Ana Gomila Domènech – Escritora de novela policíaca y humor negro

Es una de las entrevistas más sufridas que hemos vivido en nuestros casi 2 años de experiencia. El ordenador se recalentó muchísimo y estuvimos intentando solucionarlo, pero no fue posible, así que no pudimos sacarle todo el provecho a esta increíble autora. No os miento un ápice si os digo que hasta 12 horas al día están nuestros ordenadores encendidos, porque es nuestra herramienta de trabajo. Por eso estábamos realmente preocupados. Pero, aún así, creo que ha quedado una entrevista interesante, y desde luego, la invitaremos otra vez para poder charlar más tranquilos y disfrutando mucho más de su conversación. 

Nos quedamos con una frase de Ana: Entrevistas de radio he hecho unas cuantas, pero siempre tenían trampa. La vuestra es chula porque no tiene trampa. 

Ya lo dijimos: si nos equivocamos, nos equivocamos, pero somos totalmente naturales. No pasamos las preguntas ni un guion previo. Vamos de cara y a por todas, demostrando que se pueden hacer programas interesantes sin artificio y, por qué no, con erratas y equivocaciones como en cualquier charla literaria en un bar. Tendemos a eliminar el error, pero eso es algo innato en el ser humano y debemos demostrar que no pasa nada. Estamos todo el rato aprendiendo y eso es maravilloso. 

«¿Es posible morir en un lugar tan hermoso? ¿Es posible morir a manos de quien más se ama? ¿Vale la pena morir por una idea?, ¿y por un ideal?, ¿y por un ideario…?¿Es el Arte una manera de eludir la vida, o más bien la mejor forma de celebrarla? En su primer caso publicado, Un acto reflejo, ambientado en la verde campiña inglesa, el comisario Caravaggio habrá de averiguar quién mató al supuesto fotógrafo que se disponía a atentar contra el candidato a primer ministro conservador.»

Esta es la sinopsis del primer libro de ficción de nuestra invitada de hoy. Caravaggio es un personaje muy especial, tanto que la autora va a sacar su quinto caso dentro de muy poquito tiempo. Resuelve crímenes, pero a la vez con un humor negro y ácido muy particular. Un toque personal de una escritora versátil y pizpireta que desea acercar a los lectores un género que ella misma desearía leer y que no encuentra en ningún otro libro ni escritor. Le damos la bienvenida a nuestra casa y a nuestra familia a Ana Gomila Domènech…

Libros de Ana Gomila Domènech: 

Ensayo: 

  • El jardín de las delicias: Narraciones y opiniones (marzo, 2016)

Novelas: 

  • Un acto reflejo (Los casos del comisario Caravaggio nº1) (julio 2019)
  • Corazón tan negro (Los casos del comisario Caravaggio nº2) (abril 2020)
  • La muerte en vacaciones (Los casos del comisario Caravaggio nº3) (noviembre 2020)
  • Así es (Los casos del comisario Caravaggio nº4) ( junio 2021)
  • Los tres primeros casos del comisario Caravaggio (noviembre 2021)
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ENTREVISTA

P.- (N.D.) Bueno, siempre empezamos con la misma pregunta: ¿qué significa para ti ser escritora? 

R.- Pues no la traía preparada. Fíjate que me escribe leí de pe a pa vuestra revista y me encanta, ya lo hemos comentado antes, pero no me traía yo la respuesta preparada. Así que, no sé.  

Por un lado, no sé que les pasará a otros, pero yo tengo la vida resuelta. Es decir, yo ya tengo otro trabajo oficial que me da de vivir. Y entonces tampoco significa que sea un capricho. No es un capricho. Lo que pasa es que me puedo permitir el lujo de escribir realmente lo que me da la gana, lo que me apetezca. 

Y lo que intento siempre es escribir las novelas que me gustaría leer. Es decir, si yo encontrara las novelas exactas que a mí me gustaría leer, seguramente no escribiría nada. Hay algunas que se acercan y podríamos hacer una novela monster entre varias, que sería mi novela ideal. Pero eso no existe como tal en sí mismo, pues lo que hago es canalizar esas ganas de que existan ciertas ficciones que no encuentro, haciéndolas yo, escribiéndolas yo.

P.- (N.D.) Al final a muchos escritores les pasa, que siempre dicen: lo que me gustaría a mí leer o lo que me hubiera gustado leer.

R.- Sí, sí, exacto. En mi caso es así. Si algún día encuentro a alguien que escriba exactamente lo que yo quiero, quizá dejaré de escribir, pero por ahora no es el caso.

P.- (N.D.) Esperemos que no.

(A.D.) Hemos visto que tu primer libro fue un ensayo literario, pero seguramente que la incursión hubiera sido con otras. ¿Cómo fue?

R.- Mi primer libro, supongo que te refieres al Jardín de las delicias

P.- (A.D.) Exacto. 

R.- Sí, pues es que realmente no nació como libro en principio, sino que eran artículos que yo publicaba en los periódicos de aquí de mi isla, de Menorca. Y, bueno, en un momento dado me dejé vencer por la gente que me decía: «oye, pero yo quiero leerlos juntos, pero es que he perdido el periódico, pero es que no sé dónde están… ¿Por qué no pueden estar todos a la vez en un mismo lugar?». Y entonces los reuní, los reedité un poco, los maqueté mínimamente, los corregí casi nada y los publiqué de esa forma. Pero, vamos, en principio, cuando yo empecé a escribir esos artículos pensaba que serían efímeros, que se publicaría cada uno, cada dos semanas salía, y ya está, que ahí se quedaría todo. Así que, fue un poco por casualidad, la verdad. No había un plan previo ahí, no había nada detrás.

«No pensaba que fuera a tener continuación y que fuera a publicar un segundo caso de ese comisario Caravaggio, un tercero, un cuarto…»

Ana Gomila Domènech

P.- (A.D.) ¿Dirigías antes tu narrativa al ensayo y pasar a la ficción fue fortuito?

R.- Soy muy ordenada y muy cabeza cuadrada y tipo robot para mi vida diaria, así que no es la creativa. Quizá incluso para la creativa. Pero no hay líneas maestras en mi obra. No tengo ni idea. O sea, ese nació como os he dicho. Luego el siguiente, Un Acto Reflejo, era un borrador que yo tenía por casa. Y en un momento dado, leí un artículo sobre una señora española que publicaba novelas románticas con nombre inglés y se estaba forrando. Y pensé: «bueno, todo es absurdo». No se me ocurrió leerla en ningún momento, pero pensé que sería una manera de sacar este borrador que tengo yo en casa y que ninguna editorial ha querido.

Por hacer algo, yo que sé, porque siempre estoy metida en algún lío creativo. Tan pronto canto, como bailo, como hago percusión, tengo también una doble vida musical. Entonces, dije: lo voy a publicar. Pero no pensaba que fuera a tener continuación y que fuera a publicar un segundo caso de ese comisario Caravaggio, un tercero, un cuarto… Y ya ando terminando el quinto.  Así que, también surgió un poco por casualidad.

P.- (N.D.) ¿Por qué te gustó tanto Caravaggio, ese personaje que has escrito en tantas novelas de ficción, y no has pensado: bueno, pues voy a hacer otro personaje y otra novela?

R.- De momento eso no ha sucedido. No me tiene harta en absoluto. Todo lo contrario, porque no es un personaje nada plano. O sea, por un lado, me permite sacar toda mi parte positiva, aunque es verdad que llegando al tercer caso me hacía falta alguien que sacara mi parte negativa. Y entonces metí al personaje de Croydon, que es el otro gran protagonista de las novelas, aunque no sea el principal, es el segundo en discordia. 

Entre los dos la verdad es que estoy encantada, porque todo lo que me bulle dentro lo puedo canalizar, lo puedo sacar a partir de ellos, a través de ellos y por ahora no me han cansado en absoluto. Y como también hay una progresión, porque les van pasando cosas en paralelo al crimen de turno. Es decir, cada novela tiene un crimen que hay que resolver y que para mí es la última de mis preocupaciones, pero también van pasando cosas a nivel personal. Hay una historia amorosa, hay una historia de amor que se deshace, también una especie de familia adoptiva. Toda la vida íntima de Caravaggio funciona al mismo tiempo que los crímenes, y eso me llena mucho por ahora y no quiero abandonarles aún. Algún día pasará, supongo. Pero no ha llegado el momento de despedirnos.

P.- (A.D.) Bueno, puede que estemos ante la nueva Agatha Christie. 

R.- Ojalá, me encantaría. Es mi escritora favorita, a pesar de que soy consciente de sus fallos y de que escribía las novelas a vuelapluma y de que era así un poco chapucera a veces. No todas están a la misma altura, hay algunas buenísimas y otras que son puro relleno. Le hacía falta pagar cuatro facturas o lo que sea, pero aún así me encanta. La verdad es que me encanta y para mí es un modelo a seguir. Y en la quinta que estoy preparando hay una sociedad de Agatha que está muy metida en la trama y que es todo un homenaje hacia Agatha Christie, porque me ha dado ratos tan buenos que tengo que corresponder de alguna manera.

P.- (N.D.) Si no me equivoco, eres profe de literatura, ¿no?

R.- Sí, también. 

«Necesito llevar varias vidas en paralelo, con una sola on me basta. Y lo guay de la literatura es eso, que puedes hacer todo lo que no puedes hacer en la vida real.»

Ana Gomila Domènech

P.- (N.D.) ¿Cómo nace esa pasión por la literatura? Supongo que desde pequeñita.  ¿Cómo nace ese camino ya sea hacia las letras, hacia los libros…?

R.- No sé, es que siempre ha sido así. Desde que empecé a leer me encantó la lectura, me fascinó la lectura. Empecé a leer muy fácilmente. En seguida me fulminaba los libros, era un animal. Iba a la biblioteca y me sacaba todo lo posible. Tenía carnés falsificados para mi padre, mi madre, mis dos hermanos, y era yo todo el rato la que me sacaba los libros de todos. No paraba, me gustaba muchísimo. 

Necesito evadirme, no tengo suficiente con mi vida. Esto es un poco enfermizo, lo sé, pero esa es la verdad. Necesito llevar varias vidas en paralelo, con una sola no me basta. Y lo guay de la literatura es eso, que puedes hacer todo lo que no puedes hacer en la vida real. Te permite llevar varias dobles vidas al mismo tiempo y eso es muy chulo. Puedes ser asesino, puedes ser mayor, puede ser de un sexo que no es el tuyo. Puedes volver a la infancia, puedes ser joven cuando ya uno ya no lo es o, yo qué sé, te permite un montón de cosas. Es una maravilla.

P.- (N.D.) Supongo que el hecho de ser profesora de Literatura Universal te ha ayudado a la hora de poder abrir un libro. Me refiero a la página en blanco y ya ir teniendo un proceso que mucha gente no tiene de manera innata.

R- Bueno, la verdad es que doy mucho más literatura hispánica, española básicamente, y un poco hispanoamericana, que universal, por desgracia mía. Porque eso me toca cada dos años. Dos años, no, y dos años, sí. Ahora estoy en el último que no y estoy rabiando por cogerla otra vez el curso que viene. Y tampoco te creas que me ayuda mucho a mí, creo que es al revés, que yo escriba me ayuda a explicar mejor la literatura a mis alumnos.

Pero el nivel, por desgracia, es tan bajo. El nivel de lectura es tan bajo entre los chavales y entre la gente mayor, no son ellos nada más, que prácticamente con toda la caterva de autores que sacas a colación explicando literatura universal… Bueno, es la occidental, no explicamos nada ni de China ni de África ni nada. Es el canon europeo más Estados Unidos y toda Hispanoamérica, no es más que eso ni menos. Pero, bueno, prácticamente no hay autor que les suene. Y si les suena, les suena vagamente y poco más. Pero han leído muy, muy, muy poco. Así que, tengo que empezar tan desde el principio, tan desde la base, que poco me ayuda en ese sentido. El nivel es bajito. 

P.- (A.D.) Y ¿cómo ven tus alumnos que su profe también sea escritora?

R.- Les causa curiosidad. Soy un bicho raro. Yo creo que por un lado les hace gracia toda mi doble vida artística, porque no solo soy escritora, también soy cantante y percusionista. E incluso he vuelto al baile, aunque eso todavía no lo cobro. Entra dentro de lo profesional: la escritura, sí, que me da poco dinero, pero algo me da y sobre todo la música, que eso sí que es una entrada, no digo qué importante, pero, bueno, más grande que la escritura, curiosamente.

Y ellos, pues no sé, yo creo que en el fondo de los fondos quizá un poquito me admiren. De hecho, me sorprende porque a los conciertos, por ejemplo, vienen ex-alumnos, pero poco alumno, porque el alumno actual tiene la cosilla de: oh, Dios mío, van a pensar que le estoy haciendo la pelota. Entonces quizá a alguno le apetezca y no viene. Y luego vienen al cabo de los años, cuando ya han salido y al año siguiente, o al otro o al otro, te ves allí a fulanito y menganito: «Hola, profe, yo siempre quise venir, pero… » Y, bueno, creo que en el fondo les crea un poquito de admiración, y otros pensarán que soy más rara que un perro verde y que estoy totalmente anticuada, yo que sé. Pero me da un poco lo mismo. 

P.- (N.D.) ¿Se han leído alguno de sus libros?

R.- Sí, unos poquitos sí, los pocos que leen, no todos, por supuesto, pero algunos sí. Me dicen siempre que el vocabulario es muy difícil. Me dicen: es que no entiendo todas las palabras. Y digo: pero qué necesidad tendrás tú ni nadie de entender todas las palabras. Tú tienes que entender el ochenta y cinco por cien o el noventa, y si alguna palabra es absolutamente necesaria, porque sin eso no pillas lo que viene a continuación, la buscas en un momento, que para eso tienes el móvil, no solo para hacer el mono y ya está. Pero no hace falta que veas todas y cada una de las palabras, de los adjetivos que yo utilizo —reconozco soy rebuscada—para entenderme, no es necesario. Entonces, bueno, tenemos un poco esa discusión. Pero sí me lee alguno y le gusto. 

P.- (A.D.) Desde aquí me gustaría hacer un llamamiento a tus alumnos y decirles que si van a verte obviamente no van a suspender, si no van, a lo mejor cae algo… (Risas). 

R.- (Risas) No, no, no me gusta. Alguno me lo dice: ¿si voy me vas a poner un positivo? No, no te voy a poner nada de nada, disfrutarás y aprenderás. 

P.- (A.D.) Exacto. 

R.- Esta es una doble vida aparte. Yo cuando salgo del instituto ya no soy profesora. El rato que estoy cantando, soy cantante, no quiero ver gente obligada allí. Si quieres venir, vienes, y si no, pues que te den morcilla, que quieres que te diga. No, la verdad es que separo bastante. 

P- (N.D.) Voy a retomar algo que he dicho antes, y es que yo tenía por aquí una pregunta que es si has intentado enviar manuscritos a editoriales. Porque has dicho antes que sí, que no te los habían cogido. ¿Cómo ha sido tu experiencia?

R.- Pues la verdad, pésima. Así como los libros me han dado vida siempre y me encantan y los adoro, y todo eso. Las editoriales, curiosamente, que son la fuente de los libros, me han machacado toda la vida, de todas las formas posibles, en todos los aspectos. He trabajado en una librería y eran una pesadilla. He sido correctora, me pagaban tarde, mal y nunca. O sea, creo que no hay faceta de las editoriales por la que no haya pasado y todas han sido un desastre, no intentado publicar todos y cada uno de mis libros en editoriales. Corazón tan negro, por ejemplo, que lo escribí durante la pandemia y salió durante la pandemia. Salió de cabeza en Amazon y en la vida me planteé que saliera en una editorial.

Sí lo intenté con La muerte en vacaciones, con el tercero, y me decían que era demasiado breve, porque solo tiene cien páginas. Y claro, o eres francés o japonés, o con cien páginas no haces nada, no publicas. Lo que pasa es que sí que hubo un gran grupo editorial, no vamos a decir nombres, porque no me da la gana de hacerles publicidad, que me dijeron: nos gusta mucho como escribe esta chica, si escribe algo más largo, que nos lo mande, que seguro que lo publicamos.

La siguiente, no por nada, sino porque la historia lo requería, es bastante más larga. Así es, la cuarta tiene 250 páginas más o menos, y, enseguida, pues yo cogí una agente literaria, la única que me contestó, porque eso también es un submundo el de los agentes literarios. No contestan ni aunque los mates. Bueno, pues la única que me contestó, que es muy maja, la verdad, Eva. Esa chica lo presentó a ese grupo y los del grupo estuvieron casi a punto, por lo que ella me ha estado contando, de publicarla. Lo que pasa es que al final la que tenía la última palabra decidió que era demasiado culta y entonces pues lo echó todo abajo.

Claro, todo esto representa meses de espera —es que ya lo sabéis —1.000 € dejados en la agente literaria, que, bueno, se ganó su suelto, pero la cuestión es que al final el objetivo final no se ha alcanzado. Y acabó saliendo también en régimen de autopublicación. Con lo cual, con el quinto ya no voy a hacer ni el intento, porque veo que es perder el tiempo, básicamente. Y también creo que puede ser un doble camino. Si en algún momento mi serie se hace tan famosa tan conocida, se vende tanto que una editorial la quiera sacar, pues es un momento bajarla de Amazon y que la saquen ellos. Pero realmente ahora mismo no tengo ya fuerzas para intentarlo.

Corazón tan negro, Ana Gomila Domènech
Muerte en Vacaciones, Corazón tan negro, Ana Gomila Domènech

Supongo que será bastante común, ¿no? Los escritores con los que soléis hablar deben decir algo parecido. 

P.- (N.D.) Bueno, cada uno tiene sus experiencias, pero sí, en general todos han tenido experiencias negativas. También positivas, ¿eh? No con editoriales grandes, bueno, sí, una, Maite, pero el resto con editoriales pequeñas, sí. Pero, bueno, han tenido de todo. Siempre el tema también de las estafas, es que es un mundo complicado.

R.- Claro, intentando publicarlos la verdad es que te encuentras un poco de todo, ¿no? Esas falsas editoriales que realmente son imprentas sin más ni más y que no van a hacer absolutamente nada para promover tu libro. Dices: para eso ya lo publico en Amazon. O editoriales muy pequeñas, con buenas intenciones y tal, pero que ves que no lo van a corregir, lo van a maquetar de una forma súper chapucera. Te van a hacer una portada que no tiene nada que ver con el contenido, es pura publicidad. Que luego tienen una distribución que llega a su provincia y poco más, y que de todas formas la publi que vayan a hacer es casi la misma que voy a hacer yo. Si es que yo ya sé mandar correos a los periódicos, dar la tabarra a las radios y a las televisiones, y estar por internet.

No sé, desde mi punto de vista, muy personal, lo que me gustaría realmente es publicar las ediciones en papel en un gran grupo que la distribuya bien. Para los ebooks, es que yo por mí, ahora mismo en el mundo ideal, me quedaría en Amazon, porque estoy encantada. La verdad es que Amazon está de moda ponerla verde, porque es un monopolio asqueroso y no sé cuántos, pero sin Amazon mis libros seguirían en un cajón y los de muchos otros.

Por lo tanto, yo solo puedo estar agradecida y viviendo en un sitio pequeño, por otro lado, también me permite comprar unos libros que aquí no encontraría y libros por decir algo, pero, vamos, cualquier tipo de cosa del mundo mundial que a mí se me ocurra. Amazon me lo trae, menos mal, y de otra forma no lo alcanzaría. Así que, bueno, también tiene su parte positiva. Voy a romper una lanza por Amazon (risas). 

«El romanticismo es negro y rojo y tiene cadáveres a tutiplén.»

Ana Gomila Domènech

P.- (A.D.) La base de todo escritor es la lectura. Se dice que hay que leer más que se escribe o leer la misma cantidad que se escribe. Pero con esa reflexión en mente, ¿hay algún género que no te entusiasme leer?

R.- Que no me guste… Mira, directamente el que aborrezco —hoy no he venido a hacer amigos, está claro— es la novela que ahora llaman romántica. Primero, porque de romántica no tiene absolutamente nada y los que conocemos bien el romanticismo y nos vemos obligados, en mi caso gustosamente, a explicarlo en clase. Es que ¿qué demonios tendrá que ver? Yo siempre les digo: a ver, la novela supuestamente romántica actual es rosa, no hay más que ver las portadas: son rosas, fucsias, con unas letrajas allí en cursiva, súper cursis, todo llena de flores y de chicas de espaldas y todo el mundo es joven y guapo. Eso es el antiromanticismo total. El romanticismo es negro y rojo y tiene cadáveres a tutiplén. Y no tiene nada que ver. 

Ese género lo detesto, porque además me pone nerviosa. Si alguna vez he empezado a leer algo, digo, es lo más machista, retrógrado, anticuado. Todo el rollo ese del empoderamiento, es que va al revés. Es una cosa que no me gusta nada. No la soporto. 

Y que simplemente no me interesen por ahora, aunque no las tacho para siempre, son las de ciencia ficción. Por ahora no me enganchan. Y tampoco las de fantasía. Mundos así demasiado imaginarios, demasiado lejanos. Por ahora no me van. Pero no digo que algún día no las lea. 

P.- (A.D.) Bueno, a lo mejor te sorprendemos.

R.- ¿Sí…? Ah, vale (risas). Bueno pues sería una bonita manera de iniciarme. Como sea una romántica me da algo, después de lo que he dicho (risas). Pero me imagino que no. 

P.- (N.D.) No… No entrevistamos a escritores de romántica; no por nada, sino porque nuestro blog no va sobre romántica. Así que, eso no te va a tocar. 

R.- ¡Bien! Fantástico (risas). Somos la resistencia, estupendo. 

P.- (N.D.) Entonces, ¿qué géneros sí que te gustaría probar y cuál no te gustaría probar para escribir?

R.- ¿Para escribir yo…? Ahora mismo lo que tengo me gusta. No sé cómo evolucionaré, pero ahora mismo lo que tengo me gusta. Esa falsa novela negra que es más falsa que un duro de madera, porque realmente, ya os digo, los crímenes me dan igual. Y alguno me dice: es que el de no sé qué es muy fácil, se pilla enseguida porque hay pocas opciones, o sea, hay pocos personajes, no hay veinticinco. Y digo: ¿y qué más da? Es que la vida real supongo que es así. No sé, por lo poco que sé, por las pocas clases que he dado en cárceles y tal, es que los crímenes son previsibles. Esos psicópatas, es otra cosa que detesto.

Venga, vamos a seguir haciendo amigos (risas). Las novelas de psicópatas no puede con ellas. La típica fórmula que se está imponiendo ahora en la que hay un investigador que siempre es insoportable, con mil millones de traumas, divorciado, alcohólico… Eso ya está muy visto. Tiene gracia en Dashiell Hammett, pero ahora, hombre, déjalo ya. 

Y este personaje tiene un psicópata, que va como en paralelo, y que no tiene otra cosa que hacer en su vida que hacerle la puñeta, retarle. Entonces le va matando gente a propósito para él, se lo sirve en bandeja. Y todo eso tiene que estar aderezado con detalles antropológicos. Si pasa en no sé dónde, pues ahí tiene que haber un vestido tradicional, por ejemplo, o una máscara del pueblo, o le ponen un pastelito del sitio… Todo eso tampoco me gusta nada. Me mantengo alejada de eso. De hecho, en la quinta lo que hago es criticarlo, porque hay todo un subtexto, un metatexto, contra las novelas de psicópatas y las cosas demasiado absurdas y demasiado rebuscadas. Y ahí es donde creo que nunca voy a entrar, espero. Todo lo demás me queda lejos, pero no digo que no.

P.- (N.D.) Sabes lo que descartas (risas).

R.- Sí, sé lo que descarto (risas). 

P.- (A.D.) Pero vamos ahora con ¿cuáles son tus referentes literarios?

R.- Aparte de Agatha Christie, que ha quedado claro que sí. Ah, no sé. Me gustan escritores muy variados, como Mercé Rodoreda. También me gusta muchísimo últimamente, esto es una lectura reciente, Orhan Pamuk, un turco, el que ganó el Premio Nobel hace unos años. Me gusta según que de Joyce. También me encanta Maupassant, Cesare Pavese… No sé, voy picoteando diferentes autores y también en función del momento vital en el que me encuentro. Ahora soy muy de turcos, porque la novela que estoy escribiendo pasa en Estambul, entonces es que casi lo necesito para pillar el tono. Pero, bueno, depende. Me lo preguntas el año que viene y te diré otra cosa seguramente.

Supongo que Agatha Christie se quedará, todo lo demás es variable.

«A mí no me gusta descansar, ni mirar al techo, ni rascarme la tripa. Eso me da igual, no lo quiero hacer, no me interesa nada.»

Ana Gomila Domènech

P.- (A.D.) Y una pregunta que me acaba de surgir, que me parece interesante, ¿cómo es escribir una novela policiaca siendo brújula?

R.- Pues mira, soy una brújula muy relativa, porque teóricamente soy brújula, lo que pasa es que yo soy un robot por dentro. No descarto la ciencia ficción, porque realmente podría hacer una autobiografía. Soy muy ordenada, muy puntual, muy organizada y quizá porque llevo esa triple vida de: profesora, música y escritora, más toda mi vida privada, como todo el mundo. Yo la vida la veo como un calendario. Veo huecos por ahí y los relleno: chucu, chucu, y no paro, porque a mí no me gusta. A mí no me gusta descansar, ni mirar al techo, ni rascarme la tripa. Eso me da igual, no lo quiero hacer, no me interesa nada. Y entonces pues aún siendo brújula, hay algo dentro de mí que lo organiza todo, porque normalmente me cuadra todo. 

Voy en orden, día lunes, no sé qué de mayo, y me pongo a escribir: tiqui tiqui, tiqui tiqui, tiqui tiqui y pasan una serie de cosas. Voy avanzando cronológicamente y todo cuadrada, raramente tengo que volver atrás, para añadir algún pequeño detalle, quizá, pero ya está. No tengo que rehacerlas nunca enteras, me salen ya con sus partes, sus capítulos y todo organizado y coherente. Así que, bueno, es una brújula, no sé, con algún tipo de tara de modelo interno que se va autocompletando.

P.- (N.D.) Bueno, tara, nada. Hay que ser muy inteligente, porque yo no sería capaz. 

(A.D.) Tenemos delante a una brújula robótica (risas). 

R.- Una brújula robótica, sí, sí. El otro día me preguntaban los alumnos: ¿tú tienes lo típico que sale así en las películas, una especie de tablón poniendo post-it y fichitas, y te haces un desarrollo de personajes previo? Y digo: no, me sale solo. Me sale coherente ya de por sí o eso me parece a mí. Sí, brújula robótica está bien. Ahí tenéis el titular (risas): la brújula robótica ataca de nuevo. 

P.- (N.D.) Hablando sobre el momento de la creación, cuando te surge un bloqueo de escritor, ¿a qué recurres?

R.- No he tenido todavía. Desde que me lancé a escribir seguido no he tenido todavía. Porque hasta Un acto reflejo, que es la primera del comisario Caravaggio, había escrito alguna cosa, pero por épocas, porque realmente yo lo que necesito es canalizar esa creatividad, esa locura compulsiva dentro de mi patrón robot. Y entonces voy haciendo diferentes cosas en función del año.

A lo mejor no escribo nada, pero canto mucho más o actúo un montón, yo que sé, más teatro, locución, declamación, cosas de estas y canto menos. Pero desde que me lancé a escribir así, muy seguido, que he ido enganchando una novela con otra, que eso fue en julio de 2019, el verano anterior al confinamiento, no he parado. No he tenido ningún bloqueo, sino que siempre tengo alguna en marcha. De hecho, estoy ya de los pelos deseando terminar la quinta, porque estoy en la fase de corrección, que es la que menos me gusta.

Y ya no sé si decir por suerte o por desgracia, me proponía descansar unos meses y ya me están surgiendo ideas para la sexta, y me las voy apuntando. Digo, bueno, esto ya será de cara al verano, pero sé que no…, que cuando termine la quinta, descansaré una semana a lo mejor y luego diré: bueno, voy a ir escribiendo, y me meteré otra vez en el fango. Y luego ya es que no lo puedo soltar hasta que no está terminado, redondo, perfecto. Es continuo, apenas descanso. 

Un acto reflejo

P.- (A.D.) Curioso, curioso… Ahora sí, hablando de lectura, ¿eres de las personas que cuando no le gusta un libro lo deja por imposible o lo termina?

R.- No, y además es que no lo recomiendo. No lo aconsejo porque es la forma de quedarte empantanado, no leer nada y darte a la televisión, que también está bien algún rato. Pero no, les doy 25 páginas de margen o algo así, entre 25 y 50. Y si antes de la que hace cincuenta no ha conseguido interesarme, no me gusta o me pone nerviosa por algún motivo, lo abandono y a otra cosa. Porque la vida es muy corta para estar empecinado en leer según qué. Obviamente hablo de libros leídos por gusto, si es una obligación, pues lo tienes que terminar. Pero por gusto me leo lo que me apetece y lo que me gusta. Ya está, sin más.

P.- (N.D.) Te iba a preguntar cuál habías dejado a medias, pero digo lo mismo te vas a crear más enemigos (risas).

R.- Sí, déjate (risas). No me hundas más (risas). 

«Me encantaría que mis libros se pudieran venden en librerías, verlos ahí en una mesita y que la gente pudiera cotillearlos, encariñarse y si les gusta o les interesa, pues llevarse alguno.»

Ana Gomila Domènech

P.- (N.D.) ¿Hasta dónde te gustaría llegar en el mundo de la literatura? Porque ya sabemos que haces muchas cosas aparte escribir. Entonces, ¿tienes alguna expectativa futura con el tema de escribir o lo que surja?

R.- Lo que surja me va bien, porque por suerte es eso, ya tengo la vida resuelta por otro lado. Pero, bueno, pues así en el mundo ideal me encantaría lo que os he dicho antes: fichar por un gran grupo, que me publique las novelas en papel, dejar las novelas en ebook en Amazon, que están ahí estupendamente, y a lo mejor, pues no sé, iba a decir quizá descansar del instituto algún año, pero realmente me gusta. Y lo que hago ahora que es tener media plaza en el instituto y dedicarme el resto de la jornada a mis actividades artísticas, para mí es un equilibrio muy bueno.  Porque por un lado tengo mis horarios, mis obligaciones, mantengo el contacto con los muchachos, me gusta dar clase, la verdad, no me gustan las reuniones, no me gusta corregir. Eso es un rollo, pero dar clases sí me encanta. 

Y, no sé, ganar un dineral tampoco me hace falta. No tengo un proyecto ahora mismo carísimo. Pero sí me gustaría que me leyera mucha más gente. Básicamente es eso, que me leyera mucha más gente y poder ver mis libros, por ejemplo, en librerías. Eso me falla —bueno, me falla, que no es culpa mía— pero ya sabéis, con Amazon las librerías no trabajan porque no se llevan nada. Entonces, eso es un hándicap, para mí es un problema.

Me encantaría que mis libros se pudieran vender en librerías, verlos ahí en una mesita y que la gente pudiera cotillearlos, encariñarse y si les gusta o les interesa, pues llevarse alguno. Y eso, sin embargo, no se puede hacer eso. Eso me gustaría, ese deseo pido: vender mucho más, más que nada para que me lean, y llegar a las librerías de alguna manera. Bueno, y hacer presentaciones, viajes, firmas. Eso me gusta también, me gusta el farandulero en general muchísimo. 

P.- (A.D.) Te gusta la música, enseñar, escribir…Pero ¿con cuál de las tres cosas no podrías vivir?

R.- Podría dejar la enseñanza, me dolería, pero podría dejarla. O por lo menos aparcarlo un tiempo. Y es que lo otro, para mí, entrar el mismo pack, de desarrollo de la creatividad y de la evasión, porque además están muy ligados. Cuando yo hago presentaciones y conferencias sobre mis libros y eso, acabo cantando. Y luego cuando doy mis conciertos, con cualquiera de los dos proyectos musicales que tengo, siempre presento. Por lo tanto, también acabo hablando y explico alguna cosilla y hago referencias. Así que, realmente lo voy entrelazando todo. 

Así como en el instituto también les leo todos los días. Y les leo, o sea, les pongo voces y me muevo y de todo. A menudo, también les he cantado. Cuando damos a Lorca, por ejemplo, siempre cae algún poema de las canciones españolas antiguas, cantado, así que no lo puedo separar. Me quedo con el pack creatividad. Si eso me diera de vivir, que no es el caso, me quedo con la creatividad.

P.- (N.D.) Genial. Quiero hacerte una pregunta que antes se me ha ocurrido y digo voy a hacer el ahora. Te encanta Agatha Christie, así que, ¿qué libro recomendarías a la gente de Agatha Christie? El que más te guste, el que digas: este es que me encanta.

R.- ¿Para alguien que no la haya leído y no la conozca?

P.- (N.D.) Sí. 

R.- Vale, pues voy a decir dos. Un clásico que siempre engancha y que gusta muchísimo sería Asesinato en el Oriente Exprés. Ese es un poco, bueno, facilón, digamos. Es fácil pensar en él, es uno de los más recurrentes. Pero es que realmente es muy buena introducción para meterte en el mundo de Agatha Christie. Y ver cómo funciona ella, que, al fin y al cabo, también los crímenes le dan un poco igual. Ella construye unos puzzles, unos juegos súper complicados, pero en el fondo lo que le gusta es poner a bailar al muñequito. Es decir, esos títeres, esos personajes que ya tiene, que van interactuando entre sí y dialogan. Siempre casa alguno. Al final siempre casa alguna pareja totalmente inverosímil. Aquellos se enamoran y se casan.

Bueno, pues toda esa creación de un mundo de personajes y demás, eso es lo que a mí me interesa. Y en Asesinato en el Oriente Express tienes las dos cosas: un Houdini súper complicado, que yo creo que casi nadie imagina cuál es la resolución, porque no es para nada algo fácil. Y por otro lado, también tienes un desarrollo de personajes impresionante, porque son doce los que van en el tren, me parece: Poirot, el director de la compañía ferroviaria y demás. Pueden llegar a 15 o a veinte incluso, pero todos tienen su personalidad, su forma de vestir, su forma de hablar, su manera de interactuar con los demás. Es todo súper creíble. Y ese sería el clásico. 

Y que me guste a mí, aunque sea más irregular, no tan conocido, un poco más de segunda fila: La casa torcida. 

P.- (N.D.) A mí me encanta también ese. 

R.- Esos niños, ¿verdad? Claro, no podemos decir, no podemos hacer spoiler. 

P.- (N.D.) Todavía recuerdo cuando llegué al final, me dio mucho coraje y dije: «mierda, si tiene el sentido, pero…» (risas). 

R.- Tiene todo el sentido, pero qué lástima. Pero es un final que está muy bien. Realmente es lo mejor que les podía pasar dentro de lo triste que es.

P.- (N.D.) Totalmente. Sí, me encantó ese libro. 

(A.D.) Dentro del panorama literario, últimamente hay mucho hincapié, y con razón, en la figura de la mujer. en la literatura. Hay muchas más mujeres que se ha dedicado a la literatura que ha tenido que utilizar seudónimos masculinos para poder dedicarse, y viceversa, también es cierto. Entonces, me gustaría preguntarte ¿qué autoras nos podrías recomendar para dar a conocer nuevos puntos de vista, nuevas escritoras, nuevos libros?

R.- Vale, pues escritoras que me gusten mucho y que son de novela negra, pero novela negra original, divertida e interesante, no novela negra de esa de pura fórmula. No es un bestseller. Serían Donna Leon, me encanta, que realmente da igual si es hombre o mujer, no importa. Es una mujer inteligentísima, sí, mujer, vale, y qué, una escritora. Una escritora inteligentísima, que escribe, que crea una ambientación fantástica, también unos personajes que se sostienen por sí solos, te da la impresión de que te estás tomando algo con ellos. Son gente real, y también traza unos Houdini que están bien, no son excesivamente complicados ni rebuscados. Todo es verosímil, todo es de la vida. 

Y luego otra que descubrí el año pasado, que me gusta un montón, y esta no es nada conocida aquí en España. Aunque la publica Siruela Negra, que la editorial es buena, pero se ve que no ha conseguido publicitarla mucho. Es una israelí ya fallecida, murió muy joven a los cincuenta y pico, de cáncer creo, que llama Batya Gur. Tiene seis novelas policíacas, creo que no me equivoco. Son cultísimas y más muy cultas. Tiene una que es Un asesinato literario y todo transcurre en una facultad de filología y es apasionante. Además, está tan bien escrita. Yo me sentía como en mi facultad, pero con un muerto de por medio.

Luego tiene Un asesinato musical. Lo mismo, te describe el ambiente de una orquesta en el que se han encargado a uno, todo lo que pasa allí con una cantidad de datos veraces, bien colocados, bien puestos. También los protagonistas son personajes de carne y hueso, muy bien trazados. Y tiene cuatro más que también están muy bien. Batya Gur sería mi segunda recomendación de mujeres escritoras. 

P.- (A.D.) Fantástico, lo anotamos. 

(N.D.) Bueno, no sé si tienes un paquetito por ahí. 

R.- Sí, tengo un paquetito por aquí, ¿lo abro ya? ¿es el momento?

P.- (A.D.) Sí, es todo tuyo. 

R.- Pues aquí tengo el paquetito y unas tijeras, porque soy un robot mental, pero una inútil con las manos. 

P.- (N.D.) Te lo ha mandado el escritor mismo, y nos ha dicho: no sé, como que es un poco raro, ¿eh? No sé lo que nos podemos encontrar ahí…

R.- Vamos a ver, viene de Manlleu, provincia de Barcelona. Bueno, pues la portada no me disgusta. ¿Vosotros sabéis cuál es?

P.- (N.D.) Neopiel, sí. 

R.- Sí de un chico, señor, no sabemos, que se llama Juan Antonio Oliva. Editorial Cazador.

P.- (N.D.) Sí, Cazador de ratas.

R.- Sí, la portada no me disgusta, porque es un poco así sangrienta que eso en principio no me tira, pero es original. Es muy azul y por detrás dice: no es ciencia ficción, pero casi. Es tal vez fantasía oscura, pero quizá no. Tiene aquí y allí gotas de terror y gore. Quizás también se pueda encontrar una mezcolanza entre género zeta y vampírico, incluso hay elementos provenientes del manga-anime. Neopiel es una loca hibridación en donde los vestidos a medida de forma inquietante, tienen una confección especial, un regalo de consecuencias impredecibles, una crítica a la cultura de la belleza. Y además hay mucha sangre. 

Bueno (risas). Es algo que no me habría, digamos, comprado. Aunque, oye, pues me apetece, tiene buena pinta y me va a servir de iniciación. Precisamente a todo lo que decía: no digo que no, pero quizá no era el momento. Bueno, pues el momento ha llegado a mí. Así que nada, me voy a iniciar en la ciencia ficción, en la fantasía oscura, en el terror, en el gore, en el género zeta, en el vampírico y en el manga-anime. O sea, todo en una. 

P.- (A.D.) Sorpresa. 

R.- Sorpresa total (risas). 

P.- (N.D.) Bueno, esto es una cadena que desde que empezamos las entrevistas hicimos, para que los entrevistados se conocieran. Entonces cada uno elige el libro de los que ha escrito que quiere que regalemos al siguiente escritor. Y Juan Antonio Oliva, que es el anterior, decidió que Neopiel era para ti. 

R.- Bueno, pues muy bien, Juan Antonio, muchísimas gracias. Voy a empezar a seguirte y lo leeré en cuanto pueda y haré alguna reseña o algo. Claro que sí, que guay. Muy bien, muy contenta.

P.- (N.D.) Así que, la última pregunta de la entrevista, como siempre, es ¿qué libro de los tuyos quieres que regalemos al siguiente escritor?

R.- Pues mira, la respuesta es fácil, porque hace nada el mes de noviembre o diciembre, no recuerdo, publiqué una ómnibus, una edición conjunta, con los tres primeros casos del comisario Caravaggio. Tengo cuatro publicados y el quinto es el que estoy terminando de preparar. Como los tres primeros son muy cortitos, porque tienen cada uno unas cien páginas, o incluso menos, saqué una ómnibus con esos tres juntos. Así que, yo creo que lo mejor sería que la siguiente persona a la que vayáis a entrevistar se leyera o recibiera por lo menos, no sabemos si le gustará, esa ómnibus con los tres primeros casos del comisario Caravaggio. 

P.- (N.D.) Genial (A.D.) Perfecto. (N.D.) Pues ese será. Bueno, ¿quieres decir algo más? Lo que tú quieras. 

R.- Me ha encantado la entrevista, no sé si lo he hecho muy bien, porque, bueno, no sé…

«Entrevistas de radio he hecho unas cuantas, pero siempre tenían trampa. La vuestra es chula porque no tiene trampa.»

Ana Gomila Domènech

P.- (A.D.) Aquí no hay nada bueno ni nada malo. Aquí todo el que viene es libre. 

(N.D.) Nosotros nos equivocamos todo el rato, ya te lo digo. 

(A.D.) Totalmente, aquí hay libertad. 

(N.D.) Pero este es un podcast natural. Sin artificios. Aquí vamos del tirón. Y si nos equivocamos, nos equivocamos, no pasa nada.

R.- Claro, estoy acostumbrada a las clases en las que siempre hay una base o a las conferencias. Siempre tiene un poquito de base por debajo. Y entrevistas de radio he hecho unas cuantas, pero siempre tenían trampa. La vuestra es chula porque no tiene trampa. Normalmente, te mandan las preguntas de antemano. Te dicen: trataré de esto, trataré de lo otro. Está todo como un poco pactado. Sabes por dónde ir y puedes morderte la lengua (risas). Hoy no me he mordido la lengua nada, estoy hecha una salvaje (risas). 

P.- (A.D.) No hay problema. Aquí en Casa Drojan, siempre lo decimos, hay libertad. Se viene a pasarlo bien, a charlar sobre la literatura, sobre la profesión de escritor. Lo que no se quiere contestar no se contesta y lo que sí se habla libremente de todo.

R.- Bueno, muchísimas gracias. Lo último que quiero decir es que muchísimas gracias por esta entrevista, que me lo he pasado muy bien y que nada que contéis conmigo para lo que haga falta, porque ha sido un placer.

P- (N.D.) Nos alegramos mucho. Espero que estéis con nosotros en la revista de este año y nada, que cuando quieras, pues esta es tu casa y puedes venir a lo que quieras, o promocionar un libro o a lo que tú quieras.

R.- Muy bien, fenomenal. Espero poder promocionar un libro ya el mes que viene de una santa vez, porque estoy harta de corregir. 

P.- (N.D.) Y si ya es por una editorial, ya tiramos la casa por la ventana, hacemos una fiesta o algo.

R.- Estupendo. Bueno, en este caso casi no hará falta, porque se supone que la editorial por fin va a hacer de manager de mí. Es lo que me pesa un poco. A veces me divierte, me divierte Instagram y tal, pero es un petardo tener que estar insistiendo tanto. Pero por ahora es lo que hay. 

P.- (N.D.) Te deseamos mucha, mucha suerte. 

R.- Muchas gracias. 

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