvimos una presentación de un libro, Merceditas Laserna, y, hombre, a las presentaciones suelen ir tus amigos, familia… Pero había gente que no conocía. Oye, y la ilusión que te hace, ver a gente que tú no conoces y que han ido porque les gustan tus libros. No han ido porque te conozcan y sean tus amigos, que esos también estaban y les agradezco un montón que estuvieran allí. Pero la gente que va porque les gustan tus libros, eso es una cosa para apreciar muchísimo. Y eso es a lo que quiero llegar. Quiero que se me llenen las presentaciones de gente que va porque quieren que les hable un poco sobre Merceditas o sobre Alicia o Beatriz. Eso es lo que quiero.
P.- (A.D.) Y llegado el punto, ¿te has planteado dejar tu trabajo para dedicarte plenamente a la escritura?
R.- Yo soy muy realista también (risas). Yo soy aparejador, trabajo en una empresa y como todos los días. Hoy en día la escritura solo le da de comer a muy poca gente. Es mi opinión.
También tengo algunos amigos que dicen que no es verdad, que se mantienen con la escritura. Hay gente que vive de Amazon, dicen. Yo no me lo acabo de creer.
P.- (N.D.) Sí es verdad que si publicas muy continuamente a lo mejor sí que les sale rentable…
R.- Pero, bueno, publicarlo continuamente cómo lo hacen, porque a mí las novelas me cuestan trabajo y hago como dos al año.
P.- (A.D.) En todo caso, habría que escribir como dos o tres libros anuales.
R.- Sí. Yo prefiero seguir trabajando y poner mucho interés en la literatura. Le pongo muchísimo y hago todo lo que puedo. A mí me encantan las presentaciones, no me cuesta nada coger y cambiar de isla o irme a otro pueblo. Porque me gusta sobre todo el contacto con la gente, me encanta. Y lo hago, pero ya trabajar, tengo que seguir con mi trabajo.
P.- (A.D.) Antes de continuar tengo mi duda particular, ¿cómo surge la idea de escribir Por un verso?
R.- Pues mira, Por un verso fue una cosa muy curiosa. Yo estaba en un taller de escritura y nos pusieron como trabajo hacer un relato de Halloween. Y todo el mundo se puso con, no sé, sobre los hombres lobo… Entonces, me acordé de que Gustavo Adolfo Bécquer tenía unas leyendas maravillosas. Quise buscar algo y pensé en él. Hice un relato, que no es la novela, pero es un relato que viene a ser más o menos, y se lo mandé al profesor.
Cuando tú mandas en los talleres los relatos, pues ya se quedan con ellos, los publican y ya no los puedes publicar tú. Me dijo: «mira, no te lo vamos a publicar». Me quedé echa polvo, «¿tan malo es?». Y me dijo: «es que es bueno, entonces es mejor que hagas una novela centrándote en esto». Eso es lo que hice.
Para mí, Por un verso es casi como una joyita, porque era un relato y te vas recreando, poniéndole tanto detalle, lo haces barroco… Es una cosa muy especial para mí.
Es una novela, además, que me ha sorprendido porque le ha gustado mucho a la gente joven. Es curiosísimo. Yo cuando escribo no pienso a qué público voy a agradar o a quien va dirigida la novela. Y esta ha sido sorprendente por eso. Habrá que preguntarse por qué, también.
P.- (N.D.) ¿El curso lo hiciste hace poco o fue hace tiempo?
R.- Fue hace tiempo, a lo mejor hace dos años. Y entonces fue cuando surgió la idea y lo dejé ahí.
Ahora me ha pasado también una cosa parecida. A mí me gusta mucho los relatos cortos, me encantan. Y cuando a lo mejor me dicen: «¿quieres hacer un relato benéfico para no sé que asociación?», yo me apunto siempre. Porque disfruto haciendo los relatos. Y tengo otro que me ha pasado más o menos igual, que lo hice con unas amigas y que la editora me dijo: «ay, Ana, ¿por qué no haces una novela corta sobre este relato?». Y lo voy hacer, ese relato lo escribí igual hace tres años, pero sé que se acabará convirtiendo en una novelita.
P.- (N.D.) ¿Y cómo empiezas tus novelas? Sé que te gusta mucho la histórica y aunque sea romántica también lleva histórica, ¿surgen siempre por algo real o histórico o no tiene por qué?
R.- Mis novelas siempre suelen basarse en hechos reales o en cosas que conozco. Por ejemplo, Por un verso es la única novela que tengo que no está basada en un hecho real, pero sí que está basado en un ambiente que conozco perfectamente. He estado en el Monasterio de Veruela muchas veces, porque el sitio donde sucede es Borja, que está al lado de mi pueblo, Tauste. Y en esa zona tenemos todos un amor especial por Bécquer, porque sabemos que ha estado allí, porque ha estado en Trasmoz. Como, por ejemplo, Antonio Machado en Soria que todo el mundo sabe quién es; pues Bécquer pasa lo mismo. O sea, lo llevo un poco genéticamente impreso.
Entonces, no es un hecho real porque además es fantasía. Podría pasarle a cualquiera porque la historia que cuenta está pasando muy a menudo, pero sí que está en mi entorno. Yo necesito escribir de cosas que conozco.
Ahora estoy escribiendo una novela que sucede en Cádiz y yo no conozco Cádiz. Me está resultando un problema.
P.- (A.D.) Cuando quieras te la muestro, que yo soy de allí… (risas)
R.- ¿Sí? ¿No me digas? (risas)
Pues me está pasando eso… Y esa novela también fue muy curiosa, ¿si queréis os cuento cómo sucedió?
Fuimos a un encuentro literario en Granada con mi editora y me subí a una mesa con otras escritoras. Hablamos y cuando bajamos de allí, una de ellas me dice: «mira, me gusta tu forma de escribir y yo tengo una tía que tiene una historia muy bonita que le gustaría que yo la escribiera en una novela. Pero ese no es mi estilo, a lo mejor tú sí que podrías». Y le dije: «dile a tu tía que se lea mis libros, que ella me mande la historia y miro haber que me parece y eso». Bueno, pues al final ha salido un libro. Pero el problema ha sido que sucede en Cádiz, Córdoba y Jerez.
Yo quería ir a Cádiz, porque yo necesito tocar los sitios. Además, es en los años cuarenta. Y con toda la pandemia no ha podido ser. Estoy esperando para poder ir, porque es la primera vez que escribo un libro de un sitio que no conozco, donde no he estado.
P.- (N.D.) Bueno, ahora con internet se pueden ver muchas cosas. Aunque no es lo mismo.
R.- No es lo mismo. Porque, por ejemplo, esto es un sitio que está en el parque genovés, yo ya he visto dónde está el parque, pero quiero sentir el olor de las rosas en el parque genovés. Necesito eso.
P.- (N.D.) ¿Tienes alguna manía como escritora, escuchar música o no sé… algo?
R.- Yo escribo en todos sitios. Yo estoy ahora en esta habitación, que es mi habitación de escribir. Pero si me llevas de vacaciones a otro sitio en cualquier momento encuentro un rinconcito y me puedo poner a escribir. Me concentro muy fácil y, por eso, en cualquier sitio me acoplo.
P.- (A.D.) Como Ken Follett que cuando está en aeropuertos se pone sus auriculares y a escribir. Han pasado cientos de personas y no se ha dado ni cuenta. Incluso casi pierde los vuelos (risas).
R.- A mí me pasa. Yo cuando trabajo, por ejemplo, oigo la radio, pero no me entero de lo que dicen. Tengo a lo mejor a mi compañero en frente que me dice: «han dicho no sé que», y yo digo: «¿así, han dicho eso?». Lo tengo puesto ahí como música de fondo.
P.- (A.D.) Creo que ha llegado la hora… Te damos permiso para que abras el regalo (risas).
R.- Tengo ganas, porque llegó y dije «¿esto qué es?» (risas).
P.- (N.D.) Es una cadena literaria que empezamos para que la gente que entrevistamos se conozca entre sí. Y, entonces, el libro que te ha llegado, es del anterior entrevistado, el que eligió. Es de Javier Garrido.
R.- Pues no le conozco, nunca he leído nada suyo.
P.- (N.D.) Se llama Mentiras que dan magia…
R.- ¿Y de qué va?
P.- (N.D.) Es un thriller, es suspense. Sabemos que tú eres más de novela histórica, pero a lo mejor te atreves.
R.- Me encanta, a mí me encanta. El suspense me gusta muchísimo.
P.- (N.D.) ¿Te atreves con otros géneros cuando lees, por ejemplo, terror?
R.- Sí, yo leo de todo. Cualquier cosa.
Y los thrillers me chiflan. Yo nunca escribiría ninguno porque a mí para escribir no me gusta demasiado, considero que para una novela negra necesitas hacer una buena descripción de todo, por las pistas. Y yo para eso, no soy buena. A mí se me da mejor crear el ambiente o hablar de los personajes, pero lo de describir me aburro haciéndolo (risas). Pero me gusta leer lo de los demás.
P.- (N.D.) ¿Te gusta escribir más diálogos que descripción?
R.- Los diálogos me encantan. Sí, lo que más me gusta es hacer diálogos y crear el ambiente, incluso crearlo a base de diálogos.
Tengo un amigo que me dice: «es que tus protagonistas no dicen voy hacer, es que lo hacen», porque como son diálogos.
P.- (A.D.) Y eso que suelen decir que los diálogos es lo más complicado.
R.- A mí me resulta muy fácil.
P.- (N.D.) ¿No te has planteado escribir algún teatro? Como te gustan tanto los diálogos.
R.- Creo que eso no me gustaría tanto, porque a mí me gusta decir: «el señor cogió la silla y le puso cara de pena…» O sea, me gusta escribir el diálogo y la cara que van a transmitir. En el teatro me tendría que limitar a «cogió la silla». Creo que no. No me lo he planteado tampoco nunca.
Yo discutía el otro día, porque a mí me sirve con decir: «la vajilla era hermosa», y tenía un amigo que me decía: «no, porque la vajilla que tenía el hilo de plata o la taza bordada con el no se qué…». Claro, a mí me sobra ya con que sepa que es hermosa, no necesito que sepa cómo es la vajilla. Cada uno es distinto.
P.- (A.D.) Entonces, siguiendo con esta cadena literaria, ¿cuál de tus novelas regalarías al próximo entrevistado? y ¿por qué?
R.- Ahí me has pillado, porque yo cuando ofrezco mis libros tengo delante a la persona y depende de la persona, le ofrezco uno o le ofrezco otro. O sea, que no es tan fácil. Es verdad que mis libros son géneros muy distintos. Son libros completamente distintos.
P.- (N.D.) La idea es que elijas uno que a ti es el que más te guste…
R.- Pues Merceditas Laserna, porque es un personaje muy complejo y me gustó descubrirlo y crearlo. Merceditas, seguro.
P.- (N.D.) La idea de la cadena es que al final la gente pueda leer autores distintos que no conozcan y atreverse con todo tipo de género.
Nosotros le regalaremos ese libro al siguiente entrevistado. Y seguro que le gustará.
R.- Y yo haré una maravillosa reseña, o no (risas), de este libro de Javier Garrido.
P.- (N.D.) Esperamos que te guste mucho.
R.- Seguro que sí.
P.- (N.D.) Y nada… Si quieres decir algo más.
R.- Pues nada, que estoy encantada de haberme encontrado con vosotros. Ha sido un orgullo y que de verdad he pasado un rato muy, muy a gusto hablando con vosotros. Y de los libros que es de lo que mas nos gusta hablar, ¿no?
Vosotros también escribís, ¿verdad?
P.- (N.D.) Sí, aunque Axel suele escribir más (risas)
R.- Sí, es que se nota mucho (risas). Porque yo creo que tenemos un lenguaje común. Los escritores podemos estar horas y horas hablando de libros y los demás nos miran aburridos. Nosotros, no.
P.- (A.D.) Sí, podemos hasta estar inventando historias entre nosotros. Y los demás se quedan ahí como «¿qué hacen?» (risas). Nosotros nos entendemos, somos felices.
R.- Sí, y ya está, no tiene más.
A mí me preguntan a veces cuando voy a presentar un libro a una isla pequeña, que sabes que va a ir poquita gente, y te dicen: «¿te sale rentable?». Y tú te quedas mirando como diciendo: «¿tú de qué estás hablando?» (risas).
P.- (A.D.) Muchas gracias, aquí tienes las puertas abiertas para lo que quieras, para tus siguientes libros o para lo que necesites.
(N.D.) Anda, es verdad, no te hemos preguntado… ¿Qué tal tus libros infantiles, que vas a publicar?
R.- Sí, voy a escribir unos libros infantiles que creo que saldrán en septiembre con editorial Garoé. Y está siendo una experiencia totalmente distinta. De verte tu sola escribiendo en una hoja en blanco a que tú escribes, otra persona tiene que darle forma y otra persona tiene que decidir que aquello quede bien. Es mucho más complejo.
Cuando la pandemia, como no me apetecía escribir otra cosa, me apetecía algo más agradable. Y fui cuando hice los cuentos. Tengo muchas ganas de verlos y ver qué acogida tienen.
P.- (N.D.) Pues nada… Muchas gracias, cuando quieras volver aquí estamos.
R.- Muchas gracias, ha sido una tarde encantadora.