La Templanza – Un viaje por el mundo del S. XIX

Templanza de Maria Dueñas

Una historia por México, Cuba y nuestra maravillosa Cádiz, nos trae el libro de María Dueñas La Templanza. 

Si habéis tenido la ocasión de leer algún libro de esta autora, conoceréis su gran maestría con las descripciones. Nos hace un recorrido no solo por los personajes si no por los lugares donde los protagonistas caminan. Aderezado, además, con la ambientación en la época elegida por la autora.

La Templanza es un libro para leer despacio, deleitarse, soñar, caminar despacio. Debemos saborear cada ambiente por el que recorremos junto al personaje. Además, es fantástico como María Dueñas logra transmitir perfectamente cada lugar mediante el lenguaje de los personajes; pues refleja con esmero el hablar cubano y mexicano. No he tenido la suerte de visitar América Latina, pero la autora te hace viajar hasta allí.

La novela está basada en el siglo XIX. En ningún momento dice expresamente en qué fecha se encuentran los personajes, pero no hace falta. Con saber que la única colonia española que quedaba en pie era Cuba, nos hacemos una idea.

A pesar de que la portada del libro muestra una imagen que parece ser romántica, o una historia de amor, eso es solo una pequeñísima parte de la obra. No es, sin duda, su cometido. La trama de todo el libro rodea al personaje Mauro Larrea. Un español mexicanizado hecho a sí mismo, y que luchó en la minería hasta conseguir ser parte de la clase alta de la sociedad. Sin embargo, algunas malas inversiones hacen tambalear su patrimonio y tiene que pelear para encontrar una solución que salve su mala situación. En ese momento comienza la historia.

En mi humilde opinión creo que la portada del libro no le hace justicia. Con ello no digo que la ilustración no me guste, pero es posible que mucha gente no haya leído el libro, o ni si quiera se lo haya planteado, porque parece una historia de amor. En definitiva, podrían pensar que es un libro “un poco ñoño”. Y para nada es así. Tienes muchas cosas interesantes, la primera de ellas es que el título tampoco se trata de una idea abstracta sobre el temperamento. Es simplemente un lugar. ¡Y qué lugar! Tendréis que descubrirlo vosotros mismos.

Yo provengo de la tierra por la que se paseó el mismísimo Alonso Quijada, y por eso me encanta poder oler y saborear el vino. Aunque el libro no hable de mi tierra, me recuerda mucho a ella, por el olor inconfundible a uva que me viene sin pensarlo si quiera. Pero también me siento muy unida, en muchos sentidos, por la tierra gaditana. Y me encanta poder pasear por sus calles, e imaginar el trasiego y el gentío en aquella época, mientras nuestro protagonista intentar aferrarse a su vida con todas sus fuerzas.

Es un libro que os recomiendo sin ninguna duda leer. Para disfrutar. Para viajar. En soledad. Por un espléndido recorrido de calles, aromas, sonidos, sentidos… que os harán soñar y luchar de nuevo.

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