Amparo Montejano – Escritora de cuentos de terror y directora de Círculo de Lovecraft

Amparo es una de esas autoras que han resurgido de sus cenizas y han comenzado a escribir tarde, pero no por eso deja de ser una escritora fantástica. En esta entrevista nos enseña ha confiar más en nosotros mismos y a empezar a hacer lo que te gusta en cualquier momento, tengas la edad que tengas. Siempre puede ser un buen momento. 

Esta entrevista comenzó siendo el descubrimiento de nuestras vidas. Lejos de un ser una escritora más, Amparo nos ofreció su mano y nos trató con el amor y la confianza de dos buenos amigos. Así que, la entrevista fue preciosa. Nos habló de su vida como escritora, de sus reflexiones más profundas y nos dio la noticia de que en poco tiempo sacaría un nuevo libro: Profanación. La cosa quedó ahí. 

Pasaron los días y la entrevista tuvo que retrasarse puesto que la cadena literaria debía seguir su curso y había algunos contratiempos en la publicación de la antología. Cuando nos pusimos concienzudamente a editarla, aunque ya teníamos quince minutos transcritos, nos dimos cuenta de que no se había grabado correctamente. La primera vez que nos ha pasado. Con mucha pena tuvimos que pedirle a Amparo que volviera a hablar con nosotros y, por supuesto, dijo que sí. No nos arrepentimos, porque la entrevista es una absoluta maravilla, nos habla de su libro, unos oscuros y siniestros secretos que os dejarán de piedra. Siempre os pedimos que no os podéis perder la entrevista, pero esta vez os lo pedimos aún con más fuerza. 

Qué decir más…, pues nada que es un orgullo y un placer haberte conocido y esperamos seguir leyéndote siempre. ¡Muchas gracias por dejarnos entrar a tu vida y muchas gracias por darnos una parte pequeñita de tu alma más sincera sin conocernos de nada! Te esperamos tres, cuatro o mil veces más, porque este casa, ya es también tu casa. 

También agradecemos a Calor, editor de la nueva editorial Luz Negra, su trato y amabilidad con nosotros. 

Además, te invitamos a que no dejes de visitar su increíble página: Círculo de Lovecraft

Obras: 

Antología de relatos:

  • Profanación. Antología de cuentos macrabros (Luz negra, 2021)

Relatos en revistas digitales:

  • Revista Fantastics-certamen microcuento nº 16Ella, (2015) y nº 18El Ckuth (2015).
  • Revista El Ojo de Uk con el relato La Casa (2016).
  • Revista Insomnia, el universo de Stephen King nº 242El fútil vuelo del colibrí (junio 2018) y nº 249A las ricas golosinas (2019).
  • Revista Penumbria nº 42: Narcosis de un chiflado (2018).
  • Revista Nictofilianº 4 Dossier Poesía GrotescaTambores (2018).
  • Revista Aeternum (Peluches Insanos) con Ardiendo a 113 Fahrenheit (2018).
  • Revista/Web NGC 3660 con Una historia cósmica (2018); El retorno de la bruja (enero del 2019); Y la muerte los seguía (2019).
  • Revista Caltiki Magazine con El negocio del Sr. Miller (2019).
  • Revista Vuelo de Cuervos.
  • Revista Crononautas (Distopía, nº 1) con Plutonio ético (2020).
  • Plataforma Web Cosmoversus con A casa no regresan (2020).
  • Periódico digital El Magacín.

Antologías de relatos en las que ha participado:

  • I am Providence (Círculo de Lovecraft), coordinadora y autora con El retorno de la bruja (2018). 
  • Eliza, que ya no está y 14 relatos más de fantasmas (Grupo Amanecer editorial) con Tienes ojos y no los ves (2019).
  • Monstruosas (Tinta Púrpura Ediciones) con La envainadora de carne (2019).
  • HerejeS: Antología de Terror Navideño (Historias Pulp) con Cosas de familia (2019).
  • Femenino Plural. Relatos de mujeres para mujeres (Caballo Cuatralbo Ediciones) con En la caverna del loco juegan con muñecas (2020).
  • Trabajar es fantástico (2Cabezas Editorial) con Compre usted un radio-Sombrero-Marciana con José Rodríguez Montejano.

Novelas:

  • Se ha escrito un crimen…Bueno, en Cepra (2015)
  • El misterio de la tortilla flotante (Ediciones Atlantis, 2016)

ENTREVISTA EN AUDIO

ENTREVISTA TRANSCRITA

P.- (N.D.) ¿Qué significa para ti ser escritora? 

R.- Para mí no es una condición como tal, es una emoción. Escribir para mí es una forma de liberar toda aquella parte, quizá, oscura, reprimida. Porque indudablemente todos tenemos unas ideas y recibimos unas creencias. Y yo creo que las creencias nos condicionan. No voy a decir que nos hacen convertirnos en personas que no somos, porque somos lo que somos, evidentemente, animales sociales. Pero sí que escribir me permite mostrar ese reverso o esa parte mía que quizá no puedo mostrar en el día a día.

Entonces, cuando escribo me libero de las ataduras, de las presiones y tengo la sensación de que puedo volar en libertad. Y puedo llegar todo lo bajo que quiera, en el sentido de que me gusta hacer literatura en donde se muestre un universo poco agradable, porque desde mi punto de vista o por mis vivencias personas, así ha sido. Escribir para mí es reconciliarme con esa parte de mi alma que he tenido que tener encerrada durante mucho tiempo y, bueno, que ahora he permitido que salga a la luz y estoy contenta. 

P.- (A.D.) Hay escritores que se toman un tiempo de oxigenación, de descanso… Cuando terminaste el proceso, te llegan las galeradas, se corrige el manuscrito, 

¿te tomas un tiempo de descanso para empezar otro proyecto, relatos, novelas, o eres de los escritores que dicen: «no, no, esto es un vicio y no podemos parar de escribir»? 

R.- Yo es que llevo muchas cosas a la vez. No es decir: me he centrado en Profanación y he dejado… No, no, llevo muchas cosas a la vez y trato de diversificar mi tiempo. Si me centro mucho en un proyecto, llega un momento que ese proyecto me llega a hastiar. A convertirlo en un hastío y casi hasta en una obligación. Entonces, ¿qué me gusta hacer? Diversificar las ideas.

O sea, si hoy estoy a lo mejor centrada en un relato, a lo mejor me paso dos o tres días centrada en ese relato, porque soy muy brújula. No sigo un esquema y voy escribiendo según se me van viniendo las ideas. Cuando llevo ya dos o tres días sobre ese relato, me cansa. Necesito pararlo y centrarme a lo mejor en escribir un artículo, un ensayo o simplemente dedicarme a la lectura, que me encanta y tengo pilas de libros por leer y me falta tiempo. Es normal tienes tu familia, tu vida y otras cosas, y ya sabéis que en España vivir de la escritura es harto complicado. Y en mi caso es más bien un oficio catártico, por amor al arte. 

Ya os digo, a lo mejor paro eso y me centro, por ejemplo, en el círculo. Me gusta hacer muchas cosas y entonces llevo muchas cosas a la vez. Si luego a lo mejor salen muchas cosas dicen: «jo, esta chica…». No, no, es que yo llevo muchos palos. Yo soy muy lenta, aunque no lo parezca, soy muy tortuga a la hora de hacer todas las cosas. Voy muy despacio, me gusta perfeccionar mucho lo que voy escribiendo. No quedo conforme y repaso y releo, vuelto hacia adelante y hacia atrás, y lo que hoy hago, mañana te lo deshago. Entonces, digamos que mi herramienta es diversificar y trata de ser lo más constante posible, porque sino no podría abarcar tantas cosas. 

El día que deje de idear, que deje de organizar las cien mil cosas que llevo, yo creo que me voy a ahogar. No sé qué hacer con tanta energía mental (risas).

P.- (N.D.) Supongo que por ese hastío que decías, de que te cansa enseguida algo muy largo, es por lo que no has escrito tantas novelas como relatos. Porque casi toda tu obra son relatos prácticamente. 

R.- Es que yo soy una escritora de narrativa corta. Yo adoro el cuento. Independientemente de lo que comentábamos ahora de que si me tiro mucho tiempo me llega a cansar. Pero eso tampoco es excusa, porque tú puedes hacer novelas. De hecho, hay cosas por ahí mías —por favor, no digas los nombres que nadie las lea (risas)—, es un formato novela, pero yo trabajé el formato capitular. Es decir, te puedes enfocar en una novela, pero haciendo capítulos. El mismo formato de un cuento, cada capítulo es un cuento que dejas de alguna manera inconcluso para seguir enlazándolo con el siguiente capítulo. No creo que sea eso, yo creo más que es la esencia en sí que destila el cuento. 

Yo he sido siempre una devoradora de cuento, me han encantado. Mi abuelo me regaló un libro de cuentos de los hermanos Grimm, de Perrault, y fue una de las primeras cosas que cayó en mis manos. Además, no eran los cuentos edulcorados que se pueden leer ahora. Sino que eran los cuentos, no voy a decir originales, pero muy parecidos a los originales, en los que siempre había esa moraleja o ese final terrible, que servía para que esos protagonistas sufriesen las consecuencias indudablemente de sus actos. No se consideraba el cuento una narración para niños como lo podemos considerar ahora.

Digamos que yo aprendí esa visión un tanto atroz o despiadada de esos cuentos clásicos. Creo que mostrar muchas veces el sobresalto o la tensión es mucho más sencillo de hacer cuando tienes un formato pequeñito. Un formato corto donde tienes que ir más al grano, digamos así, que quizá en un formato más extenso como es la novela, que puedes divagar. Yo soy muy peligrosa divagando. Tengo que tener algo más concreto y aparte por eso, porque yo creo que hay grandes novelas de misterio o de terror, pero yo amo la tradición del cuento.

Lo reivindico desde aquí, son las verdaderas semillas de la conciencia colectiva de los pueblos. Y son tan antiguos como la raza humana. Cuando los cavernícolas venían de caza narraban lo que les había pasado a los que estaban allí alrededor de las hogueras. Esa es la esencia del cuento. Es tan antigua como la esencia misma del hombre. Yo soy cuentista, me encanta el cuento. 

P.- (A.D.) Para entender el género del terror es complicado, es bastante difícil. Los oyentes ahora están escuchando tu voz, pero nosotros te tenemos en imagen y nosotros tenemos a un amor de persona. No solo a la hora de hablar, de pensar, de dirigirse hacia otras personas, pero no tiene nada que ver ser sensible, apuesto, amoroso, simpático con escribir terror. 

Hay varias cosas que has comentado y una de ellas es lo del cuento. A mí se me viene a la cabeza el fantástico Poe, es uno de los escritores que defendían el cuento. Hay cientos de escritores que escriben cuentos, por supuesto. 

Otra de las cosas que quería comentarte es que la imagen delata, detrás tuya tienes un pulpo con tentáculos. Entonces, has dicho algo muy interesante y es el Círculo de Lovecraft, que en este caso, eres la directora. ¿Qué es el Círculo de Lovecraft?

R.- Siempre que la gente me hace esta pregunta me pongo nerviosa (risas). El Círculo de Lovecraft surgió como una web, fue una idea compartida entre José R. Montejano, mi hijo, y yo. Yo me puse al frente realmente porque él era menor de edad, él tenía catorce años cuando nosotros iniciamos esta aventura. Nosotros nos dimos cuenta de que nos encantaba lo que son los cuentos de Lovecraft, el cosmicismo de Lovecraft, y nosotros veíamos que en España se conocía a Lovecraft, pero muy poquito.

Entonces, decidimos con esa idea y luego también lo que representaba en sí ese círculo amado o ese círculo de escritores que mantenían con el soñador de Providence, con Lovecraft, todo lo que es una relación epistolar. Lovecraft pese a que se le tildaba de misántropo era un hombre con un gran corazón, un escritor con un gran corazón a la hora de ayudar, aconsejar, a la hora incluso de hacer él los cuentos que luego presentaban otros.

Y cuando surgió El Círculo de Lovecraft lo hizo primeramente como una página de Facebook. Entonces, nosotros de alguna manera queríamos hacer narraciones de Lovecraft, también una especia de cajón de sastre, porque ahí metíamos un poco de todo. Pero lo que sí buscábamos era que se le conociera un poquito más. Se conociera un poco más su figura, su literatura y, por supuesto, la literatura de esos otros escritores allegados a él o incluso esos otros escritores, porque ahora el círculo la verdad es que da cabida a todos los escritores que en su época fueron no tenidos en cuenta o revalorizados. Todos esos escritores de finales del diecinueve, de principios del veinte, que pasaron casi sin pena ni gloria.

Así surgió El Círculo de Lovecraft, como una página de Facebook, que es cierto que no tuvo buena acogida, porque había otros grupos a los que no les pareció bien. Luego decidimos enfocarnos más en lo que es el concepto literario en sí. Yo hacía estas narraciones un poco contando todos los misterios habidos y por haber que tenemos en esta realidad humana, que pensamos que controlamos y que no controlamos. Llegué a hacer narraciones de lo mistérico y del halo oscuro que podía haber incluso en el bosque de los suicidios de Japón, Aokigahara.

Pero luego ya decidimos que nosotros queríamos enfocar El Círculo de Lovecraft como lo que era: una web dedicada a la difusión activa y gratuita de la literatura de género. Decidimos que la mejor forma de dar cabida a los grandes maestros, no solo de estos grandes maestros que nos precedieron y que nos han enseñado con sus escritos a escribir, sino también de todos los grandes maestros actuales por darles cabida. Y, por eso, surgió la revista Círculo de Lovecraft.

Yo creo que ahora la revista se ha comido a lo que es la propia plataforma web, porque, claro, no tengo tiempo. Ahora Círculo de Lovecraft se puede considerar más que web, una revista. No sé si la gente la conoce o no, ya vamos por nuestros seis añitos. Vamos a sacar ahora en diciembre nuestro número 20, dedicado al maestro Clive Barker. Y, bueno, eso es Círculo de Lovecraft. 

También nos parecía que hay muchísimos escritores que no tenían la posibilidad de mostrar toda su valía. Y nosotros también queríamos de alguna forma hacer algo que pudiera servir de resorte para que se les pudiera leer. Para que estos escritores pudieran darse a conocer y pudieran mostrarnos todo su arte. Entonces, nuestros números suelen ser monográficos muchas veces, para quien no conozca Círculo de Lovecraft, es una revista que está orientada a lo weird, a lo extraño, y sobre todo a lo que es el terror. Hemos tenido un número dedicado a la fantasía oscura, pero, bueno, normalmente, nosotros nos enfocamos a la parte más oscura, a la parte más tenebrosa. Nosotros ponemos: nos gustaría hacer un número dedicado a… Bram Stoker.

Es muy bonito cuando la gente se empapa de escritores, porque a lo mejor tenía poco conocimiento y a la hora de poder presentarse a la convocatoria del Círculo, pues se empapa y lee cosas. A nosotros nos han llegado mensajes, por ejemplo, cuando hicimos la convocatoria de Stefan Grabinski nos llegó mensajes de mucha gente dándonos las gracias porque no conocían la literatura de Grabinski. Porque el mercado español está muy limitado, no estamos hablando de un mercado francés, de un mercado anglosajón. Entonces, nos llegan las cosas un poco a cuenta gotas. Pero yo sé que Valdemar vendió todos (risas).

Y sobre todo muy contentos, porque yo creo que una de los procesos para mi como escritora a la hora de hacer un trabajo es la parte en la que te sientas y te dedicas a estudiar, a documentarte. Y aunque piensas que todo eso pasa por ti y no llegas a procesarlo en el disco duro, yo creo que te enriquece muchísimo, porque picoteas de muchas cosas y aprendes. Yo creo que todo eso en definitiva te va engrandeciendo y todo eso va quedando ahí, aunque pensemos que no. 

P.- (N.D.) Yo voy a retomar un poco el comentario que hizo Axel al principio, que se pasó de refilón, para preguntarte cómo surgió en ti el terror. Porque lo que decía él es verdad, te vemos como una persona muy amable, muy diferente a lo que nos imaginamos como un escritor de terror, más oscuro. 

R.- Es que el terror ha estado siempre en mí. No sé cómo explicarlo. Yo creo que cuando experimentas el terror, digámoslo así, cuando experimentas en carnes propias lo que es la sensación de sentirte quizá desplazada. Desplazada del mundo en muchos aspectos, quizá por el simple hecho de ser distinta. Por ejemplo, el príncipe de las paradojas, Gilbert Chesterton, decía que aquello que nos hace diferentes nos aleja del mundo, y es cierto. Yo siempre me he sentido así. Entonces, yo siempre he sentido dentro de mí, terror. Siempre he sentido esa sensación de miedo porque era la distinta, la diferente.

Y te puedo asegurar que siempre he luchado en contra de mí misma, porque no quería sentirme así. Yo no quería ser la distinta del grupo, yo quería ser igual que las demás. Pero no lo era. A lo mejor era la gordita del grupo, la niña con gafitas… Ya estamos hablando de una época en los años ochenta en los que, bueno, la protección que intentamos tener ahora, por ejemplo, con los niños, pues no se tenía. Entonces, decirte de dónde emana el terror, el terror emana de la personalidad.

Yo creo que todos los individuos tenemos esa parte de terror, tratamos de esconderla. Es lo que he comentado antes, nosotros tratamos de esconder esa parte oscura nuestra. Yo lo llevo inherente incluso en el apellido. Mi apellido Montejano hace alusión al dios Jano, que era un dios romano bifronte, que tenía dos caras: una cara terrible y una cara más amable. 

Todos tenemos un lado de luz, más angelical, y todos tenemos un lado más demoníaco, más oscuro, que es en definitiva el que tenemos de alguna forma que doblegar, someter. El problema radica en que cuando tú llegas a someter esa parte, que también eres tú, y no le das salida, quizá, por ejemplo, a través de la expresión artística —en mi caso a través de la literatura— yo tenía la sensación de que me ahogaba. Cuando comentábamos en la primera pregunta que supuso para ti comenzar a escribir, para mí supuso liberar esa parte que estaba ahí y que me pedía a gritos salir. 

Hay muchas ideas preconcebidas de cómo tienen que ser los escritores, yo no considero que tengas que dar miedo para poder escribir terror o que tengas que ser una persona desagradable. Resulta incluso hasta más chocante, como vosotros decís, la persona que se ve muy dulce. 

P.- (N.D.) Lo digo precisamente por eso. Además, nosotras que somos mujeres, enseguida te ponen muchos estereotipos de lo que te tiene que gustar o de lo que, normalmente, escribes. No sé, por ejemplo, dirigido a la romántica. Y es probable que te haya pasado muchas veces, que no piensen que eres escritora de terror, pues no tiene nada que ver el físico o como hables o tu personalidad con lo que a ti te gusta y lo que tienes en tu interior. 

R.- A mí me han dicho muchas veces que deje de hacer las cosas que hago, me las han dicho muchas veces. Muchas veces me han querido hacer sentir pequeñita, y muchas veces me han querido hacer que me alejara de lo que yo realmente soy. Llega un punto de tu vida en el que tienes que dar un puñetazo en la mesa y decir: «No, esto es lo que hay». Y aquí no hay estereotipos posibles, esto es lo que hay, esto soy yo, esta es Amparo Montejano. A quien le guste, perfecto, y a quien no le guste, pues nada: ajo y agua, como decía mi abuela.

No se puede vivir de gustar a terceros, no se puede vivir por el condicionamiento de terceros. Bastantes condicionamientos ya tenemos de por sí. Por lo que te comentaba, porque no somos anacoretas, tenemos que vivir en sociedad, educar a nuestros hijos en una sociedad, de la que podemos estar más o menos conforme con lo que nos cuentan, lo que nos dicen, lo que hay que hacer o lo que no, pero yo creo que hay que dar salida a lo que uno lleva dentro. La escritura es una manera magnífica, igual que la pintura, la música, todas las actividades artísticas son una manera maravillosa de mostrar lo que tienes dentro y que tu día a día no puedes expresar. 

P.- (N.D.) Bueno, vamos a dejar ese tema, pero vamos a seguir con la muerte (risas). Porque Profanación, tu nuevo libro, que es una antología de relatos, supongo que tendrá mucho que ver con la muerte. 

R.- Todo. Por eso es una antología de cuentos macabros. Lo macabro es lo sórdido, es lo que está relacionado con todo lo que es el ideario, todos los símbolos en definitiva de la muerte. Y, bueno, qué os voy a decir, es un compendio —como dice mi querida Pily Barba, que es la que me hace el prólogo—, un bestiario de sufrimiento. Es un libro de mucho dolor. Yo reconozco que son relatos muy duros. Todos los relatos tienen muchas lecturas.

A ver, a mí me mola cuando me leo un relato, si luego me lo vuelvo a leer, sacarle algo que a lo mejor en una primera lectura no he sido capaz de sacar. Yo creo que eso es lo bonito de un relato, ¿no? Independientemente de que tenga un halo inherente de terror o de miedo. Lo bonito de un relato es que te genere diferentes sensaciones en diferentes lecturas. 

Estos relatos son duros, son relatos dolorosos y son relatos en los que indudablemente el halo de la muerte está presente en todos. Porque es lo que os comentaba, es la única certeza que tenemos los vivos. 

P.- (A.D.) Es curioso que en la carrera de un escritor, tarde o temprano, se tiene que enfrentar a la muerte. Bueno, desgraciadamente, yo sí me he enfrentado a la muerte personalmente, no a nivel de escritura. Y yo creo que de momento no lo voy a hacer, lo voy a dejar en un segundo plano. 

R.- No sé si lo creerás, pero yo me he enfrentado muchas veces cara a cara con ella. La he visto muchas veces frente a mí, muchas. Y la he visto muchas veces enfrentándose a mi hijo, que es peor. Y te puedo asegurar que todo eso de alguna manera está reflejado también en Profanación. 

Ya no es solamente decir: «bueno, he visto la muerte de un familiar». Todos, por desgracia, hemos sufrido esa pérdida de familiares muy queridos. Eso es innegable, es un proceso de vida. También creo que nuestra sociedad actual no concibe la muerte como algo antes. Antes la muerte estaba en las casas. Antes el concepto de la muerte estaba como más arraigada a nosotros mismos. Se vivía la muerte como una condición mucho más íntima. 

Yo diré que los cuentos que hay en Profanación empezaron a gestarse a raíz de que la niña que fui sufrió una gran pérdida. Sufrí la pérdida de una persona amadísima para mí y ahí fue por primera vez cuando me enfrenté a la muerte en la forma de la persona que yo tanto amaba. Y era una niñita de diez años. Quizá la muerte era una especie de condición más íntima, se llevaba en las casas, los muertos estaban con los vivos hasta el último momento que se les llevaba al camposanto.

Ahora, en esta sociedad nuestra en la que todo es un empoderamiento corporal y un vivir la vida, hemos alejado la muerte, la hemos sacado de nuestras vidas y nos la llevamos a los tanatorios, y nos la llevamos lo más lejos posible. Tratamos de hacer de la muerte algo aséptico. Y la muerte, en definitiva, reside en nosotros. 

Por eso digo que muchos de los cuentos de Profanación son memorias narradas mías. Cuando yo anuncié Profanación dije que era mi obra, indudablemente, más personal. Muchos de los cuentos que están ahí son muy personales, de alguna manera siempre tienen un poso. No soy una escritora que sea capaz de escribir con una distancia abismal de lo que estoy escribiendo. Sí escribo con una distancia abismal a nivel personajes. Para mí los personajes no son importantes, y eso es lo que se puede encontrar el lector. Por ejemplo, en Profanación los personajes son meros recursos que pasan por allí. Lo importante es lo que ocurre, los hechos.

En parte es el mecanismo del cuento. No importa tanto el personaje como lo que es la atmósfera, como lo que te están contando. Los personajes son las marionetas que se necesitan y que se colocan ahí. Son fugaces, como somos todos nosotros. 

P.- (A.D.) Por lo que estás contando, Profanación es un libro de relatos para leerlo con calma. Viendo desde una perspectiva distinta lo que quieres demostrar. Y mi pregunta, antes de leerlo, porque desde aquí ya te digo que lo vamos a leer, ¿Profanación es el sello final de la aceptación de la muerte, de «en polvo somos y en polvo nos convertiremos»?

R.- No (risas). Profanación tampoco va de eso. Profanación son cuentos, tampoco quiero desvelar mucho, en los que sus protagonistas son niños. Desde mi perspectiva personal de cuando yo era esa niña, que vivía hasta cierto punto en un mundo del que no era consciente que existía el dolor, no era consciente de que existía la muerte. No es que viviera entre algodones, pero no era consciente de que existían muchas cosas terribles, que en definitiva la existencia tiene. Profanación es una antología en la que sus protagonistas van a ser la gran mayoría niños que tienen que enfrentarse a un mundo despiadado. Un mundo que los maltrata antes incluso de ver la luz. Y además de todas las formas posibles que os podáis imaginar.

Son personajes que viven sin culpa ninguna, no han hecho nada en sí para experimentar lo que están experimentando o para ser lo que son. Simplemente, el pecado de su culpa es estar ahí. El pecado de su culpa es haber nacido. Entonces, son personajes malditos. De eso va Profanación, personajes malditos que en definitiva tienen que vivir encerrados en un mundo de sombras, que es el mundo en el que, por acción o por omisión, la sociedad le estamos permitiendo vivir. Son víctimas, son verdugos. 

Yo hay una cosa que suele hacer. A mí me encanta el terror Weird, extraño, y, además, yo utilizo ese componente de lo sobrenatural para atenuar el dolor, porque me parece que si yo explicara el dolor tal cual es, lo que estoy escribiendo, no podría leerse. No sé si me sé explicar. Es decir, introduzco el componente sobrenatural para hacer las historias un poquito menos dolorosas. 

P.- (A.D.) Yo creo que ha sido una definición perfecta de lo que es Profanación, que no cabe duda de que es duro, el dolor tiene múltiples formas. Y desde que nacemos ya sentimos dolor, la primera forma de sentir es la gravedad, que es lo que sentimos cuando nacemos. Hay que apuntarse Profanación a fuego, a leerlo, a reseñarlo y a disfrutarlo, porque también la lectura hay que disfrutarla. 

(N.D.) Bueno, no sé si nos lo puedes contar o no, pero ya os digo que Profanación es todo misterio, porque han pasado cosas que muy misteriosas. Entre ellas que la primera entrevista se quedó nula, eso nunca nos ha pasado. ¿De esa maldición de los niños crees que viene todo ese halo de misterio del libro?

R.- Creo que todo el halo de dolor que va dentro de ese libro le ha dado —me vais a decir loca— una especie de halo de vida y lo ha convertido en una entidad autónoma, pero de lo malo. Yo sé que puede parecer absurdo todo lo que estoy diciendo, pero yo creo que la energía que nosotros ponemos en las cosas…, eso es una ley de la termodinámica, creo —bueno, me van a matar los físicos (risas). Se dice que tú ves las cosas dependiendo de ese observador que les observa. Es como lo del experimento Thorndike, o sea, ¿está vivo o está muerto? Pues también depende indudablemente de la persona que va a abrir la caja.

Entonces, yo creo que en este libro hay tanto dolor impreso, por lo que se cuenta, por como se cuenta, por las historias en sí, que alrededor de él hay algo, no voy a decir maldito, pero sí es cierto que es un libro muy oscuro. 

Yo muchas veces, medio en broma, medio en serio, sí que comento que este libro debería de estar en el museo este de los Warren, al lado de la muñequita Anabel. ¿Por qué pensamos que un objeto tiene algo maldito? o ¿por qué pensamos que un objeto nos ayuda? Pues Profanación está maldito (risas), igual que sus propios personajes. Porque sí es cierto que a lo largo de todo lo que es el proceso de elaboración del libro han pasado cosas, que no las vamos a contar, pero resultan surrealistas e increíbles en todos los aspectos. No puedo decir mucho más. Pero Profanación no podría ser de otra manera, eso sí que os lo digo. Es un libro oscuro, un libro terrible. No podía ser de otra manera, debía ser así. Y, bueno, estoy deseando tenerlo. 

P.- (A.D.) Entonces, desde tu posición, como la madre de Profanación, recomiendas a todos los lectores que tengamos un botecito con sal para hacernos un círculo de protección. 

R.- Sí, y unas velitas, un poquito de agua bendita (risas). Es cierto que hay gente que me ha dicho que ya el propio nombre le causa miedo. Profanación en definitiva se está refiriendo a profanar lo que no debería de tocarse. Es mancillar lo que debería de ser intocable. En este caso, estamos hablando de niños. Pero también es cierto que los personajes adultos que aparecen en Profanación, que también los hay, son personajes que han crecido, pero lo han hecho siendo esos niños malditos. Entonces, siguen viviendo en esas sombras y el germen en el que nosotros crecemos, el nido que debería de ampararnos, ese hogar apacible que se presupone que todo niño debería de habitar, que en todos los aspectos debería desarrollarse, en todos los aspectos físicos, emocionales, psicológicos, espirituales, ese nido no es nada acogedor, en este caso.

Cuando tu hogar se convierte en un infierno, entonces pierdes la identidad y caes en una oscuridad muy densa, muy terrible, ominosa. Y te hayas sumido en una serie de fuerzas que te desestabilizan por completo. Eso es en definitiva Profanación, se profana lo que no debería de tocarse, que debería ser la inocencia de los niños. Por desgracia, todavía hay mucho que hacer al respecto, como en todo. 

P.- (A.D.) Me gustaría pasar rápidamente a la faceta de escritura, porque cada escritor tiene unas manías, tiene una serie de géneros de apoyo, pero Amparo Montejano ¿qué manías tiene para sentarse a escribir?

R.- Yo el silencio. Tiene que estar todo en silencio. Cosa difícil (risas), porque de que no ladra el perro, llaman al timbre… Pero yo es el silencio. A mí una de las cosas que me genera mayor poder a la hora de crear mundos, a la hora de concebir ideas es la música. La verdad es que la música hace que mi alma de alguna manera, igual que la lectura, vuele. Entonces, se me ocurren muchas cosas escuchando música, pero es cierto que no puedo concentrarme en la música si estoy escribiendo. 

Yo pienso, en mi caso, por ejemplo, que en las cosas que quiero hacer bien, necesito centrarme —fíjate que hemos hablado antes de que soy una persona que necesita cambiar—, porque sino no voy a hacer las cosas bien. Mi manía es fundamentalmente el silencio, necesito encerrarme y que nadie me moleste. Si son unas horas, pues unas horas. Y darle al día el tiempo que puedas para dedicarle a tus mundos. No soy yo maniática de cosas raras. Yo que me dejen escribir tranquila (risas). 

P.- (N.D.) Y ¿en qué autores te apoyas? ¿Cuáles son tus favoritos, que te gustan leerlos y releerlos?

R.- Me gusta empaparme de todos. Yo digo un poco como dice Stephen King: hay que leer mucho de todo, bueno, malo, regular. Yo es cierto que tengo un poso de escritores románticos y de escritores decimonónicos. Eso es innegable. Me encanta Gilman, Emilia Pardo Bazán. Aparte de Lovecraft, de Derleth, Smith, por ejemplo. Me encanta Espronceda, Pedro Antonio de Alarcón, Núñez de Arce, Miguel de Unamuno, José de Cadalso… Es que son tantos. Pero también poetas.

Una de las descripciones que hace mi editor de Profanación es que dice que tengo una tradición oral. Y es cierto, porque a mí me gusta leer las cosas en voz alta. A ver, no cuando estoy leyendo, pero sí cuando estoy escribiendo y termino de escribir algo, me gusta leerlo. Yo sé que no se lee igual. No leemos igual cuando leemos en voz alta, que cuando lo estamos leyendo de manera mental. Pero me gusta que la prosa sea sonora, tenga sonoridad. En ese aspecto, por ejemplo, Clara John Smith me influye bastante. Yo qué sé, es que tengo un huevo. Te diría Maupassant. Tengo por aquí un montón, como Rafael Sánchez Ferlosio. Hay muchos escritores españoles que para mí…, fijaste Machado, Rubén Darío. 

La verdad es que me gusta empaparme de mucho, porque yo creo que de todos coges un pedacito. Y luego ya elaboras tu estilo propio. Bueno, ¿no te voy a decir Stephen King? Sí, claro. Todos esos también, pero yo leo de todo. Lo que no me tira tanto, no porque sea otro nivel desde mi punto de vista, para nada, sino que no me tira tanto quizá por mi manera de ser es el tema de lo romántico. Y yo soy muy tierna, muy romántica, pero no sé no me veo leyéndolo. Pero eso es una cuestión mía, una apreciación personal, porque indudablemente Corín Tellado era una maestra increíble. Pero yo no me veo (risas). 

P.- (A.D.) Nos gustaría que nos recomendases a alguna escritora. 

R.- Gilman para mí es la leche. O sea, yo no dejaría pasar un día más sin leer El papel tintado de amarillo. Eso es como el ABC de todo lector que te guste lo ominoso, debería leer a Gilman. Y luego, por supuesto, tenemos a nuestra Pedraza maravillosa.  Por ejemplo, para mí Emilia Pardo Bazán es un referente indiscutible, es una maestra de las letras. Que yo creo que… Bueno, sí ha sido reconocida, porque Emilia era mucha Emilia. Pero muchas veces se conoce más de ella los líos que tenía con Galdós.

También diría Edith Nesbit. A todos los que les gusten la saga vampírica, tenéis a Anne Rice. También está Joyce Carol Oates, que también es fantástica con La hija del enterrador, con ese halo gótico que tiene. Y otra escritora que me encanta, porque me encantan dos de libros en concreto es Daphne du Maurier, por ejemplo, Rebeca y Los pájaros, son dos libros fantásticos, maravillosos. Y, bueno, es una escritora un poco que es desconocida, y si se le conoce un poco es por la película que hizo Hitchock de Los pájaros.

Es que hay tantas, Lorraine, por ejemplo. ¿Más escritoras, aunque enfocadas más en el plano de la ciencia ficción? Pues tiene a Judith Merril. Es que hay muchas. Bueno, Ana María Matute, que es maravillosa. Carmen Martín Gaite es increíble. No sé, hay muchas mujeres. Quizá ahora no se me vienen, pero hay muchas. La sobrina de Sheridan Le Fanu, que se hablaba que era la sobrina y que de alguna manera su tío fue la que la…, no, Rhoda Broughton. No solo escribió cuentos de fantasmas. Lo digo porque La Biblioteca de Carfax, la editorial, sacó creo que dos años una compilación de cuentos de fantasmas de Rhoda Broughton. Que por cierto era muy amiga de M. R. James. 

Quiero decir que hay mucha escritoras. A ver, lo que se dice de que no hay mujeres escritoras, o hace poco leí una cosa que ponía que si es que las mujeres no sabíamos escribir terror. Una cantidad de chorradas. Es absurdo, artistas las ha habido siempre. El problema que hemos tenido las mujeres o que han tenido las mujeres es un tema de educación, ya está.

Acceder a la educación era un privilegio reservado para cuatro. Ese es el problema que ha tenido la mujer. Y no tiene nada que ver con el género con el que se nace. Tiene que ver, desde mi punto de vista, con la capacidad que esas mujeres han tenido para poder estudiar, para poder acceder a bibliotecas, para poder ir a museos, para poder viajar. No nos tenemos que ir mucho más allá, porque a mediados de los cincuenta aquí en España las mujeres si tenían que salir a la calle, lo tenían que hacer con carabina.

Hay mucho por hacer en todos los aspectos. Yo hablaba antes de los niños, pero hay mucho que hacer, sin hacer apología de nada, ojo. Es cierto que hay mucho que hacer, pero vamos que las mujeres somos grandísimas escritoras de todo. El terror nuestro o la ciencia ficción femenina, porque también he leído cosas por ahí terribles de que las mujeres no sabíamos escribir terror o deberían sustituir los personajes femeninos de los relatos de ciencia ficción porque no sirven para nada, en fin. Y, además, dicho por grandes maestros que la cagaron cuando dijeron eso. 

P.- (N.D.) Antes de acabar. Ya sé que mañana sale Profanación, pero como escritora seguro que ya estás pensando en más cosas para hacer, proyectos futuros… ¿Qué nos puedes contar? 

R.- Por ahí tengo una antología de ciencia ficción. También algo de espada y brujería. Y, bueno, es que tengo muchas cosas. Mi idea también es crear una antología un poco en homenaje a los años que yo pasé en Galicia. Mi idea es llegar hacer un día un homenaje a esa tierra que en definitiva llevo en mi corazón y que sí representó para mí los años más idílicos. Centrándome un poco en esa tierra mistérica que es Galicia, que se presta a todo lo que es un poco la España negra. Esa España de meigas, de aquelarres, de misas negras. Esa España de bosques, oscura, de aullido de lobo. Yo creo que Galicia, para mí, se presta a ello. Es una tierra mágica. Ese también sería un proyecto que me encantaría poder llevar a cabo. 

P.- (A.D.) Continuando como empezamos, diciendo que esta era la segunda entrevista. Ya te hicimos entrega del libro de la cadena: Galaxia Cicatriz, de Pedro P. González. 

(N.D.) Ya te habrá dado tiempo a leértelo y todo. ¿Qué tal? ¿Qué te ha parecido?

R.- Pues es que la narrativa de Pedro me la conozco muy bien. Y el halo existencialista y cosmicista, un tanto lovecraftiano, que tiene mi amigo Pedro indudablemente también está en Galaxia Cicatriz. Es como yo decía antes, para mí las buenas lecturas tienen muchas lecturas. Y eso es lo que ocurre con este libro. Yo conozco la literatura de Pedro y es un gran escritor. Escribe muy bien y, luego, siempre tiene ese halo de crítica, esa sátira muchas veces mordaz. Esa crítica social a un mundo que desgasta y en el que de alguna manera los personajes se sienten atrapados, succionados.

Por ejemplo, Pedro tiene un relato, que no recuerdo exactamente en que revista de Círculo de Lovecraft, no sé si es nuestro número 10 o 11, que es una maravilla. Es un relato que a mí me puso del revés. Creo que fue el especial de Thomas Ligotti. 

P.- (A.D.) Ya sabemos la respuesta a la pregunta: ¿qué libro querrías que regalásemos? Es Profanación. Así que, te adelantamos que ya lo hemos hecho. Nos hemos adelantado al estreno de Profanación. El siguiente será para nosotros, por supuesto, para poder leerlo y darte las enhorabuenas, porque nos va a gustar. Estamos superconvencidos. 

R.- Muchísimas gracias, chicos. No sé si habéis escuchado, y esto ya es autobombo, los relatos que han radioaficionado Noviembre Nocturno de Profanación. Son dos relatos, Bombillas negras y El dios impedido, que aparecen en este compendio. Y, bueno, que os voy a decir que es una pasada, decirle a la persona a la que le hayáis enviado el libro que el pequeño es peligroso (risas). 

P.- (N.D.) Bueno, Amparo, pues muchas gracias, de nuevo. (A.D.) Muchas gracias por aceptar de nuevo esta repetición. 

R.- ¿Cómo no la iba a aceptar? La cuestión es que ahora todo salga bien y bueno que por lo menos la gente pueda disfrutar de este ratito con vosotros. La verdad es que yo con vosotros estoy muy cómoda. Me siento, pues, como en casa (risas). Y soy yo la que os agradezco vuestro tiempo y vuestra dedicación. Porque, de verdad, la gente tiene que saber que estas cosas las hacéis, pues como nosotros hacemos el Círculo, por amor al arte, porque nos gusta la literatura, porque somos espíritus sensibles que tenemos de alguna manera que canalizar todo esa espiritualidad y todas esas emociones. Y afortunadamente las estamos canalizando en el mundo literario. Vosotros hacéis un trabajo encomiable, un trabajo que no está pagado y que yo quiero que tengáis muchas escuchas, que la gente os visite. 

P.- (N.D y A.D.) Muchas gracias. 

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