Temblor y otros cuentos perturbadores – Un terror filosófico y existencialista

Temblor y otros cuentos perturbadores

Primera advertencia (esta reseña va de advertencias): si no te gusta la filosofía ni la ciencia, ya puedes dejar de leer. Puedes visitar otras reseñas de nuestra web, porque esta no es para ti. Si, por el contrario, te apasiona o eres una persona curiosa, te invitamos a descubrir Temblor y otros cuentos perturbadores.

Hablar de este libro como de otro cualquiera sería un grave error. Por eso, hacemos por primera vez una reseña conjunta, además de una mini entrevista que podréis encontrar al final de esta entrada, y alguna curiosidad sobre su portada. 

Podría mencionar muchos nombres de autores que se ven reflejados en su obra, pero lo resumiré en tres: Nietzsche, Bukowski y Jostein Gaarder. Empezamos por el más fácil, un filósofo que nos tiene acostumbrados al desconcierto, a veces caótico y extravagante, como le pasa a nuestro autor, que, sin duda, bebe de sus libros. El segundo escritor lo menciono por su descaro, por saltarse las reglas y su lenguaje brusco, en muchas ocasiones, obsceno. El último, que podría ser más difícil de comparar con este extraño libro que hoy nos toca reseñar, lo he querido incluir por su maestría a la hora de ficcionar la filosofía, un compendio a veces difícil de entender.

Imaginaos esa mezcla explosiva. De ahí que nuestro mayor objetivo con esta reseña es advertir a los lectores: solo un 5% de los presentes entenderán lo que J. Mordel ha querido plasmar. De verdad, no os lo toméis como una exageración, porque la pura realidad es que la mayoría de lectores no están preparados para semejante texto: raro, diferente, extraordinario, sin normas. Al menos, a nosotros nos lo ha parecido.

Es un sentimiento compartido el de Axel y el mío el orgullo que sentimos ante semejantes proyectos. Nos gusta descubrir gente curiosa y libros que nada se parecen a lo que conocemos. Una cosa sí debo aclarar, y es que no son cuentos de ficción pura. Repito: no son relatos de terror con una trama usual (aunque algunos de ellos sí pueden encajarse en el concepto, sobre todo los dos o tres últimos). Es más un vómito filosófico y existencial. No hay mejor definición que la que se puede observar en las valoraciones de este libro en Amazon. Son puntuaciones bastante diversas, lo que nos lleva a pensar: no es para todos.

Lo repetiremos miles de veces en esta entrada, pero queremos que quede lo suficientemente claro y que no haya reproches cuando os embarquéis en sus páginas. Porque, ya sabéis, que nosotros somos sinceros y una recomendación sesgada puede ser una ruina para los lectores. Los libros no son buenos o malos en términos generales, sino que son adecuados para uno u otro tipo de lector. Así que, si te atreves a embarcarte en las páginas de Temblor, abre tu mente hasta que tu cerebro esté a punto de explotar. Olvida todo lo que conoces ahora mismo, déjate llevar. 

Podría resumirlo con un pequeño extracto escogido del libro: 

«¡Ah, iluso!, me hablo a mí mismo, que creíste que podías hacer literatura con tus pensamientos, y si te ciñes solo a los hechos, a tus acciones, y estas fueran narradas, te verías humillado y ridiculizado…». 

Se compone de ocho pequeños cuentos, relatos algunos de terror «tradicional» y otros más cósmicos y existencialistas. Pero todos tienen cabida para reflexionar sobre la existencia humana y la ciencia, el presente y el futuro, lo cierto y lo incierto.

El único punto más negativo y en el que tenemos algunas dudas es en cuanto al orden establecido por el autor. Creemos que podría influir a la hora de la lectura, pues hay relatos muy fuertes que se ven afectados por la consecución de algunos más laxos. Los que más nos han gustado y queremos destacar son: Historia contada por un vagabundo (el primer relato del libro, contado en formato teatral), Temblor (el sexto cuento y el que da nombre al libro) y Superluna (el séptimo relato de esta antología). 

N.D.,

Una lectora más. 

HAMLET: Ser o no ser, esa es la cuestión . 

¿Qué es mejor para el alma, 

sufrir insultos de fortuna, golpes, dardos, 

levantarse en armas contra el océano del mal, 

y oponerse a él y que así cesen? Morir, dormir…

Nada más; y decir así que con un sueño 

damos fin a las llagas del corazón 

y a todos los males, herencia de la carne, 

y decir: ven, consumación, yo te deseo. Morir, dormir, 

dormir… ¡Soñar acaso! ¡Qué difícil! Pues en el sueño 

de la muerte ¿qué sueños sobrevendrán 

cuando despojados de ataduras mortales 

encontremos la paz? He ahí la razón 

por la que tan longeva llega a ser la desgracia. 

¿Pues quién podrá soportar los azotes y las burlas del mundo, 

la injusticia del tirano, la afrenta del soberbio,

la angustia del amor despreciado, la espera del juicio, 

la arrogancia del poderoso, y la humillación 

que la virtud recibe de quien es indigno, 

cuando uno mismo tiene a su alcance el descanso 

en el filo desnudo del puñal? ¿Quién puede soportar 

tanto? ¿Gemir tanto? ¿Llevar de la vida una carga 

tan pesada? Nadie, si no fuera por ese algo tras la muerte 

—ese país por descubrir, de cuyos confines 

ningún viajero retorna— que confunde la voluntad 

haciéndonos pacientes ante el infortunio 

antes que volar hacia un mal desconocido. 

La conciencia, así, hace a todos cobardes 

y, así, el natural color de la resolución 

se desvanece en tenues sombras del pensamiento; 

y así empresas de importancia, y de gran valía, 

llegan a torcer su rumbo al considerarse 

para nunca volver a merecer el nombre 

de la acción. 

WILLIAM SHAKESPEARE 

Hamlet, acto III, escena I 

Todos sabemos que la vida es un regalo de la naturaleza, pero se puede tornar peligroso cuando nuestra mente, en un alarde de valentía para comprender lo que le rodea, se hace miles de preguntas y cuestiona todo lo que ve. ¿Cabe en la cabeza el lugar donde vivimos? ¿Por qué hemos llegado hasta hoy? ¿Hay algo después? ¿Hay algo fuera de nuestro mundo? ¿Qué se supone que debemos hacer? ¿Y si toda nuestra evolución está manipulada? ¿Nuestra extinción está verdaderamente cerca como para preocuparnos de verdad? ¿Y qué es el cosmos, un gusano gordinflón capaz de engullir todas las estrellas —incluso la de oriente— para establecer el orden cósmico? 

Existen obras que te pueden exprimir el cerebro de tal forma que dejan a las neuronas en un vacío existencial y existen obras que te pueden aportar luz en el camino de la vida. Pero hay que tener claro una cosa: los libros que te dicen lo que pensar son, con toda seguridad, un método de manipulación; en cambio, los que te hacen dudar y que quedes varado en medio del sofá con la mente rota, vomitando hipótesis, preguntas y preocupaciones, son los que hacen que encuentres el camino por tus propios medios.  

J. Mordel es un autor que magnifica todas esas preguntas, la inquietud de una mente extraordinaria que busca la respuesta a algo difícil y nada ajeno a su persona. Temblor y otros cuentos perturbadores es un vómito de realidad, una filosofía a martillazos, un cañón apuntando a los sesos del lector mientras el olor a pólvora recorre el ambiente. 

Desde que lo empecé, me pareció increíble. No es un libro de terror al uso, sino algo mucho más complejo, con una estructura más compleja. Juega con tu mente como lo haría un ilusionista y hace que tengas que detener la lectura para asimilar, pensar, reflexionar. Todo esto con un vocabulario exquisito, vaya esto por delante. 

Hubo un momento en el que dije que había muchas cosas mal: párrafos, ideas, estructura general, técnicas utilizadas… Pero le pedí a Noelia que me ayudara, ya que sabía que me encontraba ante un texto raro. Necesitaba que otra mente viera lo que mis ojos estaban leyendo, porque todo era muy extraño. Mi rostro fruncía el ceño a menudo, anotaba cosas en un papel y pensaba en ellas. Y siempre llegaba a una conclusión: esto es muy bueno. Sí, querido lector, me hizo perder la cabeza durante su lectura, y creo que esa es la intención del autor. 

Es raro, lo recalco para esclarecer que ser raro no significa, ni mucho menos, malo: ¡amo lo diferente! Y eso es este libro de cuentos: diferente. No todo el mundo es apto para leerlo, solo las personas con la capacidad suficiente de enfrentarse a la nada y al todo en un mismo punto cardinal. Y, sobre todo, si lo que se busca es pasarlo bien y dejarse llevar por el cuento, mejor no coger este libro, porque puedes salir con daño colateral e ingreso en UCI. Si, por el contrario, pensar es el objetivo, ¡adelante!, esto es tuyo. Pero léelo despacio, poco a poco, cuento a cuento, con sus días y sus noches de descanso. Por muy ávido que seas, saldrás con rasguños. 

CONCLUSIÓN

Siempre hay cosas que se pueden mejorar, todo el mundo no nace siendo un maestro, pero creo que ahí está la virtud: el error es lo mejor que le puede pasar a alguien para encontrar joyas. Y este libro, querido lector, es una joya. 

J. Mordel es un escritor que debería tener ya a un editor de su lado. Puede que este manuscrito no sea para todo el público, pero lograría ganarse el corazón de muchos con el aprendizaje y la práctica. Tiene talento, se nota en su narrativa. 

Temblor y otros cuentos perturbadores es un libro que tendría en la biblioteca para leerlo un par de veces al año, para volver a tener los pies en la tierra y pensar en las cientos de cosas que hay ahí dentro, en su mundo a martillazos, en la bilis que nos ahoga y que pocos la ven; para ser consciente de lo que somos. 

A.D.,

Otro lector más. 

Curiosidad: ¿A quién pertenece la ilustración de la portada de Temblor?

La fantástica imagen que representa el libro proviene de Andreas Vesaluis. Fue el fundador de la Anatomía Humana Moderna en el siglo XVI, gracias a sus estudios innovadores en el campo de la medicina y las disecciones que practicaba abiertamente. Escribió un rompedor libro sobre anatomía humana con ilustraciones propias que encargó grabar en su obra. Entre ellas se encuentran cráneos abiertos donde se puede ver el cerebro humano, un músculo fascinante y complejo. Esta obra se titula: De humani corporis fabrica libri septem. 

Fuente: Universidad Complutense de Madrid
Fuente: Wikipedia

Tres preguntas al autor…

P.- ¿Quién es J. Mordel? 

R.- El demente y perturbado vástago de Nyarlathotep y una lasciva bruja de Zugarramurdi.

P.- ¿Por qué este libro tan raro? 

R.- Es un mero instrumento. Cada lector será consumido. Cada mente será succionada. 

P.- ¿Cuáles son tus objetivos en el mundo literario? 

R.- No hay futuro, no hay objetivos. Cuando sea el momento, mi padre, el Mensajero, vendrá acompañado desde los abismos cósmicos para destruir vuestro patético mundo.

Ahora en serio, aunque sea mucho más vulgar:

1. Un ser creado por el cosmos. Un ser vivo consciente de su existencia y de su indefectible muerte. Una mente atrapada en un cerebro dentro de un cuerpo.

Soy un navarro que vive en Madrid desde hace media vida. Tengo 35 años, soy licenciado en Ciencias Políticas y soy un apasionado de la literatura. Algunos de mis autores predilectos son: Lem, Bukowski, Lovecraft, Huxley, Saramago, Hesse…

2. Es una colección de cuentos. Ni más ni menos. Realmente no considero que sea un libro tan raro. O no debería serlo. Es literatura, la que cerebro construye. 

3. Poder vivir únicamente de la literatura, creo que eso ya sería un gran logro. Pero ahora mismo me conformaría con hacerme hueco y ser reconocido en este mundo tan saturado. Los objetivos de mi literatura son un tema aparte.

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