Casi acabamos la temporada de entrevistas de 2022 y lo hacemos de la mano de una escritora maravillosa: Silvia P. Martín.
No dudamos ni un segundo en decir que es una de las entrevistas más amenas y divertidas que hemos tenido en el programa. De hecho, tenéis hasta una mención especial del diccionario Rajoy.
Así que, sacad un ratito y descubrir a nuevas voces, que además apoyan con amor y entusiasmo a compañeros autopublicados como nosotros.
Os dejamos con la encantadora escritora de fantasía Silvia P. Martín.
Libros:
- 48 horas antes de ser un zombie (2020)
- Casa de sueño y pesadilla (2022)
ENTREVISTA
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P.- ¿Qué significa para ti ser escritora?
R.- Uf, madre mía, ¡vaya primera pregunta!
Ser escritora es un camino complicado, y vosotros lo sabréis. Pero al margen de las cosas “malas” (entre comillas), es una forma de hacer llegar las cosillas que se centran en tu cabeza a otras personas y hacerlas sentir con ellas. Es como una puerta, podríamos decirlo. Yo siempre lo he dicho un poco alegórico: es una puerta que puedes mostrarle al mundo de las cosas que a ti se te ocurren, que a lo mejor en persona no lo podrías decir, pero a través del papel surgen.
P.- Bueno y ¿cuándo empezó esa pasión por escribir? Porque para quien no te conozca, y aquellos que no hayan visto esos post maravillosos que haces, tú estudiaste Comunicación y Caracterización. Así que, ¿cómo llegaste a la escritura?
R.- La vida, que da muchas vueltas (risas).
No, a mí siempre me había gustado desde peque. En el cole, lo típico de «Silvia, hay un concurso de relatos». La Silvia se apuntaba. Y siempre escribía cositas pequeñas, ya ves lo que podía escribir yo con diez u once años. Las típicas historias extrañas donde un perrito salva a la humanidad y cosas así raras. Ya había fantasía en mi mundo.
Y conforme ya vas siendo adolescente hay otras prioridades, vosotros lo sabréis. Entonces, tus caminos se van para un lado, se van para otro. Lo dejé durante mucho tiempo y ya cuando empecé la universidad, empezó otra vez el gusanillo. Porque, de hecho, yo estudié Comunicación intentando ver si podía encauzarme un poco a escribir guiones. Al final, no sirvió para nada. Pero, bueno, tomé el camino de la caracterización. Otra forma de ver las cosas.
Entre Pinto y Valdemoro seguí escribiendo y di a luz, como quien dice, al primer libro, el de 48 horas.
P.- En el primer libro: 48 horas antes de ser un Zombie, ¿te planificaste o simplemente empezaste a escribir?
R.- Pues a ver, yo tuve la idea. De hecho, la tuve en un viaje en tren. Iba en el tren y era de esos días en los que iba lleno, y se me ocurrió: si aquí empezara un apocalipsis zombie, yo soy carne de primera muerte. Pero, vamos, fijo.
Digo, por qué las historias de zombies no se tratan desde el punto de vista de la comedia. Por qué no hay un protagonista que no tenga ni idea de usar una pistola. Que sea una persona normal, como somos nosotros, como somos la mayoría. Y surgió de ahí.
Yo no me hice escaleta ni nada. Yo empecé a escribir lo que me iba surgiendo. Tenía muy claro la idea general de que quería dar otra visión diferente de la que ya se conocía de los zombies. Que ya más o menos todos tenemos una larga cola de películas y de novelas de ese estilo, que ya más o menos sabemos cómo va. Al final, dije: le voy a dar una vuelta de tuerca a mi forma.
Empecé a escribir, y los últimos capítulos sí que me los planifiqué un poco en el sentido de que: claro, tienes que hacer una historia interesante de una muchacha que le quedan 48 horas de vida. Y esto no es spoiler, que lo digo en el título (risas). Entonces, tampoco quería que se hiciera ni muy largo ni meterle muchas cosas de relleno, pero tenía que ser lo suficientemente interesante como para que tú quisieras saber qué va a pasarle a esta señorita.
Así que, no, no me planifiqué mucho hasta el final.
P.- ¿Con tu primera novela te decidiste a la autopublicación directamente?
R.- Sí. No me apetecía probar con editoriales, y ahora entiendo por qué (risas). En serio, era una novela cortita. Yo sabía que a nivel comercial quizá no es el típico producto que una editorial te va a coger. Porque es verdad que a la hora de pagar tú por un libro, te sienta mejor pagar, yo qué sé, 13 euros por un libro de 300 páginas. Que 13 euros por un libro de ciento y pico. Parece una estupidez, pero a nivel comercial sabía que no me lo iba a coger nadie.
Y, bueno, por qué iba a tener que dejar mi historia de zombies y de comedia encerrada en un cajón. Yo aposté por ella directamente, esto se autopublica. Y al final me ha sorprendido.
P.- Tienes una segunda novela, que publicaste hace muy poquito. Así que, sin hacer spoiler ¿qué nos puedes contar de esa casa misteriosa?
R.- ¿Qué se van a encontrar en esta casa? Pues un mundo muy turbio. O sea, no sé si habéis leído la sinopsis, pero es un futuro distópico en el que la humanidad por ciertos motivos ya no podemos dormir por nuestra propia voluntad. Entonces, llega un hombre que es muy inteligente y crea un chip que se implanta debajo del ojo derecho y es el que nos permite dormir. ¿Qué pasa? Que dormir aquí no es gratis.
En la nueva sociedad el dinero ha desaparecido y como se paga en esta sociedad es con las horas de sueño.
P.- A mí me recuerda mucho a la película In Time.
R.-Sí, la idea salió un poco de la peli. No sé vosotros si la habéis visto, a mí la idea me encantó, pero al final como que se me diluyó un poco en una historia de amor. La idea era brutal, podían haber sacado hasta una serie y al final se quedó un poco ahí en tierra de nadie.
P.- También te quiero preguntar por la caracterización, ¿cómo se te ocurren esos post de Instagram? Donde leyes muchísimo, enseñas y recomiendas muchos libros, pero es que además haces unos fondos, te maquillas…
R.- Llegué super tarde a Instagram, o sea, yo no tenía ni Instagram ni nada. Todo el mundo tenía y yo pasaba de hacerme más redes sociales, aquí donde me veis. Y un día llegué porque una amiga me dijo que había mucha gente haciéndose un mundillo hablando de libros. Digo: ostras, pues eso a lo mejor está guay. Total, me uní. Empecé a bichear un poco y digo: ah, pues a mí me mola esto.
¿Qué pasa? Yo empecé ahí colgando mis fotos patateras, porque son patateras. Que yo hacía bodegones, que habrá ochocientas mil personas que hagan bodegones, pero yo nos hacía fatal. Para quien no sepa lo que es un bodegón, es una foto en la que sale el libro como en una especie de photocall, una exposición con muchas cositas alrededor. Los míos eran horribles.
Y un día pensando, creo que fue con Siega de Neal Shusterman, digo: ¿con este libro qué hago? Le hago una foto con un cuchillo al lado y ya está, no. Digo voy a salir yo. Hice dos tonterías y la foto triunfó. Y ya se me fue ocurriendo la idea, digo: ¿por qué no hago el libro de Narnia y me maquillo de León? Bueno, al final con tonterías de esas me encantó el resultado y empecé a meterle también un poco de edición digital. Siempre sin olvidar maquillarme porque yo soy caracterizadora y el maquillaje siempre va a tener un punto importante en las fotos que hago. Pero hay cosas que tú no puedes hacer con maquillaje por mucho que tú quieras. Entonces, al final, es lo que veis ahora. Es un batiburrillo de entre maquillaje digital y las ideas locas que se me ocurren.
Yo siempre intento que con una imagen puedas saber si el libro te va a gustar o no. Lo que puedes encontrar, lo que te transmite. Si es un libro oscuro intento crearlo siempre con tonos muy oscuros: negros, grises. Si es un libro más alegre, pues yo misma intento mostrarme más alegre. Es difícil porque también hay veces que tengo que interpretar y no tengo ganas ninguna en poner cara de mala o de reírte.
P.- A la hora de la escritura, antes hemos dicho que planificas un poquito, pero cuando te llega una idea a la cabeza y dices tengo que sacármela. ¿Eres de las escritoras que se sientan y hasta que no se destroza el teclado no paras o dices: no, no, con calma, voy a analizar la idea y sobre todo reflexionar?
R.- He tenido los dos puntos, creo yo. He tenido el punto de: me voy a sentar y lo voy a reflexionar, porque esto es una idea un poco random. Además, en los momentos más raros del día, ya lo sabréis, te viene esa idea en plan bomba. Y tú dices: vale, como idea está bien, pero ¿esto realmente se puede convertir en una historia? Porque todas las ideas no son buenas para convertirlas en una historia y eso hay veces que hay que aceptarlo. Hay ideas que por muy buenas que sean tú las tienes que desechar o darle una vuelta. A lo mejor te viene otro día de otra forma y sí se puede convertir en algo guay.
Otras veces sí me ha venido, pero más que la idea, me ha venido un inicio. Es lo que me ha pasado con el libro que estoy escribiendo ahora. Me ha venido un inicio, yo necesitaba sacarlo, y lo escribí. Eran cuatro páginas. Lo leí, se lo pasé a mi novio — que eso es radical, la cosa con menos sentimientos del mundo para evaluarme— y dijo: mira, tal como me habías contado la idea era una mierda (risas), pero leyendo las cuatro páginas de esto que no sé si es un prólogo o lo que sea, esto me puede gustar y puede funcionar.
Por eso, os digo que depende de lo que se te ocurra y el momento en el que estés. Muchas veces se te ocurre algo y no puedes escribirlo por mucho que quieras, porque tienes un día muy largo, estás cansado… Ojalá pudiéramos dedicarnos a esto cien por cien.
P.- ¿Y por qué la fantasía? Porque has escrito ciencia ficción y este segundo es más fantasía, pero tú siempre dices que la fantasía es lo que más te gusta.
R.- Porque supongo que yo he sido generación Harry Potter. No lo puedo negar, yo he crecido con los póster en mi cuarto, con el álbum de pegatinas… Y para mí aquello fue un mundo. Yo me leí los típicos libros de la colección del Barco de Vapor. Fray Perico y su borrico, por favor, eso era mítico.
Pero a mí me faltaba algo que me volviera a enganchar a la lectura de niña y yo el enganche que tuve con Harry Potter no me lo había dado otro libro antes. Entonces, le guardo ese cariño de esa primera sensación que sientes cuando un libro te está gustando tanto que no te apetece comer, solo quieres leer, nada más que piensas en eso. Y eso lo consiguió la fantasía. Ya ahí se estaba germinando la semillita de lo que ahora soy, de lo que ahora me gusta leer sobre todo y de lo que me gusta escribir.
A mí dame fantasía, dame dragones, dame magia. Me da igual cómo sea. No hace falta que sea grandes magias, muchas veces una magia bien llevada, bien gestionada. Y no sé, todo lo que salga un poco de la vida diaria. Que ya la conocemos, ya estamos aburridos, pues hay que crear cosas nuevas y para eso está la fantasía.
P.- ¿No te gustaría probar algún género diferente?
R.- Sí. De hecho, más de una persona me ha dicho: por qué no escribes terror. A ver, me encantaría, pero yo admiro a los que escribís terror. Porque es uno de los géneros más difíciles de escribir y de verdad que os admiro, porque me cuesta muchísimo crear las situaciones de tensión. Me parece magia en ese aspecto. Y hay que saber llevarlo muy bien para que realmente sea veraz. Para que me dé miedo tengo que creérmelo. Entonces, todavía no sé cómo gestionar para yo conseguir eso. Algún día, a lo mejor pruebo, no sé.
P.- Y, bueno, ¿qué género no probarías nunca?
R.- La erótica. No sé crear esa tensión sexual, me cuesta mucho. Y las pocas escenas de tensión sexual que he escrito en un libro me ha costado más que escribir una batalla. Soy horrorosa. No me gusta que quede excesivamente explícito, pero tampoco que quede súper adolescente. Se está haciendo, lo que se está haciendo.
P.- Quería mencionar también que hace muy poquito estás colaborando con Onda Cero. Haces recomendaciones de libros, ¿qué tal te va?
R.- Ha sido una experiencia que me ha pillado un poco por sorpresa. No había hecho radio, en la carrera hice una asignatura y todo lo que tocamos fue mezcla. No es lo mismo tocar mesa de mezcla que ponerte delante de un micrófono. Me cogió un poco de sorpresa, pero me dieron muchas facilidades. Me lo propusieron: que les había gustado mi perfil, que querían alguien que fuera sincera, que todo lo que comentara no tuviera que ser libros que te obligan a comentar porque ha salido tal libro y tienes que hablar de él.
Querían algo más desenfadado, más natural y a mí eso me encantó. Porque es verdad, parece que muchas veces solo se ven los mismos libros por todas partes. Sale un libro, sale por todas partes, te queman al máximo. Y así era una forma también de dar a conocer a mis autopublicados, como yo digo, porque yo me meto en el saquito. Que también cualquier cosita así en medios siempre nos ayuda. Y también puedo despotricar un poco (risas).
Es poquito tiempo, son dos veces al mes, dos recomendaciones al mes o no recomendaciones. Y la experiencia me está gustando mucho. Al principio me imponía mucho, los primeros programas estaba muy nerviosa. Pero luego ya guay, y la gente de allí es maravillosa.
P.- ¿Qué recomendación le darías a nuestros oyentes?
R.- El nuevo de Stephen King es muy bueno, Cuento de Hadas.
Yo últimamente tenía amor/odio por Stephen King, porque en las últimas novelas que ha publicado habían pasado un poco sin pena ni gloria. Y cuando sacó el tocho este, creo que son 600 páginas, dije: ostras, no sé, qué hago, ¿me lo leo o no me lo leo? Y al final digo: bueno, la portada es muy bonita, lo siento (risas). Y como tenía ese toque oscuro, pero al mismo tiempo me está hablando de fantasía, porque cuento de hadas me sonaba a fantasía, yo digo esto me lo tengo que leer.
Y me quito el sombrero. He vuelto a enamorarme un poco de él, de su pluma. Me ha encantado la historia. Porque es una mezcla de los personajes de algunos cuentos infantiles, pero en un mundo muy oscuro. Tiene sus escenas de sangre, tiene cosas chungas, pero al mismo tiempo da un mensaje muy bonito.
Es muy navideño. Ese libro para tomártelo con un chocolatito caliente y las velitas del árbol ahí.
P.- ¿Qué esperas con tus novelas? ¿Cómo te ves en el futuro?
R.- Pues mira, yo no quiero ser famosa ni nada de eso. El Instagram es una herramienta y yo la utilizo con las fotos que hago, con las tonterías. Pero yo en un futuro lo que me encantaría.. Bueno, esto es todo idílico, ¿se permite soñar, no?
P.- Se permite, esto es una casa de soñadores. Aquí dormimos despiertos.
R.- Me encantaría irme en una camper con mi pareja, con mi perro. Yo escribiendo y visitando el mayor número de sitios posibles hasta que me muera. Y ya está, sacando libros. Tantas firmas… Hay gente que se encierra en todo eso. Yo sí, de vez en cuando, iría algún evento, pero yo mientras estoy tranquila. En mi soledad, con mi portátil, en el punto que sea. A lo mejor un día estoy aquí, a lo mejor otro día en la otra punta del mundo. Me encantaría.
P.- Vamos a terminar la entrevista con un paquete que te ha llegado. Seguimos la cadena con Conchi Hito.
R.- Y es El desván de Villa Serena, por supuesto. Tengo muchas ganas de leerlo.
P.- ¿Qué libro de los tuyos quieres que regalemos al próximo entrevistado/a? Será ya para el año que viene, en 2023.
R.- Vale, pues le enviamos Casa, para perturbarle y que empiece 2023 con un futuro muy chungo.
P.- Silvia, muchísimas gracias por visitarnos un ratito.
R.- Muchas gracias a vosotros por dedicarme este rato.
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