La maldición de Henry

Bienvenidos a mi atalaya una vez más, donde me gustaría hablaros sobre un escritor que muchos conocen y otros tantos no saben de su existencia. Y no se trata de una persona de hace varios siglos ni nada parecido, es un escritor que no tuvo el destino a su favor ni para escribir ni para vivir. Podemos decir que este hombre pudo estar sufriendo una maldición hasta el día de su muerte.

Cartero; Factótum; Mujeres; La máquina de follar; Música de cañerías… ¿Os suena? Puede que las primeras obras os sean un poco desconocidas —siendo las primeras que escribió—, pero las últimas… ¿Necesitáis más pistas? Está bien, pues allá van. Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones; Hijo de Satanás; Las campanas no doblan por nadie; La enfermedad de escribir; Bailando con la muerte. ¿Suficiente? ¿Ubicados? Bien, pues entonces… ¿Cómo? ¿Aún hay alguien que no sabe de quién estoy hablando? No pasa nada, para eso estamos, para hablar de él y de su escandalosa y pobre-rica vida. ¿Qué tal si empezamos por el principio?

Antes de comenzar, me gustaría decir que no voy a tratar de hacer una biografía, sino de hablar un poco de este autor (repasando su vida).

Pues bien, el autor del que voy a hablar es Charles Bukowski. Sí, puede que pienses que no sea más que un intruso en la literatura o puede que no sepas nada sobre este hombre. Pero antes, debo decirte: paciencia, querido lector. ¿Has visto alguna vez duendes en tu mesita de noche mientras tratabas de dormirte? Yo, tampoco. Pero si alguien me quiere explicar que lo ha visto, me siento en mi sillón de la paciencia y me transformo en todo oídos.

¿Quién fue Charles Bukowski?

Heinrich nació en Andernach, Alemania, en 1920. Nació en el periodo de entreguerras, y no muy lejos de la Segunda Guerra Mundial, curioso cuando menos. Digo esto por lo que vendrá a continuación. Alemán de nacimiento y americano de adopción, porque cuando tan solo tenía dos añitos, sus padres se lo llevaron a América; su madre era alemana, su padre estadounidense. ¡Menuda contraposición! Pero así es la realidad.

El cambio repentino de país, a causa de la decadencia económica alemana, hizo que Charles creciera (no mucho más) en Baltimore. —¡Vaya! Ciudad de otro célebre escritor…—. Como el nombre del pequeño era muy alemán, sus padres decidieron llamarlo «Henry» porque sonaba más americano. Así que, a partir de ahora, me referiré a él con ese nombre hasta que comience su faceta de escritor, que no tardará mucho. Meses después, se mudaron a Los Ángeles, donde sí que se asentaron para comenzar una nueva vida. Pero no os creáis que vivieron en algún lugar medio lujoso o bueno para crecer y ser lo que fue, sino que vivieron en los suburbios de la ciudad. ¡Maldito dinero…!

Por problemas económicos, Henry nunca había cogido un libro solo por el placer de la lectura, todo lo que leía eran los libros del instituto. Sin embargo, cuando visitó por primera vez una biblioteca, se quedó boquiabierto. Guiado por aquel entusiasmo, agarró un libro y lo cogió prestado, cosa que no cayó muy bien en su casa. No por parte de su madre, sino de su padre, que le daba buenos azotes cuando no hacía las cosas «bien». Según el pensamiento de su padre, leer no servía de nada. Por lo que le prohibió llevar libros a casa.

Más adelante, una de sus profesoras los animó para ir a una charla (meeting) del presidente de los Estados Unidos de América. Y como él no se llevaba nada bien con su padre, decidió que lo mejor sería coger un papel y escribir lo que le saliera de la cabeza; es decir, se lo inventó todo, haciendo de ello una crónica.

Cuando se lo entregó a su profesora, esta, que vio que todo era mentira, lo puso delante de todos sus compañeros y le dijo lo bien que lo había escrito. Qué menos, ¿no? Pues bien, todo no quedó ahí, porque Henry le cogió el gustillo a escribir, puesto que su padre no le dejaba volar con los libros que pudiera sacar de la biblioteca. Así pues, cuando su amado padre descubrió que escribía, tampoco quiso que continuase haciéndolo, ya que no servía de nada.

Antes de continuar con la vida de Charles, quiero mencionar que su padre, soldado estadounidense de ascendencia polaca, cuando vivían en Los Ángeles, salía muy temprano por la mañana y volvía por la tarde. Muchos dirán: se marcha a trabajar. Pues bien, el hombre se marchaba a «trabajar» y nunca llegaba con el sueldo bajo el brazo. ¿Quién tuvo que ganar el dinero para poder vivir? ¡Exacto! La señora, Katharina Fett, madre de Charles. Y con esto no quiero decir que el hombre no tuviera cosas buenas, eh…, que conste en acta (por ahora tiene poca cosa).

Henry crece y termina la época del instituto. Decide ir a la Universidad y estudiar periodismo, literatura… Aunque no dura mucho tiempo. Tras dos largos años de estudio, la mala relación que tenía con su padre, lo llevó a dejar de estudiar y a mudarse a un lugar sin que recibiera las continuas palizas de su progenitor.

A los veinticuatro años publica su primer relato. Dos años después publica otro, pero no le gusta el procedimiento editorial existente, por lo que deja de escribir no durante unos días o meses, sino durante diez años aproximadamente. ¿Qué hizo durante ese tiempo? Fácil: beber, conocer a mujeres, trabajar en cualquier cosa y malvivir.

Ya en los años cincuenta, comienza a trabajar como cartero en Los Ángeles. Y aunque no estuvo durante mucho tiempo, trabajó duro para conseguir un sueldo mísero. Cinco años después, cuando menos se lo esperaba, tuvo que ser hospitalizado por una úlcera grave en el estómago. Los médicos le dijeron que, si hubiera bebido una copa de más, no lo contaría.

Pero lo hizo.

Y al hacerlo, comenzó a escribir poesía, disciplina fundamental en su carrera, ya que se estima que escribió más de cinco mil poemas. Y mientras lo hacía, conoció a otra poeta texana, con la que se casó; sin embargo, ella creía que Charles no tenía talento para la escritura, y él, después del divorcio, continuó escribiendo y bebiendo. Durante ese tiempo dejó el trabajo de cartero. 

En la década de los sesenta, volvió a trabajar en las oficinas de correos de Los Ángeles. Cuatro años más tarde tuvo a su primera y única hija, Marina Louise Bukowski, con su novia Frances Smith. Durante esta etapa, conoció a dos personas que le animaron a vivir de la literatura. Y gracias a uno de ellos, empezó a publicar poemas en un revista de literatura. Y aquí es donde empieza, en cierta medid, la relación con Black Sparrow Press.

El dueño de la editorial le prometió a Charles cien dólares mensuales para que se dedicase, exclusivamente, a escribir. Y esa cantidad le pareció más que razonable para hacerlo, por lo que dejó el trabajo y se puso a escribir sin parar. Durante todo ese tiempo escribiendo, publicó obras como Cartero, Mujeres o Hollywood, en esta última cuenta la vida que tuvo con su última mujer, Linda Lee Beighle.

Charles Bukowski, unos de los escritores más influyentes del siglo XX; un escritor del realismo sucio; un escritor que representó el nihilismo de la década de la Segunda Guerra Mundial.

En 1994, fallece en San Pedro, California, uno de los distritos al sur de Los Ángeles, a causa de una leucemia. Ocurrió cuando tenía setenta y tres años y poco después de terminar su última novela: Pulp. En su lápida se puede leer: «No lo intentes»Don´t try»). 

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