El mundo está en llamas. El caos nos rodea. Y dentro de este caos, los libros, para los que lo han probado, te brindan paz. La inestabilidad es una pasajera más de nuestro viaje, eso debemos saberlo ya. Pero también son los libros, las historias que una persona ha derramado en forma de letras.
Siempre hablamos del terror como nuestro género preferido. Aunque somos amantes de la literatura, que es distinto. Nuestra invitada no solo lee literatura, también la escribe, aunque en muchas ocasiones se la ha destacado como escritora de terror. ¡Y menuda escritora!
No decimos nada más, 30 años escribiendo libros y otros tantos enseñando Historia en la Universidad es más que suficiente como presentación.
Os dejamos con la gran escritora española Pilar Pedraza.
Libros:
- Barroco efímero (1980)
- Las joyas de la serpiente (1984) Premio Ciudad de Valencia y Premio de la Crítica
- La Bella, enigma y pesadilla: esfinge, medusa, pan (1985)
- Necrópolis (1985)
- La fase del rubí (1987)
- La pequeña pasión (1990)
- Fellini (1993)
- Las novias inmóviles (1994)
- Las cosas de palacio (1995)
- Paisaje con reptiles (1996)
- Piel de sátiro (1998)
- La perra de Alejandría (2003)
- Fueron dioses (2008)
- El síndrome de Ambras (2008)
- Doble extranjería (2011)
- La pequeña pasión. (2011.)
- Lucifer Circus (2010) Premio Nocte de Novela Nacional 2012
- Brujas, sapos y aquelarres (2014)
- Trilogía Las Antiguas: La perra de Alejandría, Lobas de Tesalia y El amante germano.
- Lobas de Tesalia (2015)
- Mystic Topaz (2016)
- El amante germano (2018)
- Pánikas (2019)
- Eros ha muerto(2019)
- Arcano Trece (2020)
- Suspira: Las ministras del mal (2020)
- Tóxikas (2020)
- Nocturnas (2021)
ENTREVISTA
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P.- (A.D.) ¿Qué significa para ti ser escritora?
Esta es una pregunta fuerte, porque lleva el verbo ser, que es un verbo muy pesado y supone que yo soy algo, soy escritora. Yo, en realidad, no me considero escritora como algo que suponga ser. Sino simplemente como una persona a la que siempre le ha apasionado escribir, que escribe y tiene la suerte de tener lectores y editores, sobre todo, con los que trabajar muy dignamente.
Yo no me considero escritora como una profesional de algo que se llama habitualmente, y familiarmente, el mundo literario, o el mundillo, incluso. No pertenezco a ningún mundillo y escribo, pero no sé si soy escritora.
P.- (A.D.) Bueno, para muchos eres escritora, para nosotros, para nuestro corazoncito, y los que tenemos tus libros en nuestra biblioteca personal.
(N.D.) Seguimos un poco con tus orígenes… Con tu primera novela, Las joyas de la serpiente, te presentaste al mundo literario y ganaste el Premio Ciudad de Valencia y también el de la Crítica, que además es una cosa muy difícil para el género fantástico y de terror, ¿cómo viviste tus primeros momentos literarios y cuál fue tu mayor aprendizaje en aquellos años?

R.- Bueno, los viví con cierta perplejidad, porque no pensaba que de pronto me iba a encontrar considerada como lo que hemos dicho antes: alguien que escribe y que lo hace como para recibir un premio o dos o los que sean.
Realmente para mí las cosas no cambiaron mucho, porque lo importante siempre ha sido para mí compaginar la Universidad con la escritura, y me resultó satisfactorio, por supuesto, pero tampoco me cambió la vida radicalmente ni mucho menos. Primero, porque yo sé que en este país nadie puede vivir, salvo algunos privilegiados, de la literatura, y yo tenía mi forma de vida en la Universidad, ya la tenía trazada e iba con seguridad por ella.
Las joyas de la serpiente con sus dos pequeños premios fueron para mí muy agradables, pero desde luego no constituyeron una especie de euforia de haber conquistado algo, sino más bien satisfacción. Y me enseñó sobre todo que el mundo de los medios de comunicación, o de cierto conocimiento de mi persona por esto, para mí no era importante. Lo importante a partir de entonces era seguir lo que estaba haciendo desde que era niña, porque yo escribo desde muy joven. Y simplemente tomarlo como una cosa más, pero tampoco supuso un cambio en mi vida ni en mi manera de estar.
P.- (A.D.) Desde que empezaste a escribir hasta hoy, ¿cuál es el método o la rutina que utilizas en tus escritos? Mucha gente se preguntará: ¿cómo se organiza Pilar Pedraza para escribir?
R.- Bueno yo durante muchos años también me lo he preguntado (risas), sobre todo porque compaginando la Universidad, que es un desempeño y una profesión de muchísimo trabajo, si quieres ejercerla bien y a mí siempre me ha gustado ser profesora. He procurado ser lo mejor posible en este aspecto, para mis estudiantes y por mí misma, para mi satisfacción personal. Entonces, durante los muchos años que he compaginado la profesión de profesora universitaria con la literatura, pues he tenido que hacerlo de formas un poco rocambolescas. Porque el tiempo no es infinito y yo tenía que de alguna manera repartirlo bien y no caer en la idea un poco idiota de estar forjándome un futuro profesional de escritora, ni mucho menos.
Yo escribía, y he escrito durante 30 años, los fines de semana, los tiempos muertos, las vacaciones… He procurado compaginar, desde luego siempre poniendo por delante la profesión mía antes que la pasión, que era la literatura. Y, bueno, me ha dado buen resultado, porque durante estos treinta o casi ya cuarenta años en que estoy escribiendo, publicando desde muy joven y hasta el momento en que me encuentro jubilada, no sé cómo lo he hecho, pero se ve que muy bien. Porque me ha dado tiempo a acumular en la estantería, y sobre todo con la editorial Valdemar, bastante material.
No sé, es cuestión de trabajar mucho. El otro día un amigo me decía: «pues si tú trabajaste tanto y tal, te has perdido muchas cosas de la vida o no has disfrutado mucho». Y yo le preguntaba: «pero disfrutado de qué, ¿de ir de discotecas?, ¿de salir de fiesta, como decís ahora?». Porque yo he disfrutado muchísimo de mis clases, de la preparación de mis clases, de escribir cuando podía y, al mismo tiempo, divertirme con mis cosas muy apreciadas y queridas como el cine, por ejemplo, o el teatro. No ha sido tan de prisionera mi vida como parece cuando hablas con una persona más joven, que ha necesitado o sigue necesitando salir mucho, relacionarse mucho. Yo soy persona de pocas relaciones sociales, de pasiones muy definidas, que son el cine y la literatura, y de compartirlas con mi pareja, con mi marido, con el que llevo casada cuarenta años prácticamente.
P.- (N.D.) ¡Qué bonito! La verdad es que nos sentimos muy identificados, porque al final escribir, leer o, como has dicho, ir al teatro, ya son pasiones y son aficiones como otra cualquiera.
R.- Sí, a mí me han gustado siempre más que a lo mejor otras. Que tampoco es que no haya ido nunca a la discoteca, pero cuando yo me he planteado: tengo un día libre. Pues la dedicación es a seguir escribiendo el relato en el que me quedé el día anterior. Y lo he pasado muy bien y lo sigo pasando.
Ahora, por lo que decíais antes de cómo distribuir el tiempo, que hace unos años que ya no estoy en activo en la Universidad, aunque sí en la investigación, pero no en la docencia, pues tengo mucho tiempo libre lógicamente. Y me levanto por las mañanas sabiendo que todo el día es mío y que tengo que seguir estudiando, por supuesto, por las cuestiones que luego si acaso podemos comentar de mi afición al cine y de mi trabajo como historiadora y crítica cinematográfica. Sé que tengo que trabajar mucho, pero sé que no voy a tener interrupciones y que voy a dedicarme exclusivamente a la pasión, ya no a la profesión.
P.- (N.D.) Bien merecido, seguro. Después de tantos años, mereces poder levantarte y pensar solo en eso.
R.- Y es estupendo. Por eso no importa mucho cumplir años cuando estás dejando atrás una línea coherente, profesional o de aficiones y tienes tiempo para entregarlo completamente a tu pasión, en este caso, la escritura.
P.- (N.D.) Te queríamos preguntar algo muy actual y es que ya que eres una autora, como ya hemos dicho, con mucho recorrido. Has dicho que llevas escribiendo desde muy niña, ¿crees que en la actualidad existe un problema de censura y/o autocensura en la literatura?
R.- Yo no creo que actualmente exista, censura, desde luego, no. ¿Autocensura? Pues la que uno quiera ponerse, pero no debería haber autocensura. Yo lo que sí os puedo decir con toda seguridad es que yo no me autocensuro en absoluto. Ese vislumbre que hay de censura a la americana, en el sentido de que algunas editoriales tengan lectores especializados o empleados especializados en las cuestiones de la corrección política o de la corrección moral, etc. Eso a mí me produce cierto escalofrío, porque la literatura considero que debe ser libre completamente y que tampoco debemos caer en la cuestión ya profesional de autocensurarnos porque así venderemos más.
Yo no me autocensuro, yo escribo lo que quiero siempre y como quiero. Y si alguna vez he tenido alguna incidencia en este sentido, pues he dicho: o así, como yo lo hago, o no lo hago, lo retiro. Y siempre me he salido con la mía.
P.- (A.D.) Claro, es que estamos tan poco tiempo en este mundo como para pensar en autocensurarnos y quitarnos de la cabeza lo que queremos expresar.
R.- Claro, por supuesto. Hombre, que se autocensure o piense dos veces lo que va a hacer una persona que está en algo que no es artístico o creativo, me parece muy bien. Pero el arte y la creatividad, sobre todo el arte, tiene que ser libre o no será arte. Será otra cosa, será comercio artístico, será industrial cultural o será como le quieran llamar. El arte es la expresión, y la expresión de una subjetividad, de una personalidad, de un grupo o de quién sea, pero en absoluto puede ser censurado y menos autocensurado.
«Yo tengo mucho escrito y sé que en toda mi obra pues hay mucha literatura que no es de terror. Muchos relatos que son realistas, y una visión de la realidad que está trufada de fantasía o de un aura siniestra, pero que no por eso es de género.»
Pilar Pedraza
P.- (A.D.) Vamos a pasar al terror, así del tirón. A muchos lectores les da muchísimo miedo coger un libro de terror y leerlo por el mero hecho de que es terror. Pero luego vamos al cine y vemos decenas de películas de terror.
Entonces, viendo, por ejemplo, una tienda, una librería, vemos que la sección de terror, bueno, digo sección de terror, pero a veces…
(N.D.) Sí, es una amalgama de géneros donde hay terror.
R.- Claro, es que el terror qué es. Hay algunas editoriales o algunas colecciones que están dedicadas al terror. Ya sabemos que hay mucha gente que con tal de no leer, pues te dice que no lee terror, porque eso le trastorna mucho. Como hay mucha gente que dice que no quiere ver películas de terror, porque dan miedo y porque ellos van a entretenerse al cine y no a pasarlo mal. Bueno, todo eso es así y así lo tenemos que soportar. Pero eso no quiere decir nada.
Por otra parte, con la cuestión un poco ridícula de encuadrar las cosas por géneros de una manera muy fuerte, pasa por terror y, por lo tanto, por algo que hay que tener cuidado con ello, mucha literatura y mucho cine que es fantástico o que es siniestro, pero que no es de terror. Y en la literatura a mí personalmente me ocurre un poco. Hay cierta tendencia a considerarme una autora de terror, y yo no escribo novelas de terror de Pulp Fiction. Yo escribo literatura. Y mi literatura es mía y, por lo tanto, está impregnada de mis gustos y de mis aficiones, mis otras lecturas. Esas lecturas han sido generalmente de ese tipo fantástico, siniestro y demás, lo cual no quiere decir que yo no sea una lectora casi fanática de la literatura realista francesa, por ejemplo, del siglo XIX, o rusa. Yo leo de todo y escribo de todo, también.
Lo que pasa que es fácil y cómodo lanzar una palabra que defina a un escritor y con esa se queda ya para siempre. Como cuando a muchos medios les dio por denominarme gótica. Yo no soy gótica. Yo escribo como escribo y lo que hago es literatura. Entonces, si hay quien quiere calificarme ya de gótica de entrada, pues allá él. Yo tengo mucho escrito y sé que en toda mi obra pues hay mucha literatura que no es de terror. Muchos relatos que son realistas, y una visión de la realidad que está trufada de fantasía o de un aura siniestra, pero que no por eso es de género.
Es que lo de los géneros se presta a cierto abuso. Está bien que se maneje esa idea para ciertas cosas, pero también se abusa y el abuso va en detrimento siempre del autor al que se está calificando o del director de cine al que se está uno refiriendo. Y eso siembra más desconcierto todavía en el público que no es muy preparado o que no se maneja muy bien con los criterios. Es algo que deberíamos matizar siempre muchísimo y no caer en la cosa tranquilizadora y cómoda de decir: fulanito es autor de novela negra, menganita de gótico… La literatura es literatura y además conviene haberlo leído todo antes de opinar. Eso es también algo que no se da, en este país ni en ninguno, pero en este nuestro muchísimo menos, porque hay mucho periodismo en general de crítica de cosas: de libros o de cine. Que es una crítica como para orientar, pero que desorienta, y para salir del paso cuando no se tiene una idea cabal de lo que se está criticando o de lo que se está comentando. Y eso pasa mucho en el cine. Yo como soy también apasionada del cine, pues me da mucha rabia muchas críticas que veo, porque las veo tan poco fundamentadas y tan tópicas.
Para mí una de las cosas menos perdonables del mundo es el tópico: el hacer que las cosas tengan que estar metidas cada una en un bote con un rótulo.
P.- Claro, porque el creador, el que se dedica al arte, hace arte. No se encajona o no se limita en algo, lo hace y punto.
R.- Sí. Bueno, ha habido y hay escritores y cineastas que son de género porque han querido serlo y han escrito novelas de western porque eso era lo que les gustaba, tenía su público, y eso es un género.
Pero otra cosa es que alguien escriba sobre la colonización americana y necesariamente tenga que acudir a cosas del western sin por eso ser un autor del western. Esa es la cuestión.
P.- (N.D.) Vamos a seguir en el presente, porque queremos hablar de tu última novela, publicada por la editorial Valdemar: Nocturnas. Historias vampíricas. Vuelves a los relatos, tras haber publicado una trilogía sobre Grecia y Roma. ¿Qué has querido transmitir a los lectores con este nuevo libro en el que convergen un montón de inspiraciones interesantes como la literatura francesa?

R.- Sí, Nocturnas es un libro cuya protagonista fundamental es la mujer, y en una faceta que en literatura, en cine menos, no se ha tratado mucho, no se ha valorado bien, que es: el vampirismo, la noche, la oscuridad con respecto a lo femenino. Pero no desde un punto de vista de crítica puritana, por supuesto, sino de crear personajes y atmósferas fantásticas, irreales pero basados en la realidad, porque ya habéis leído dentro de esto un relato dedicado a un momento de la pandemia nuestra y muchas otras cosas.
Lo que he pretendido con este libro es entretener a un público culto con una serie de relatos que están basados en la tradición clásica de tema no solo vampírico, sino fantástico en general, y casi todas ellas progresando dentro del libro de una manera cronológica. Desde unos temas que sí podrían llamarse góticos hasta temas de fantástico gitano, que no es conocido en nuestra literatura por desgracia. Porque el pueblo gitano tiene una gran tradición oral de cuentos fantásticos y de situaciones fantásticas. Es curioso si sabes poner el oído donde hay que ponerlo para enterarse de las cosas, a mí me ha encantado siempre y lo he puesto en este libro como tema: las creencias de los gitanos sobre los muertos vivientes y sobre los vampiros.
Y luego hay un cuento dividido en tres partes, que está situado en la revolución francesa y que es quizá el que yo más quiero de toda la colección. Porque en él hay una progresión de un personaje femenino feminista de la época de la revolución, protofeminista, en tres partes. Una parte es ella en la cárcel de La Conciergerie esperando ser ajusticiada y como le cortan el pelo, y como en un momento determinado pasa por allí una de las personas que le han enviado a la cárcel y hay entre ellos una mirada de deseo y amorosa.
El segundo relato tiene lugar ya después de la revolución y es una conversación entre damas de la nobleza. Damas que están hablando de esa condenada y de cómo murió, etc. en el primer relato.
Y el último es cómo la muerta guillotinada es un espectro vampírico y cómo visita las fiestas reales que se produjeron después de la revolución francesa. Fiestas dadas por los familiares de los guillotinados en la época del terror y que eran fiestas de luto riguroso, con lazos rojos en el cuello para indicar la guillotina de la que habían sido objeto sus parientes.
Yo hago que este personaje del primer cuento, y que se habla de él en el segundo, en el tercero sea un espectro que visita una de estas fiestas. Y en esa fiesta se encuentra con ese hombre del primer cuento con el que tuvo una especie de flechazo tremendo entre la vida y la muerte en la cárcel de La Conciergerie, porque él también ha sido después ajusticiado. Es un tipo de fantasía no muy fácil de poner en marcha, porque este cuento me costó bastante pensar, hacer y rehacer, pero me encantó. Y como, por otra parte, además de la literatura y el cine a mí me gusta mucho la historia, porque yo soy doctora en historia. Me interesan los temas históricos, no para hacer novela histórica, en la que no creo, sino para ambientar o para crear mundos que tengan una raíz cultural histórica. Y, por ejemplo, estos libros a los que os referíais antes que son tres novelas que transcurren en Grecia, Roma y Alejandría son de tiempo histórico antiguo. Mientras que lo que estábamos hablando ahora era de la Revolución francesa. Yo me enfrento sin ningún miedo a las épocas históricas, porque han sido justamente lo que yo he estudiado durante mi carrera y por lo que he sentido siempre una inmensa curiosidad. Y me ha servido mucho, como os digo, para ambientar, para crear personajes verosímiles en esa época y para de alguna forma dejar volar la imaginación. Pero dejarla volar en el caballo de las musas, porque la cultura te permite eso. Te permite visitar épocas, crear mundos y eso es lo que hago yo habitualmente. Llevo 30 o 40 años haciéndolo y ya me he acostumbrado.
P.- (A.D.) Todo el mundo piensa y cree que sin duda eres una de las escritoras más importantes del panorama nacional español y nos gustaría preguntarte: ¿has llegado a expresar todo lo que querías con tu literatura?
R.- Yo creo que nunca se llega a expresar todo lo que se quiere hasta que uno se muere y ya no expresa nada. Pero he expresado bastante, sirviéndome de esos instrumentos y esas metodologías que os acabo de explicar. Y desde luego he disfrutado escribiendo lo que no está dicho.
No tengo ningún objetivo literario que cumplir en el sentido de decir: bueno, me gustaría, no sé, que me dieran el premio Cervantes. No. A mí lo que me gustaría es que lo que yo escribo sea para mí personalmente lo más excelente posible y que a mí me haga click todo lo que voy escribiendo, en el sentido de que va siendo mejorado. Y va siendo mejorado hasta el momento en que yo ya no dé para más y se acabe la historia. Pero no tengo más objetivo que el de expresar de la mejor manera posible, y por eso sigo leyendo mucho, sigo estudiando y sigo documentándome. Porque pienso que nunca se llega a estar en condiciones de decir: he expresado todo lo que quería. Me he expresado bastante, pero no todo. Espero que llegue un momento en el que toda la masa de obra que tengo por aquí, me digan: Pilar, esto es lo que tú pretendías o lo que tú querías hacer. Es muy difícil esto.
Pero yo en general estoy muy contenta con lo que he hecho y en gran parte tengo que agradecérselo al público que entiende estas cosas que no son géneros, sino que son expresión de algo más sutil que la mera cotidianeidad realista. Y a haber tenido unos editores como Valdemar que me han facilitado mucho la tarea, que son editores muy especializados en el tipo de literatura que a mí siempre me ha gustado leer. Ellos quizá han visto en mí lo mismo, lo que a ellos les gusta, me han dado, y si no me la hubiera tomado yo, toda la libertad del mundo para escribir lo que yo he querido y no rechazarme nunca ni un solo proyecto.
Yo todo lo que he escrito y que ha tenido para mí el pase de la cierta calidad, pues se lo he dado a ellos y ellos lo han visto, les ha gustado y lo han publicado. No ha habido ahí ningún estira y afloja, ni ningún “por qué no cambias esto” o “el título no nos acaba de gustar”, como pasa a veces con los editores y es lógico que pase. A mí con Valdemar nunca me ha pasado eso. Yo estoy super agradecida de que hayamos tenido una amistad de treinta años por decirlo así, más yo creo incluso de treinta años, en que no ha habido entre nosotros el menos roce, porque hemos sabido ellos lo que querían y yo lo que quería dar de mí. Teniendo como principal lectora yo misma. Eso lo tengo muy claro.
Si a mí me gusta un libro mío, puedo dárselo a Valdemar sabiendo que les va a gustar. Ahora, como yo no esté muy contenta o muy segura de una obra, pues no la doy simplemente. Yo no soy de dar a amigos a que lean, que les parece… No, yo si es bueno, que lo publiquen y si no, pues que no. Pero eso no nunca ha sucedido, o sea, que en eso estoy muy contenta.
P.- (N.D.) Antes de terminar quería hacer una pregunta, que hemos hablado antes de cine y que te encanta. ¿Qué películas te han inspirado más en tu literatura o simplemente en tu vida como cinéfila?
R.- Esa pregunta sí que es de difícil contestación, porque a mí como degustadora de cine, me gusta todo el cine y además como he dado varios cursos de historia del cine en la Universidad, he tenido que ver muchísimo. Me ha tenido que gustar muchísimo para poder explicarme y de alguna manera tengo una línea de investigación y de publicaciones de cine bastante amplia. He publicado bastantes libros de cine, no en Valdemar, porque Valdemar no publica cosas de cine, pero sí en Shangrila, que es una editorial dedicada al cine casi exclusivamente, en Paidós y en otras editoriales.
Contestando a vuestra pregunta, uno de los cineastas que más me gustan de siempre y quizá más me hayan podido influir y yo recomendarlo a todo el mundo, es Fellini. De Fellini, mi marido y yo escribimos para Cátedra, que fue un encargo de Cátedra, un libro sobre Fellini, que lleva no sé cuántas ediciones porque es el libro que utilizan habitualmente todo el mundo de la Universidad o fuera de ella, en trabajos. El hecho es que nunca nos han pedido que para una nueva edición cambiáramos alguna cosa o lo ampliáramos como se suele hacer, no pasa nada por eso. Nunca nos ha dicho Cátedra nada y siempre ha seguido publicando y reeditando nuestra Fellini. Y eso ya es algo, en el sentido de que si eso lo hicimos con tanto gusto, los dos juntos a cuatro manos, sin problemas, solo los meramente específicos teóricos o de alguna película. Lo hicimos con mucha alegría por parte de los dos.
Fellini es uno de mis clásicos preferidos, pero eso no quiere decir que no me hayan gustado y que no me sigan influyendo y haya escrito sobre, por ejemplo, temas como la mujer pantera. Me gustan mucho los temas femeninos y de monstruosidad femenina creada por la cultura patriarcal. Escribí un libro sobre la mujer pantera que todavía se consulta. Y sobre Metrópolis, la película de Fritz Lang que también me fascinó siempre. Tuve la oportunidad de escribir un libro bastante voluminoso sobre ese tema. Y de leer mucho sobre esa época, de leer la novela sobre la que está basada Metrópolis, que es de Thea von Harbou, la mujer de Fritz Lang. Luego se hizo nazi la mujer, cosas que pasan. Pero siempre me interesó.
Últimamente he escrito y publicado un libro sobre Jean Cocteau como artista multidisciplinar, que hizo cine, como sabéis, La Bella y la Bestia y otros. Era un literato de gran categoría y además era pintor y ceramista. Era un hombre realmente increíble, como entendía la cultura como un todo. Ese libro lo publiqué en Shangrila. Lo hice no hace muchos años y ha tenido buena acogida y está teniendo buen recorrido.

Y el último ha sido sobre tres películas de Dario Argento, que es un autor que me gusta en cuanto a su cine fantástico, no tanto a su cine policíaco, que no lo aguanto, pero el fantástico me encanta. Para Shangrila también, un libro trata fundamentalmente de las tres madres infernales que habitan en tres de sus historias o tres de sus películas, entre ellas Suspiria, que es la más famosa. Y yo tomé ese tema, porque me interesó mucho el hecho de que la mujer de Dario Argento fuera la que le inspirara esas películas fantásticas, negras, sobre las tres madres infernales. El género ahí se sobrepasa y llega a explotar, al menos en mi cabeza. Ha sido también un libro que ha sido muy bien acogido por todos.
Y en la actualidad estoy terminando un libro sobre una serie de televisión, que no sé si vosotros la conoceréis, que se llama Lo que hacemos en las sombras, que es de vampiros y es la mejor serie de vampiros de la historia del cine me parece a mí. No tiene nada que ver con Crepúsculo y con todas estas bobadas de literatura de vampiros rosa. Lo que hacemos en las sombras es de vampirismo muy dark y muy potente. Me gustó tanto la serie que se lo comenté, este gusto, a un amigo editor y me dijo: te lo compro. Y efectivamente, estoy terminando el libro y él ya lo tiene puesto en su calendario. Saldrá en enero o febrero más o menos. Y va a ser un libro muy bonito, sobre todo para esta gente que como yo no le importa que le hagan spoiler, no le importa que en un libro le cuenten todo lo de la serie, desde aspectos de la producción hasta las intimidades psicológicas más profundas de cada vampiro. Entonces, creo que este libro, aunque sea spoiler puro, tendrá lectores suficientes como para que el editor esté contento conmigo y tengamos una acogida más o menos simpática por parte de la gente.
Yo a todos mis amigos que andan un poco despistados con las series, les recomiendo esta y en cuanto la empiezan a ver se enganchan pero de una manera tremenda. Es una serie cuyos creadores son neozelandeses y tienen un punto de vista que no es el americano típico, sino otro distinto, muy distinto. Y una capacidad de seducción hacia el espectador, tremenda.
Si mis amigos se enganchan con lo que yo les digo, pues supongo que compraran el libro. Ya veremos (risas).
P.- (N.D.) Muchísimas gracias. Yo quiero destacar que no solo eres una de las mejores escritoras de nuestro país, sino que además eres muy humilde y eso se agradece en un mundo que a veces falta.
R.- Muchas gracias a vosotros. Si me dejáis, haré un acto de no humildad (risas) que se me acaba de ocurrir. Como yo ya voy cumpliendo años, en los que a uno se le perdona que escriba y no tiene críticas demoledoras ni nada. Ya empieza a sonar en otros ámbitos, pues yo tengo el orgullo de proclamar aquí que uno de mis cuentos más famosos Mater tenebrarum está en una antología inglesa de primer orden, en otra no tan de primer orden, pero también americana. Han comprado este mismo cuento editoriales, incluso una china, una húngara, una polaca. Y además una de mis novelitas más queridas que se llama La pequeña pasión y que es de cuando yo era bastante joven pues ha sido comprada los derechos y ya está en marcha la edición, por una editorial italiana.
Os lo digo porque a veces se suele preguntar a los escritores españoles: ¿y vosotros sois conocidos fuera? Pues sí, muchos sí. Lo son, y mucho. Y se lo han ganado a pulso. Pero incluso los que somos de esa fila que no nos hacemos notar demasiado y que vamos a la nuestra, sin estar en el mundo literario, ni en la academia, ni en mundillos ni nada, también tenemos la oportunidad de que nos llame un editor americano y nos diga: ¿me vendes este relato tuyo?, porque lo quiero editar y a lo mejor editamos una antología en inglés. Eso te pone los pelos de punta. No por soberbia ni orgullo.
P.- (N.D. y A.D.) Muchas gracias. Ha sido un placer.
R.- Gracias. Un abrazo muy fuerte.
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