El Amante Germano, de la gran escritora de terror española

El Amante Germano

Hoy me gustaría hablar sobre un libro de Pilar Pedraza, El amante germano. Una novela completamente adictiva desde el principio. La carga histórica es brutal, pero está muy bien equilibrada con la ficción, pues nos lleva de la mano por Roma, el infierno y sus respectivos dioses. Todo un arte, desde luego.

Cuando comencé el libro tuve una falta de interés importante, dada la carga de historia, pero conforme iba avanzando me iba quedando más pegado a las páginas. Este es el primer título que leo de esta espectacular escritora, que, además, es profesora en la Universidad. Sus estudios en Historia del Arte han hecho posible que nos deje obras como esta.

En algunos momentos aparecen personajes históricos romanos mientras que en otros son ficticios, pero hacen una mezcla perfecta para adentrarse en esta rica y fantástica historia. Es importante para mí —recordando la historia desde el principio— acordarse de cómo empieza la novela, pues lo hace con una peregrinación al santuario de las Cárites Infernales, para pedir por su difunto marido Druso. Pero ¿estarán de acuerdo Eros y Venus en responder a sus plegarias?

Por una parte, sí que estaban de acuerdo en darle a la joven una pequeña oportunidad de estar con su amado por última vez, pero la muerte no se puede eludir: es el fin de la vida y la razón de la vida; todo el mundo está hecho de átomos y en eso nos convertimos al morir, para, después de transformarnos en materia, volver a empezar. Por eso la muchacha pidió a Hécate poder disfrutar de su difunto marido.

¿Cuándo comienza, a mi juicio, la parte interesante? Pues cuando el tormento de la desaparición total de la vida de Druso causa en Valeria la enfermedad del amor y la pérdida de este. Sus doncellas, Febronia y Flámina, dos hermanas y primas de Druso, la ayudan en todo lo que pueden para salir de la melancolía; sin embargo, no es posible arreglar el hueco tan profundo que le ha dejado la marcha de su esposo. Valeria era viuda, pero no mujer. Porque… ¿se podía llamar «mujer» a una muchacha de dieciséis años que había tenido relaciones sexuales con un ente?

Su madre, Domicia, tratará de ayudar a su hija en todo lo que pueda, sin importar lo que tenga que hacer. Y para ello pide ayuda a Próxima Nigra, una hechicera —y amiga de Domicia— capaz de hacer cualquier cosa para arreglar un asunto que le sea interesante. Esta maga es de alta cuna, pues ayuda a la mismísima tía de Cayo, aunque también conoce los peores tugurios de Roma —cosa que usa para ayudar y ayudarse—.

Otro punto fuerte que me ha encantado es que la escritora nos introduce en los Campos Elíseos, donde se podrá ver el comportamiento de Orfeo, Medusa, Aquiles… Es, sinceramente, una belleza de historia.

Como he dicho al principio, cuando lo empecé a leer me pareció que iba a ser una lectura tediosa, pero nada que ver con mis pensamientos: ha sido una lectura amena, cargada de historia y muy simpática. Claro que con su punto de terror… Un terror posado en las manos de Próxima, capaz de hacer desaparecer a cualquier persona, incluso al mismísimo emperador si es necesario. Porque hay que tener en cuenta que ella es una maga de virtud y no una muerta de hambre que hace un mal trabajo por tal de cobrar.

¿Serán capaces los dioses del inframundo dejar que Próxima haga de las suyas para que Valeria, hija del senador Domicio, deje de sufrir por su amado?

Espero que lo leas tú también, querido lector.

Desde mi atalaya, me despido hasta la próxima reseña o comentario.      

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