Para acabar el año 2022, os traemos una entrevista increíble. Nuestro invitado es Santiago Díaz Cortés, un guionista de televisión desde hace más de 30 años y novelista desde 2018. Ha publicado con Penguin Random House y Planeta, ganado algunos premios con su literatura y hasta ha hecho un guion de cine.
En esta charla nos cuenta de todo: cómo escribir un guion, su primera incursión en la literatura, consejos para escritores neófitos y, por supuesto, cosas interesantes sobre sus novelas. Además, Santiago desprende un cariño y humildad fascinantes. Desde nuestra pequeña casa le damos las gracias por darnos la oportunidad de conocerle y de que podáis escuchar sus sabias palabras.
¿No le conoces todavía? Este es un buen momento 😉
Libros:
- Talión (2018)
- Taurus. Salvar la tierra (2021)
- El buen padre (Indira Ramos 1, 2021)
- Las otras niñas (Indira Ramos 2, 2022)
- Indira (Indira Ramos 3, 2023, EN PREVENTA)
ENTREVISTA
👀 Puedes ver la entrevista también en YouTube‼️
P.- ¿Qué significa para ti ser escritor?
R.- Bueno, a ver, me encantaría decir que es un sueño que tengo desde pequeño, pero yo no soy de esos. Yo de verdad que esta profesión, como mi profesión principal — bueno, ya no sé cuál es la principal, la verdad, porque ya las compaginó las dos y ahora últimamente me dedico más a la literatura que al guion, pero bueno cualquiera de las dos— me la encontré por casualidad.
Yo jugaba a baloncesto de manera semi-profesional, después estudié Educación Física y estando en un colegio de profesor, ya haciendo las prácticas, tenía las vacaciones de verano que se prolongaban durante tres meses. Sin un duro en el bolsillo, tres meses de vacaciones, no sabía qué hacer. A mí me gustaba mucho leer, me gustaban mucho las series de televisión y decidí escribir un guion de una película durante ese verano, pero, vamos, por entretenerme, porque no tenía otra cosa que hacer.
Y ese guion lo envié a las productoras en septiembre, porque mi hermano, yo tengo también un hermano que se dedica a esto, me dijo: oye, pues está muy bien, mándalo, prueba a ver. Y en el mes de septiembre me llamó una productora y me dijo que les había encantado, me quisieron comprar los derechos. Nunca se hizo esa peli, pero sí me ofrecieron entrar a trabajar en una serie.
Yo, imaginaos, no tenía ni idea, me fui a comprar todos los libros de guion para ver cómo se hacía, porque era increíble. Y, bueno, ahí empecé por casualidad.
Entonces, supuso un cambio de vida totalmente, pero encontré mi verdadera vocación. Porque de repente me di cuenta de que me encantaba contar historias, que se me daba bien en cuanto al guion, porque enlacé un trabajo tras otro durante 30 años ya. Estuve seis meses en paro una vez, pero los únicos en 30 años, y me sirvió para escribir una peli, así que me vino fenomenal. Encontré mi vocación, lo que creo que se me da bien. Y ahora mismo supone mi vida y mi ilusión de poder seguir dedicándome a ello pues hasta que me muera.
P.- ¿Cómo fue ese cambio de escribir guiones a escribir novelas? Supongo que fue un cambio.
R.- Sí, hay un cambio muy grande.
Yo llevaba ya prácticamente 25 años escribiendo guiones de pelis, de series, un montón. Bueno, en la profesión ya estaba bastante asentado, y mi hermano mayor, que se llama Jorge, ya había escrito varias novelas y siempre me insistía: tío, tienes que escribir una novela.
Pero yo no me veía capacitado sinceramente, porque, bueno, siempre había formado parte de un equipo, el guion es como más inmediato. O sea, cuentas una historia con unos personajes ya contrastados, con un principio y un final que te viene casi impuesto por la continuidad de la serie, y encima de 50 minutos, o sea, en 10.000 palabras prácticamente.
Y escribir una novela, pues ya me iba a las 100.000 palabras con una misma idea. Entonces, yo no me veía capacitado. Pero mi hermano me insistió y yo ya me quedé con el gusanillo ahí de: tendré que escribir, pero cuando encuentre una idea pues ya veré a ver si me pongo.
Esa idea de hacer una novela estaba ahí en mi cabeza hasta que encontré la idea que quería para Talión, que es mi primera novela, que anda por aquí, no sé si la veis. Las he colocado estratégicamente para que se vean (jaja). Y, entonces, pues ya me lancé a ello.
Me encontré con un mundo totalmente distinto al guion, por muchos motivos. Hay similitudes como es que en las dos profesiones estás contando una historia y tienes que hacerlo lo mejor posible para que la gente se quede o leyendo o viendo la historia que estás contando, pero después tienen muchas diferencias.
En una serie estás limitado por presupuestos, por disponibilidad de actores, por longitud de la historia que cuentas, por un montón de cosas. Y en una novela tienes libertad absoluta para hacer lo que tú quieras. Y eso por una parte mola mucho, porque dices: voy a contar ahora por fin la historia a mi manera, no va a haber interferencias de nadie. Pero, por otra, da mucho miedo porque no tienes con quién consultar dudas, no tienes a nadie que te dé otro punto de vista sobre algo. Hay veces que tienes esa inseguridad de no sé si lo que estoy escribiendo mola o es para tirarlo a la basura. Bueno, entonces, claro, tienes esos momentos complicados, pero a mí ese cambio me abrió más los ojos todavía.
Yo he tenido dos cambios grandes profesionalmente en mi vida, que son: uno de dedicarme a la educación física a ser guionista, que de repente entro en un mundo que no me esperaba. Y después el mundo de la novela, que otro cambio enorme por esto que os cuento y por el trato que se da a los escritores en contraposición de los guionistas.
Yo los 25 años de profesión que llevaba en aquel entonces creo que me habían entrevistado tres veces en mi vida. Y en cinco años que llevo de escritor, pues yo qué sé, nunca sé decir un número. Pero en promoción tengo todos los días dos o tres entrevistas. Todos los días durante los meses de promoción y cuando no estoy de promoción, o sea, los otros 6 u 8 meses del año, te aseguro que tengo cuatro o cinco entrevistas al mes. O sea, que también el trato que te dan y el reconocimiento que te dan es totalmente distinto, por desgracia. A mí me parece que hacemos muy mal en España no haciendo caso a los guionistas, porque al fin y al cabo consumimos mucha más tele y muchas más series que libros, y habría que agradecérselo.
Yo tengo la suerte de que mis amigos de toda la vida son los del baloncesto y ninguno se dedica a esto, nadie. De todos mis amigos, hay uno que tiene una productora, pero que tampoco nadie es guionista, nadie es escritor. Tengo amigos escritores que he ido conociendo por el camino y guionistas y gente de la tele, pero es gente alejada de este mundillo, ¿no? Y prácticamente no leen, o sea, muchos. Hay muchos que sí, pero hay gente que se lee mis libros, gracias, y porque se lo tengo que decir. Pero en cambio series las ven todas.
Y yo te aseguro que si a cualquiera de ellos les dices: dime 10 escritores. Y aunque no les hayan leído en la vida, te los dicen. Que si Reverte, que si no sé quién, que si tal. Dime 3 guionistas y no te saben decir ni uno. Pero, ya me da igual, no españoles, mundiales, ni uno solo te saben decir. Y eso a mí me parece que es algo que hacemos mal.
P.- Has dicho que llevas 30 años como guionista, ¿qué es lo más importante que has aprendido en todos estos años?
R.- Es una muy buena pregunta, pero es una pregunta muy complica, porque cuando yo empecé hace 30 años… Ya ves de dónde venía yo, o sea, mi carta de presentación fue entregar un guion. Lo mandé, alguien lo leyó y debió decir: oye, pues este tío tiene algo, voy a llamarle para hacer una prueba para una serie. Y ahí empezó mi carrera.
Ahora ya es impensable hacer eso. Ahora hay una carrera detrás, la gente viene muchísimo más preparada que entonces. Mi preparación ha sido a base de una oportunidad que me dieron y a base de escribir y escribir y escribir, e ir aprendiendo a medida que aprendíamos en España también a hacer guiones. Porque es que en aquel entonces mis primeras guiones que yo hice fueron de A las 11 en casa, que es que vosotros no sé qué edad tenéis, pero no habríais ni nacido.
Entonces era Ana Obregón, Antonio Resines, Arturo Fernández con La casa de los líos. Después entré ya en Antena 3 y entré en la producción de Compañeros. Fui aprendiendo e informándome a raíz que iba trabajando, y ahora eso es impensable. Se exige que cuando entran los primeros, ya tengan una formación detrás y unos conocimientos que ahora mismo por la inmediatez, por la competencia, por todo lo que hay, no puedes permitirte decir: bueno, ahora la serie va así, pero ya se rodará y funcionará más adelante. Ahora no tienes esa oportunidad. Entonces, tienes que empezar fuerte.
¿Cuál es mi consejo? Formaos, formaos mucho. Ved series, pero también leer guiones. Hay gente que dice: me encanta la serie y me gustaría ser guionista. ¿Ha leído alguna vez un guion? Ah, no, no. Y dices: joe, si ni siquiera miras el formato, cómo es. De lo que se escribe a lo que ves, hay muchas cosas que cambian y hay un lenguaje que tienes que comprender.
O sea, es: ver series, leer, preparaos, formaos. Sé que es un rollo, pero hay que hacerlo. Y después escribir mucho: escribir cortos, pelis, proyectos. Pero no solo con intención de venderlos. Yo he podido escribir, no sé, mil proyectos en mi vida y he vendido cinco. O sea, que hay novecientos noventa y cinco que se han quedado por el camino.
Hay que seguir intentándolo. Hay gente que tienes más suerte y lo consigue a la primera, y hay gente que no tiene tanta suerte y lo consigue a la décima o yo qué sé. Pero hay que seguir intentándolo. No es fácil. Hay gente que dice: es que escribí un guion y no me han hecho caso. Y qué, ¿ya lo has dejado? Buff, es que mucho trabajo. Pues mal vas.
Tienes que seguir, es como si un futbolista te dice: yo nunca he jugado al futbol, pero quiero jugar en el Madrid. No, hombre, tendrás que empezar a prepararte, a jugar en infantiles, en juveniles, a formarte. Y después ya a ver si llegas. Hay muchos que se quedan por el camino. Pues en el guion y en la novela, pasa exactamente lo mismo. Pero para que tengamos más oportunidades de llegar, tenemos que hacer todas esas cosas.
A ver, hay que innovar. Contando lo mismo que todos seguramente una productora me lo va a comprar antes a mí que a alguien que empieza, porque tengo una trayectoria detrás.
Entonces, claro, para hacer algo clásico van a decir: hostia, pues llamamos a Santi, que ha hecho ya 500 guiones clásicos, bueno no sé si 500, pero que tiene ya ese conocimiento. Los que venís nuevos, innovad, hacer cosas distintas. Que ahora encima hay muchas posibilidades de abrir la venta. Antiguamente tenía yo: Antena 3, Telecinco y Televisión Española. Y eran generalistas y no te podías salir del público al que iban dirigidos.
Ahora quieres hacer—imagínate— gore a saco y tienes plataformas a los que mandarlos, tienes gente especializada. Quieres hacer erótico, lo tienes. Entonces, hay que buscar cosas nuevas, hay que innovar. No hay que intentar encontrar la idea del siglo, porque seguramente no la vayáis a encontrar, pero sí tenéis que currároslo y abriendo la mente y no autocensuraros, cosa que yo buena parte de mi carrera he tenido que hacer.
P.- Hoy en día el streaming ha cambiado completamente el panorama.
R.- Cuando estaba en ese mundo pre-streaming. Te juro que nosotros hablábamos de que cualquier día tendríamos una tele en la que tú podrías ver lo que te dé la gana. Tú fíjate, que estoy hablando de hace 30 años. Y decíamos: que no es un vídeo, sino que vas a tener opciones de ver hoy esta serie y luego un capítulo o veo dos, y sino ya lo veré mañana. Y era un futuro que lo vislumbrábamos un poquito, pero que era un futuro como si hoy hablamos de coches voladores, pues igual.
Y entonces ha cambiado la forma de ver la tele y por lo tanto de escribir. Por lo que os decía, ahora es mucho más sencillo en cuanto a que tienes muchos más sitios a los que ir
No sé si conocéis una serie que se llamaba Médico de familia. Pues era la típica serie que veía toda España, todo el mundo. ¿Por qué? Pues porque el target era amplísimo y eso se hacía desde lo que te pedía la cadena o quien fuera. Tenías que meter para los niños a Chechu, para los adolescentes tenías a los adolescentes, para la gente mayor tenías al matrimonio, para los abuelos tenías al abuelo. Entonces era una serie en la que tenías que meter de todo para que llegase a más público.
Ahora ya no necesitamos hacer eso, ahora queremos hacer una serie de adolescentes, metemos adolescentes y necesitamos ni que haya adultos. Bueno, sí, algún padre o una madre o una profesora o profesor, pero casi como comparsa de la historia. Bueno, pues es una manera diferente de hacer las cosas y es mucho más sencillo enfocar lo que queremos hacer.
P.- Creo que tenemos mucha información sobre la construcción de una novela: a nivel de estructura, estilística, de todas características, pero ¿cómo se escribe un guion? Y sobre todo, ¿cómo es eso de «es un buen guion», ¿cuáles son las características de un buen guion?
R.- Uf, que preguntas más difíciles me hacéis. Hay diferentes maneras, depende de la serie donde trabajes, son diferentes maneras de organizar el trabajo. Por ejemplo, las tiras diarias que están un poquito como si fuesen un género menor, y no es cierto. Tienen un trabajo y tienen una calidad, lo que pasa es que van dirigidos a un target que muchas veces no encaja con nosotros. Pero hay que darse cuenta de que son productos muy dignos, muy currados. Muchas veces más que productos con mucho más presupuesto.
Esa es una manera de trabajar: como es un producto en el que hay que sacar un guion por capítulo diario, pues la escritura es un poco más en equipo. En el sentido de que suele haber un equipo de argumento/escaleta, o sea, que son los que trabajan en las biblias de 65 capítulos, es decir, lo que va a ocurrir en esos 65 capítulos. Después, un equipo de escaleta que divide esos 65 capítulos o esa biblia de temporada en diferentes bloques de cinco capítulos, que son los que van a ir el lunes, martes, miércoles, jueves y viernes; y que escribe la escaleta de cada uno de esos capítulos.
Primero divide en bloques y después cada escaletista hace el que le toque. Te toca el lunes, pues haces la escaleta del lunes. Y después esas escaletas pasan a los dialoguistas, que son los que se encargan de transformar en el formato guion, meter los diálogos, meter las acotaciones y lo que sucede, que es realmente lo que vamos a ver.
Esa es la manera de trabajar. O sea, es un equipo bastante grande. Yo ahora mismo estoy trabajando para Mediaset en una tira diaria y yo estoy de dialoguista, porque es lo que más me gusta y lo que más me divierte. Me han dado la opción de serlo y a mí me gusta mucho. Entonces, a mí me mandan todas las semanas mi escaleta, que son unas 8 páginas, y yo eso lo transformo en un guion de 46 aproximadamente todas las semanas.
Después hay otras maneras de trabajar. Yo en las dos últimas series que he trabajo, que son Fuerza de paz, una que va para Televisión Española que debe estar a punto, y otra para Mediaset, que se llama El escándalo, que creo que se emite en enero. Eso ya son series de 50 o 60 minutos con temporadas de 8 capítulos, y es otra manera de trabajar.
Aquí éramos un equipo de tres personas nada más: la coordinadora y creadora de la serie, que es Aurora guerra, después Juan Vicente Pozuelo y yo. Nos reuníamos al principio de la serie todos los días, para sentar las bases de la historia, o sea, hacíamos como la biblia de esos 8 capítulos juntos. Después, lo dividíamos en una pre-escaleta los tres juntos de cada capítulo; decíamos: en este capítulo vamos a empezar aquí, va a pasar todo esto y termina aquí. Hacíamos así los ocho capítulos y después nos lo dividíamos, y cada uno ya hacíamos nuestra escaleta con esas bases que habíamos sentado. Nos las volvíamos a mandar, las discutíamos entre los tres, hacíamos los cambios y los ajustes, y una vez que ya estuviésemos convencidos de la escaleta nos íbamos para casa y ya la dialogábamos. Y ahí entramos otra vez en el mismo proceso: nos mandábamos los capítulos… Esa era la forma de trabajar, pero hay mil millones de fórmulas de trabajar.
Hay equipos que trabajan en la productora y se dividen cada capítulo entre dos personas: uno hace la escaleta y otro el guion, o los dos hacen las dos cosas y se dividen por tramas. Depende de con quién te encuentres, trabajaras de una manera u otra.
Pero, vamos, que el proceso, independientemente de cómo sea, es: primero el argumento, después la escaleta y después el diálogo.
P.- Tu primera novela fue Talión en 2018, que además ganó dos premios, y es de novela negra ¿Cómo vives ese proceso de cambiar de guiones a novela y encima elegir el género de la novela negra?
R.- Respondiendo a una pregunta inicial de qué supone ser escritor, yo os decía que nunca fue mi sueño, me lo encontré por casualidad. Pues esto también ocurrió por casualidad. Bueno, por casualidad relativa, porque yo creo en las casualidades, porque es que hay que creer porque ocurren, pero todas las cosas que nos suelen pasar son consecuencia de algo.
¿Por qué yo escribo thriller? Porque es lo que más me gusta como lector. A mí siempre me ha encantado los asesinatos, los misterios, todas esas cosas. Si algún día me planteaba hacer una novela, pues iba a hacer el género que más me gustaba que era ese.
Ya os he dicho que supuso libertad en muchos aspectos e inseguridad en otros, porque realmente no sabes si lo que escribes vale para algo. Y ¿qué ocurrió? Yo escribí las primeras 100 páginas o algo así cuando se me ocurre la idea.
Os lo resumo muy rápido. Talión trata sobre una periodista a la que le dan dos meses de vida y decide tomarse la justicia por su mano, o sea, aplicar la ley del talión con quien ella cree que no ha pagado, o sea, que no está en la cárcel o no ha pagado lo suficiente. Es una novela muy entretenida, muy visceral, llena de acción, llena de un montón de cosas. Y esa se me ocurrió, como todo en la vida, con una base de la realidad.
Yo no quiero frivolizar con esto, pero ese tema lo encontré en el telediario. Un día comiendo con unos amigos estaban poniendo en la tele un caso tristemente famoso de una chica, la que habían matado y que nunca se encontró el cuerpo. A día de hoy sigue sin encontrarse. Y estaban los padres de esa chica hablando y lo que pedían era que por favor se hiciese justicia con su hija. Y alguien, no sé quién fue, dijo: pero qué coño justicia, lo que hay que es matarlos. Venganza.
Ese fue el germen que a mí me hizo pensar. La diferencia entre la justicia y la venganza. ¿Cómo es posible que estos padres pidan justicia y no reclamen venganza?, ¿qué haría yo en su lugar? ¿Sería capaz de contenerme o me presentaría en la puerta del juzgado con una escopeta y me los cargaría? Y ahí ya empecé a investigar, dije: por qué no ocurren estas cosas. Bueno, pues porque nuestra primera intención es hacerlo, pero después nos contenemos. Porque somos civilizados y porque tiene consecuencias todo. Tiene consecuencias para nosotros, para nuestras familias, para el resto de hijos que podamos tener, hermanos. En fin, por eso conseguimos contenernos.
Entonces, dije yo: pues yo quiero a alguien que lo haga, que traspase esa línea, que no tenga consecuencias para ella o para esa persona, porque solo le quedan dos meses de vida. Ese fue el germen. Dije: ostras, pues me mola. Y así cree esa historia.
Escribí las primeras 60 páginas o una cosa así y se las mandé a mi novia y a mi hermano. A mi novia le encantó y es muy crítica conmigo, o sea, me fío de ella, porque cuando escribo algo que no le gusta, me lo dice. Aunque después nos tiremos sin hablarnos tres días, pero me lo dice (risas). Pero mi hermano también. Entonces, me dijo mi hermano: me gusta mucho, me parece que tienes que ajustar cosas, pero sobre todo que tiene posibilidad de llegar a ser una novela. Porque eso ocurre muchas veces, que nos creemos que tenemos una idea, pero llegas a las 100 páginas y ya no sabes cómo seguir. También eso es un trabajo previo de escaleta.
Con eso, seguí. Entonces, yo termino ese manuscrito, le doy mis ajustes y se lo doy a mis lectores beta, que debemos tener todos. Un consejo que os doy es que lector beta no significa alguien que todo lo que vayas a escribir le guste y que te diga que eres Cervantes. Eso mola mucho, alguien que te mire y diga: joder, qué bueno eres. Es lo mejor que he leído en mi vida.
Es maravilloso que te digan eso, pero eso no te sirve de nada. Hay que buscar a gente que te diga lo que piensa de verdad. Porque a mí que me digan es maravilloso, pues muy bien, pero yo necesito alguien que me diga: si le ha gustado, pues me ha gustado, tampoco tiene que venir a tirarte el trabajo por tierra. Si les ha gustado agradezco que me lo digan, pero en qué podría mejorar o en qué te ha gustado menos. Para ver diferentes opiniones, porque tú estás metido ahí que a veces no las ves y te pueden ayudar. Hay cosas que cogerás y hay cosas que no, pero es importante dárselo a leer a gente que te diga cosas, y no que te diga solo: qué bien escribes. Muchas gracias, pero es que no me sirve de nada.
Una vez que ya pasé ese proceso, dejándome de hablar con amigos (risas). Ahí decidí mandarlo a la editorial Planeta, a lo grande. Sigo ya que quiero ser futbolista, pues voy a Madrid o Barça. ¿Qué no me cogen? Pues ya iré bajando, por intentarlo yo voy a lo grande. Y lo mandé a Planeta. Pasaron siete meses y no me habían llamado, entonces, mi pensamiento fue: no les ha gustado. Encima yo consulté mucho en redes, en páginas de escritores.org, foros de literatura para enterarme de cosa, porque no tenía ni idea.
Y leí que las editoriales muchas veces ni contestaban si no les gustaba. Yo di por hecho que no les había gustado y entonces ya me planteé mi siguiente etapa. Pero en esos meses de toda esta investigación, yo descubrí la figura de la gente literario.
Yo ahora a todo el que me pregunta, para mí es imprescindible tener agente. Por muchos motivos. Para mí alguien que vaya sin agente va en una enorme desventaja. O sea, es como ir a un juicio sin abogado. Puedes ir, pero no te sabes los trucos legales, no has negociado un contrato literario en tu vida. Necesitas a alguien que sepa de todo eso, igual que si estás acusado de algo, necesitas un abogado que sepa de todas las cosas.
Me entero todo eso y busqué un agente. Cuando yo busqué es agente, que también es complicado, porque hay que mandar el manuscrito.
Mira un consejo que voy a dar a otro mundo: tanto si buscáis agente como si buscáis editorial (mi consejo siempre es que busquéis agente) mandárselo a todo el mundo. Hay cien agentes, pues cien agentes. Y ¿qué vienen diez? Pues el que mejores condiciones o el que mejor rollo te dé se lo das.
A no ser que tengas un objetivo muy claro: quiero que me lo mire este agente. No a uno y voy a esperar, porque los tiempos en literatura se dilatan esos siete y más. Y a lo mejor te estás esperando cuatro meses para que un agente te diga: mira, no me interesa, y entonces he perdido cuatro meses. No, se lo mando a todos y si dentro de cuatro meses me vienen tres y están interesados, pues analizo cuál me interesa más, cuál me puede beneficiar más y me voy con ese.
Dicho esto, se lo mando a varios agentes y uno de ellos es el más rápido y yo digo: pues estupendo. Llama a Planeta para mandar el manuscrito y en Planeta le dicen: no, si esta novela ya la teníamos seleccionada para publicarla. Habían tardado ocho meses.
Fijaos la historia, para que tengáis paciencia. Otro consejo: paciencia, porque me tardaron 8 meses y era un sí. Imaginaos.
Entonces, le dicen que sí. Él ya negocia las cosas y yo tengo esa primera reunión. Vosotros imaginaros la primera llamada de la editorial, que es como…A ver, mira, voy a contar una cosa que nunca ha contado. Vosotros os imagináis que esa primera llamada de mi editora en aquel entonces, porque después cambié de Editorial con la segunda novela, pues es como una fiesta. Y lo es, pero llevaba tantos meses de decepción, esperando que me llamasen y pasaba un mes y no me llamaban, y pasaba otro y no me llamaban, y pasaba otro, que después cuando me llamaron, ya estaba cabreado con el mundo.
Me pegó un alegrón no os podéis imagina, pero no me salió esa euforia que yo me imaginaba. Estaba comiendo el menú del día al lado de mi casa y no me salió eso de: invito a todo el mundo. No, no me salió. Colgué y dije: joe.
Me llamaron de Planeta: oye, que nos gusta tu novela y te queremos publicar. Te viene bien la semana que viene un día que nos veamos en la editorial. Y yo sí, sí, claro. Y bueno y así fue. Ese fue el proceso.
Y como os decía antes, como de guionista nunca me habían entrevistado, me habían entrevistado tres veces en mi vida, en la primera reunión de promoción me pasaron un listado de las ciudades que iba a visitar, con ya las radios, las teles a las que iba a ir, los periódicos… A lo mejor eran 10 o 15 cada día en cada ciudad. Yo casi me meto en la cama y digo: yo no quiero publicar.
Era una locura de ¿cómo? Que voy a Valencia y tengo tele a las 9 de la mañana, después a las 9:30 periódico, después a las 9:45 radio por teléfono, después a las 11 otra tele. Ostras, os imagináis. Y eso era en Valencia, pero es que al día siguiente era Bilbao y al siguiente Barcelona, era una locura.
Además yo tenía mogollón de miedo escénico. Ahora ya, bueno, he cogido un poco más de tablas. Pero en aquel momento iba acogonao perdio. Imaginaos el primer día de promoción que fue en Madrid, que fue en el hotel de las letras. Me recogía un coche en casa a las 8 de la mañana y tenía que estar allí a las 9. Y era a primera hora informativos de Antena 3, a las 9:22 radio en directo la COPE, a las 9:35 la SER, a las 9:40 venía uno de un periódico. Yo cuando vi eso me moría. Yo decía: en qué momento se van a dar cuenta de que soy tonto (risas).
Yo me acuerdo que, como buen guionista, me hice un listado de todas las posibles preguntas que se me ocurrían que me iban a hacer, o sea, tenía 150 preguntas. Para estar preparado, porque yo qué sé que me van a preguntar. Después te das cuenta de que, no es que sean las mismas, porque hay periodistas y periodistas, pero todas van encaminadas a lo mismo y ya tienes salidas.
Esos fueron mis principios.
P.- Nos ha encantado tu historia, pero ¿cómo pasas de criminales y novela negra a ciencia ficción juvenil?
R.- A mí me encanta la animación, porque yo de niño no veía tanta animación. Había evidentemente, pero yo de repente descubrí una animación que era una cosa que no entraba en mi cabeza de la maravilla que era y cómo estaban curradas las pelis, y la calidad.
A mí me encanta la animación. A día de hoy sigo viendo pelis de animación. Me gusta mucho. Y siempre tenía la cabeza escribir una peli de animación. Lo que pasa es que era tan complicado el mundo de la animación.
Yo en las productoras en las que estaba, llegué a hablar con productores de animación y era tan difícil colocar una peli y tan costoso. Una peli costaba 15 o 10 millones de euros. Levantar ese presupuesto es imposible, y además las productoras como son presupuestos tan grandes y después es un trabajo durante muchos años, de unos cuatro años, ellos mismos (el mismo director o los mismos productores) son los que trabajan en ese guion, o sea, que no te van a comprar un guion viniendo de fuera o es muy difícil que lo hagan.
Entonces, en un verano que lo tenía yo más libre que otros. Ya había escrito Talión y acababa de entregar El Buen Padre a la editorial y estaban haciendo la edición. Tenía unos meses libres, tres o cuatro. Ya tenía la idea de la peli de animación que me hubiera gustado hacer, que era Taurus. Y lo que dije fue: voy a intentar a escribirlo en plan novela, a ver cómo me sale. Y así fue.
Durante junio, julio y agosto aproximadamente, teniendo ya la idea, o sea, ya había currado sobre una escaleta, me dediqué a escribir esa novela. Y llegó septiembre, se lo mandé a mi agente y me dijo: ostras, pues lo que vamos a hacer es presentarlo a los premios de novela juvenil, porque mola mucho. Y dije: ah, pues hazlo. Y fíjate qué casualidad que gané el premio de Jaén narrativa juvenil 2021. Fue también por casualidades de la vida.
P.- Ahora pasando al thriller con la serie de la inspectora Indira Ramos. Nosotros que hemos leído Las otras niñas, con todos mis respetos, pero hay un par de bemoles. Se trata del caso Alcacer que ha dado mucho de qué hablar y sigue dando.
R.- A ver, por partes. Yo cuando hago Talión, la publico con la editorial Planeta. Me tratan de maravilla, me llevo genial con ellos, pero cuando hago El Buen Padre, que es la primera entrega de la inspectora protagonizada por Indira Ramos, me hace una oferta Penguin Random House. Una oferta que no pudimos rechazar, porque lo que nos proponían era fantástico.
Entonces El Buen Padre es la primera entrega; Las otras niñas, la segunda; y Indira, que sale en enero, será la tercera. Efectivamente se pueden leer cualquiera de las tres de manera individual. Si alguien me dice yo las quiero leer todas, es mejor leerlas en orden, porque si no te comes un pequeñito spoiler, aunque son casos policiales independientes y se entiende bastante bien. Es como la nueva, ¿Indira se puede leer de manera individual? Se puede. Ahora bien, va a ser más completo y más profundo el análisis, si tienes un conocimiento previo de Indira de las tramas o de alguna trama en continuidad, aunque lo vas a entender todo.
Una cosa sí quiero aclarar, y es que Las otras niñas no trata sobre el caso Alcacer. De lo que trata es de la fuga de Antonio Anglés. O sea, el caso Alcacer es el punto de partida de un criminal que se fuga y que a día de hoy no sabemos dónde está.
Yo lo que cuento en esta novela es lo que hizo, no entro en detalles, por si alguien busca el morbo de los asesinatos de Alcacer, no lo va a encontrar. Pero sí cuento lo que les pasó y relato la fuga de Antonio Anglés.
La fuga de Antonio Anglés tiene una parte real, o por lo menos que es la versión oficial, que es que se fuga de Valencia, le persiguen por toda España y se mete de polizón en un barco en Lisboa y ahí desaparece, se supone que salta el mar. Y a partir de ahí ya es una obra de ficción, o sea, yo lo que relato es lo que creo o lo que pudo pasar con Antonio Anglés en esos 30 años hasta día de hoy que le encuentran por casualidad.
Entonces el 15% real y el 85% ficción, una especie de ucronía que se llama, que es repartiendo de un hecho real, se queda una ficción. O sea que parte de Alcacer, de un asesino real, pero no entro en el caso, ni cuestiono, ni doy teorías.
P.- Me ha gustado mucho tu narrativa, porque vas al grano.
R.- Es mi herencia de guionista (risas).
Yo siempre cuento una cosa, porque es real. Los guionistas tenemos un enemigo muy grande, que es el mando a distancia de la tele. Como alguien con solo un movimiento de un botón se vaya de donde estás emitiendo la cadena, o lo pare, ya no vuelve. Vamos, ahora mismo en streaming es más sencillo. Porque lo dejas aquí y ya volveré cuando lo pille en otro momento, pero sobre todo en la tele en abierto, si se van a otra cadena, ya no vuelven. Entonces, hay que ir al grano, no puedes meter paja, porque la paja aburre.
Hay que hacer que la acción avance, que en cada página te encuentres una sorpresa. Quiero saber qué pasa después. Es que lo necesitas para que no se te vayan en la tele, entonces todos mis conocimientos adquiridos en guion, los procuro aplicar a la novela y por eso pasa esto que dices que es algo dinámico, rápido.
P.- Nosotros desde aquí te agradecemos muchísimo el tiempo que nos ha dedicado que es súper valioso.
R.- Yo digo que mi máxima aspiración en la literatura es entretener y os cuento unos rollos pataderos que debo haber dormido a más de uno (risas).
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