A veces descubres coincidencias que parecen disparatadas y dices: guau, si es que realmente todo estaba inventado. Te quiero contar la historia de cómo descubrí que Toy Story es la versión actualizada de los cuentos de Raggedy Ann, esa muñeca de trapo que será recordada para siempre por ser la muñeca diabólica Annabelle.
Como ya sabéis, el pódcast especial de San Valentín de 2024 fue sobre la famosa muñeca Raggedy Ann (más conocida popularmente por Annabelle). Para informarme acerca del origen de la muñeca, me puse a investigar y encontré una antigua película basada en los cuentos. Decidí verla, o al menos empezarla, y en la primera escena me quedé con la boca abierta. No podía creer lo que veían mis ojos. Para mí, que he nacido en los noventa y me crie con la película de Toy Story, era inconcebible que aquello fuera posible. Ay, cuánto daño hace la infancia.
La escena es algo tal que así: Una niña, llamada Marcella (curioso porque así se llamaba la hija fallecida del creador de la muñeca), sube las escaleras hasta el ático (también curioso, porque se dice que fue allí donde el autor encontró la muñeca de trapo de la que se basaría para su creación) y la deja en una pequeña mecedora. La niña le dice que le encomienda el cuidado de su cuarto de juegos. Cierra la puerta y la escena termina con un primer plano de la niña de trapo.
¿Te suena de algo?
Tras los créditos, Raggedy revive y comienza a hablar con el resto de juguetes, que al principio se veían esparcidos por la habitación. ¿Casualidad? No lo creo.
«No hay moros en la costa», una frase que se dice en ambas películas para asegurarse de que los niños se han ido.
En el comienzo de las dos películas se muestra “violencia” contra los juguetes. Una arrastrando la muñeca por las escaleras mientras se golpea la cabeza de trapo contra los escalones, y el otro golpeándolo, tirándolo al suelo, incluso dándole con las escaleras de su casa, lo que resulta muy parecido. Es una forma de sentir empatía por el juguete, el cual cobra vida más tarde.
Justo en los créditos, Toy Story repite paradójicamente la escena de la niña de Raggedy Ann subiendo las escaleras con el muñeco. En este caso, lo deja tirado en la cama y no en una mecedora, pero igualmente se despide de él y cierra la puerta. Después revive de igual forma que Raggedy. Sorprendentemente, en ambas películas, la niña y el niño, dueños de los juguetes, van a celebrar su fiesta de cumpleaños. ¡Boom! Las cosas que tiene la inspiración…
Cuando los muñecos reviven, se quejan del daño que han sufrido jugando. En el caso de Raggedy se le descosen los hilos y en el de Mister Potato tiene todas sus piezas revueltas y babeadas por la hermana pequeña.
Si te fijas, en ambas películas aparecen los típicos cubos de madera con números. Es algo que me llamó la atención, porque están igualmente tirados por el suelo. Era como ver la misma película quitándole un poco el polvo de los años. Los muñecos protagonistas hablan frente al resto de muñecos, y… detrás de Woody hay una estantería donde aparece el libro: Grimm’s Fairy Tales. Que dirás: «bueno y qué». Debes saber que ese libro fue ilustrado por el escritor John B. Gruelle, creador de Raggedy Ann, en 1914, justo un año antes de que saliera su exitosa creación. A veces los creadores tienen fetiches.
Tanto Ann como Woody son los únicos que salen fuera de la habitación junto a los niños y pueden ver el mundo. Los dos se sienten muy felices por ser los elegidos para jugar.
Lo cierto es que podían ser meras coincidencias o simplemente que los creadores de Toy Story cogieran una breve referencia, digamos que se podía quedar en una anécdota. Pero la cosa se vuelve más alarmante cuando Ann descubre que ha entrado otra muñeca a la casa: ¡que se la han regalado por su cumpleaños! Todos los muñecos, igual que en Toy Story, se preocupan porque no quieren más juguetes en su habitación.
En ambos casos, cuando están en plena discusión sobre la aparición del nuevo juguete, aparece el niño/a y tienen que huir corriendo a sus puestos. El niño/a entra y no se da cuenta de nada. La mamá de los chicos humanos siempre les ordena cosas en voz en off, sin que aparezca en pantalla. El nuevo muñeco se encuentra desubicado y quiere volver a su hogar.
El cuco, que aparece en la película antigua de Raggedy Ann, tiene una larga rueda de alambre circular que recuerda mucho al perro de Toy Story, pues además es necesario en algunas ocasiones. Dado su largo cuerpo es ideal para rescatar a un juguete.
Cada película tiene aventuras diferentes en el mundo exterior, pero la idea es la misma: el juguete nuevo cae por la ventana y el resto debe ir tras él para devolverlo a la habitación sano y salvo, ya que sino el niño/a se pondrá triste.
De hecho, el nombre de Toy Stories aparece en el título del libro de Raggedy Ann para referirse a otras historias de juguetes. Vamos que lo que parecía una historia sacada de una mente de un genio de la creatividad, se desinfla un poco hasta convertirlo en un buen montador de puzles moderno.
Al final, querido lector, todo proviene de la escritura. La famosa idea de Toy Story, que ha ganado millones de dólares y ha enamorado a parte de nuestra generación, proviene de un simple cuentecito. De un escritor al que se le ocurrió un día hacer una historia sobre una muñeca que cobra vida.

Muy interesante. Muchas gracias Noelia. ????
¡Muchas gracias, Ana!